En su último informe, el organismo cambia radicalmente sus guarismos, pasando de mostrar una contracción de las importaciones de China a posicionarse en un crecimiento anual que lo lleva a una cifra récord de compras de 3,9 millones de toneladas de carne vacuna, unas 450.000 más que las previstas en su estimación de abril. En la comparación interanual, la demanda del gigante asiático pasaría de caer 127.000 toneladas anuales a crecer -según esta última proyección- 323.000 toneladas este año.
Recordemos que tres meses atrás el USDA reflejaba un escenario muy diferente, con desaceleración en la demanda de carne vacuna que lo llevaba a retrotraer los volúmenes importados por debajo de lo registrado en 2022 y 2023. Este escenario se basaba en parte a la abundante oferta de carne que acumulaba internamente, pero también en la necesidad de los consumidores locales de buscar proteínas más baratas.
De este modo, aunque la participación de China en las importaciones mundiales había aumentado rápidamente de 2018 a 2022, el USDA pronosticaba por segundo año un estancamiento y posterior caída en su participación, visión que revierte en este último informe al retomar la senda de crecimiento que lo llevaría a concentrar cerca del 36% del comercio mundial.
Otro de los grandes cambios que plantea este año y que en este último informe se sigue confirmando es el crecimiento en la demanda externa de carne vacuna por parte de Estados Unidos. En este caso, el aumento viene dado por una sólida demanda interna en medio de un proceso de contracción de su rebaño ganadero que lo lleva a reducir su producción local hasta el nivel más bajo desde 2018, aumentando en consecuencia su demanda externa a casi 1,9 millones de toneladas, más de un 20% en los últimos 2 a 3 años.
En suma, el crecimiento de las compras externas por parte de estos dos países -China y EE. UU-, generan un incremento en demanda mundial de más de 500.000 toneladas anuales, alcanzando en ambos casos cifras récord de 3,9 y 1,9 millones de toneladas, respectivamente.
Por el lado de la oferta, tanto Brasil como Australia, Argentina y Nueva Zelanda -los cinco principales exportadores mundiales junto a EE. UU-, también se perfilan para alcanzar cifras récord en este 2024.
En el caso de Brasil, el USDA prevé que sus exportaciones alcancen este año los 3,3 millones de toneladas –370.000 más que lo estimado en abril-, fortaleciendo así su posicionamiento como principal proveedor mundial de carne vacuna con un aporte del 25,5% del comercio mundial.
Por su parte, para Australia, ya nuevamente afianzado como el segundo mayor proveedor, prevé para este año exportaciones por 1,79 millones de toneladas, unas 85.000 más que las estimadas en abril, pero 230.000 por sobre lo exportado el año previo, alcanzando un 14% del comercio mundial.
Asimismo, para nuestro país, aun con una menor producción proyectada para este año, el USDA muestra una ligera corrección en las exportaciones anuales, sosteniendo un crecimiento casi un 8% anual (a 950.000 toneladas) a expensas de una caída en el consumo local.
En tanto que, para nueva Zelanda, al igual que para el resto de los países -salvo Argentina-, el aumento de sus exportaciones se encuentra sustentado con un crecimiento de su saldo exportable por mayor producción local.
En suma, analizado por región, vemos que mientras para Oceanía (Australia y Nueva Zelanda) este crecimiento le permite recuperar lentamente su participación en el mercado mundial, para los países de la región (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) significa aumentar su presencia en el mercado mundial, posicionándose como la principal región proveedora de carne vacuna, llegando a abastecer el 40% de las exportaciones globales.
Esto explica la fuerte competencia que se ha estado registrando en los países de la región a causa de la abundante oferta que han estado volcando al mercado en los últimos años.
Es esperable que -en adelante-, esta tendencia también comience a revertirse al converger prácticamente todos estos orígenes en una fase de mayor retención de animales y paulatina reconstrucción de sus stocks, luego de la fuerte extracción de hacienda que se ha estado registrando en especial, durante el último ciclo.
En el caso de nuestro país, luego de un año de fuerte liquidación a causa de la sequía, la faena ya ha comenzado a bajar. Los datos del primer semestre confirman una reducción del 10% interanual en el sacrificio de animales mientras que, de no mediar limitantes severas desde el punto de vista climático, esta tendencia a la menor faena debería continuar durante la segunda mitad del año, consolidando más firmemente esta fase de reconstrucción durante gran parte del 2025.
Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario