UN CIERRE HÚMEDO
El trimestre de primavera tuvo un inicio muy duro. Viniendo de un invierno seco y con una primera parte muy frío, las expectativas sobre un pronto inicio de las lluvias del mes de septiembre eran elevadas. Las mismas lejos de satisfacerse, acentuaron el panorama deficitario a gran escala, con un cierre mensual donde la sequía avanzó en forma muy generalizada. La buena noticia durante septiembre, es que la inercia más templada de agosto redujo notablemente el despliegue de heladas. Como sea, el impacto negativo de la falta de precipitaciones en septiembre se hizo sentir en la floración del trigo de las provincias del centro y en las siembras tempranas de maíz.
El cambio comenzó a perfilarse, avanzando sobre la segunda década de octubre. Por entonces aparecieron las primeras masas de aire tropical con buena carga de humedad y esto produjo un vuelco en el comportamiento de las precipitaciones. Los frentes finalmente encontraban una atmosfera cargada de humedad y la respuesta en milimetrajes fue inmediata. Sin embargo se mantuvo un gradiente negativo desde las provincias del centro hacia BA, sobre todo al sur del Salado del centro para el sudeste de la provincia.
Las lluvias registradas en el trimestre de primavera, septiembre-noviembre, comparadas con los valores estadísticos (1973-2023), definen un despliegue dispar de anomalías.
Como podemos ver en el mapa, en el NEA y el NOA, pesaron mucho las lluvias tempranas que comenzaron a aparecer en octubre, incluso en Chaco, ya se habían dado algunas tormentas destacadas en septiembre. En la Mesopotamia se presenta un comportamiento más irregular, con deficiencias más sostenidas en el este de Formosa, norte de Corrientes y Misiones. Otra zona que quedo poco abastecida de precipitaciones es la que queda vecina al estuario del Río de la Plata, donde la recuperación alivio a los cultivos, pero no cumplió con la estadística meteorológica del trimestre. En cuanto a faltantes pluviales, posiblemente el norte de LP es la zona que ha tenido la peor primavera, incluso con algunas lluvias que llegaron con mejores milimetrajes a principios de noviembre el saldo es negativo para este sector.
Volviendo los desvíos positivos, son muy extendidos y en vastas zonas, algunas inconexas. Estos sobrantes se construyeron, como decíamos en la segunda parte de la primavera y en el centro sudeste bonaerense directamente durante noviembre. Este sector productivo venía, antes de noviembre, de un semestre record en cuanto a faltantes pluviales. La estepa rionegrina ha tenido una muy buena primavera, lo cual deja un mejor nivel de pasturas en la zona. Por otra parte, la Patagonia, mas seca que lo normal en la estepa central y el extremo sur y con buenas lluvias y nevadas en el noroeste, con nevadas que se prolongaron hasta el mes de noviembre.
Este patrón de anomalías está lejos de responder a un forzante de escala planetaria. La dispersión es típica de la volatilidad de la circulación de la escala regional. Cuando se instala un fenómeno ENSO de cualquier signo, al cabo de un trimestre, se reconocen anomalías positivas o negativas más homogéneas en una escala mucho más extendida.
Este patrón permite concluir, que no ha habido ninguna influencia del evento La Niña. Por otra parte, es posible que a lo largo del próximo trimestre veamos cambios en la distribución de los máximos y mínimos pluviales y en consecuencia, las respectivas anomalías. Un ejemplo sencillo es lo que ha sucedido en este comienzo de noviembre en Misiones, donde ya se han completado los valores normales del mes.
En la zona núcleo por otra parte, ya con la primera quincena de diciembre cerrada, han habido recuperaciones favorables en el noreste bonaerense y el sudeste de SF, quedando aún muy cortas las lluvias en el norte de LP, donde igualmente se han presentado algunas precipitaciones. Las tormentas asociadas a este último pasaje frontal se han caracterizado por una fuerte disparidad en los milimetrajes. Las reservas con que se ingresa al verano son, a gran escala, favorables para la floración del maíz temprano y para la continuidad de las siembras de segunda.