Un día oscuro, el de este jueves.

Pero, uno diría, que no es para desesperar. Resulta lógico que después de una seguidilla de subas, haya una jornada de toma de ganancias, en Chicago.

La ofensiva vendedora de los fondos de inversión, luego de tres días positivos, más la presión ejercida por el ingreso del grano nuevo al circuito comercial llevaron a la reducción del precio durante este jueves.

Cuando hablamos de no desesperar, lo hacemos porque siguen en pie los fundamentos para que la soja vuelva a mejorar.

Veamos.

La gran posibilidad de que las precipitaciones derivadas del huracán Helene disminuyan el ritmo de la cosecha en el sur de EE.UU. continúa como sombra sobre los operadores comerciales.

Los pronósticos hablan de fuertes lluvias para Estados como los de Indiana, Ohio, Kentucky, Tennesse y en, general, para el sureste del país.

El mapa es elocuente:

Esto no es todo.

En el centro-oeste de Brasil, primer productor mundial, existen serios problemas de húmedas. La siembra se hace difícil con los suelos sin la adecuada humedad.

Si no llueve en los próximos días la campaña de siembra corre serios riesgos de fallar.

Porque cualquier demora a partir de los primeros días de octubre implicaría considerables pérdidas en el potencial.

Por el lado de la demanda, la situación no es del todo favorable pero tampoco para dar rienda suelta al pesimismo.

El reciente informe semanal sobre las exportaciones estadounidenses (13 al 19 de septiembre), publica ventas de soja 2024/2025 por 1.574.700 toneladas, dentro del rango previsto por los privados.

China sigue a la cabeza de los importadores con cerca de la mitad de este tonelaje. El aumento de la demanda de este país resulta de su política de acumular existencias en previsión de los acontecimientos geopolíticos que la ponen en alerta.

Finalmente, hay que recordar la firma posibilidad de que la tasa de interés en EE.UU. continúe en baja.

A no desesperar…