Desde mañana y hasta fin de octubre, cuando termine de embarcarse la cosecha 2008 de soja, el Gobierno se prepara para atajar un aluvión de dólares. Son unos 16.100 millones en total, que entrarán al país a un ritmo promedio de 220 millones por día hábil. El Banco Central procurará comprar la mayor parte posible. Algunos expertos calculan que dentro de un mes volverá a mostrar un nivel de reservas en torno a los 50 mil millones de dólares, cerca del récord de fines de marzo cuando estalló la crisis con el campo por las retenciones y se generó una minicorrida bancaria.
Los economistas esperan que bajo el nuevo escenario financiero, la actividad y el consumo recuperen dinamismo. Y que retrocedan las tasas de interés, que se dispararon en los últimos meses.
El círculo virtuoso se dará a partir de que el Banco Central inyecte pesos a la economía con los dólares que les compre a los exportadores.
Lo que no cederá un ápice –coinciden– es la inflación, que adquirió una dinámica propia.
La lluvia de divisas promete ser cuantiosa. Según fuentes del mercado de granos, los productores de soja vendieron desde abril último un total de 28 millones de toneladas. De eso, 12 millones fueron compradas por los exportadores a granel y 16 millones por el complejo industrial harinero y aceitero. Son un puñado de grandes firmas –casi todas multinacionales– que controlan el comercio exterior argentino.
Desde que empezó a levantarse la cosecha, sin embargo, esas empresas embarcaron hacia el exterior el equivalente a 15,5 millones de toneladas, entre granos sin procesar, aceites, harinas y pellets, que se usan como forraje animal. Guardan otros 12,5 millones de toneladas en sus puertos y silos. A valores oficiales del viernes, ese tesoro granífero vale 6.700 millones de dólares.
Los productores rurales retienen otros 20 millones de toneladas de soja en sus propios silos y en los difundidos silos bolsa, esos rollos de plástico gigante que se ven en fila apoyados sobre casi todos los campos de la Pampa Húmeda. Restándole el consumo interno (menos del 5% de la cosecha), eso equivale a otros 10 mil millones de dólares que esperan su turno para entrar al país.
El girasol y el trigo no engrosarán demasiado la cuenta. La cosecha de girasol, cereal para el que también se bajaron sensiblemente las retenciones luego de 130 días de conflicto, totaliza unos 4,6 millones de toneladas. Pero los exportadores ya despacharon al extranjero casi cuatro millones. Las ventas de trigo están reguladas para no afectar el abastecimiento del mercado interno. Y la mayor parte se consume localmente.
En cualquier caso, los dólares de la soja alcanzan solitos para generar un excedente que mete fuerte presión a la baja del tipo de cambio. En el mercado minorista, desde abril, el billete se deslizó del pico de 3,23 pesos a la cotización actual de 3,05 para la venta. Ahora los operadores apuestan a que volverá a comprar a cuatro manos, para evitar que se desplome a raíz de un ingreso de divisas que quedó concentrado en menos semanas a causa del conflicto.
“De acá a un mes, el Central recupera todo lo que perdió con la corrida. Va a llegar fácil a los 50 mil millones de dólares”, arriesgó Miguel Bein, ex subsecretario de Programación Económica y uno de los analistas más consultados en la City. A su juicio, el piso que fijará Redrado será de tres pesos por dólar en el segmento mayorista. Hoy cotiza allí a 3,02 pesos.
El viernes, el Central ya compró 200 millones y el Banco Nación ayudó con otros 100. Mientras duró el conflicto, se dedicó a vender para que no subiera e incluso para que bajara y sufrieran los exportadores. Pero ahora atenderá las quejas de los industriales, que pierden mercado a manos de los importadores.
Los economistas esperan que bajo el nuevo escenario financiero, la actividad y el consumo recuperen dinamismo. Y que retrocedan las tasas de interés, que se dispararon en los últimos meses.
El círculo virtuoso se dará a partir de que el Banco Central inyecte pesos a la economía con los dólares que les compre a los exportadores.
Lo que no cederá un ápice –coinciden– es la inflación, que adquirió una dinámica propia.
La lluvia de divisas promete ser cuantiosa. Según fuentes del mercado de granos, los productores de soja vendieron desde abril último un total de 28 millones de toneladas. De eso, 12 millones fueron compradas por los exportadores a granel y 16 millones por el complejo industrial harinero y aceitero. Son un puñado de grandes firmas –casi todas multinacionales– que controlan el comercio exterior argentino.
Desde que empezó a levantarse la cosecha, sin embargo, esas empresas embarcaron hacia el exterior el equivalente a 15,5 millones de toneladas, entre granos sin procesar, aceites, harinas y pellets, que se usan como forraje animal. Guardan otros 12,5 millones de toneladas en sus puertos y silos. A valores oficiales del viernes, ese tesoro granífero vale 6.700 millones de dólares.
Los productores rurales retienen otros 20 millones de toneladas de soja en sus propios silos y en los difundidos silos bolsa, esos rollos de plástico gigante que se ven en fila apoyados sobre casi todos los campos de la Pampa Húmeda. Restándole el consumo interno (menos del 5% de la cosecha), eso equivale a otros 10 mil millones de dólares que esperan su turno para entrar al país.
El girasol y el trigo no engrosarán demasiado la cuenta. La cosecha de girasol, cereal para el que también se bajaron sensiblemente las retenciones luego de 130 días de conflicto, totaliza unos 4,6 millones de toneladas. Pero los exportadores ya despacharon al extranjero casi cuatro millones. Las ventas de trigo están reguladas para no afectar el abastecimiento del mercado interno. Y la mayor parte se consume localmente.
En cualquier caso, los dólares de la soja alcanzan solitos para generar un excedente que mete fuerte presión a la baja del tipo de cambio. En el mercado minorista, desde abril, el billete se deslizó del pico de 3,23 pesos a la cotización actual de 3,05 para la venta. Ahora los operadores apuestan a que volverá a comprar a cuatro manos, para evitar que se desplome a raíz de un ingreso de divisas que quedó concentrado en menos semanas a causa del conflicto.
“De acá a un mes, el Central recupera todo lo que perdió con la corrida. Va a llegar fácil a los 50 mil millones de dólares”, arriesgó Miguel Bein, ex subsecretario de Programación Económica y uno de los analistas más consultados en la City. A su juicio, el piso que fijará Redrado será de tres pesos por dólar en el segmento mayorista. Hoy cotiza allí a 3,02 pesos.
El viernes, el Central ya compró 200 millones y el Banco Nación ayudó con otros 100. Mientras duró el conflicto, se dedicó a vender para que no subiera e incluso para que bajara y sufrieran los exportadores. Pero ahora atenderá las quejas de los industriales, que pierden mercado a manos de los importadores.