A lo largo de lo que va del mes de mayo, las lluvias han sido realmente pobres a gran escala, sobre todo en la región pampeana, el NEA y el NOA. La única zona que mantuvo la sobreoferta de agua de los meses previos fue la que conforman el norte entrerriano, norte de Corrientes y Misiones. Dado que venimos cerrando el mes de mayo, hacemos el resumen pluvial del trimestre mostrando el mapa de anomalías de las lluvias del período marzo-mayo. La comparación de los registros actuales se hace teniendo en cuenta la estadística de los años 1973-2023.
A lo largo del último trimestre, la única zona que no presento variantes significativas en la oferta de agua fue la Mesopotamia. Si bien el resultado del acumulado pluvial de este periodo muestra una anomalía positiva bastante más extendida, hubo zonas que entraron y salieron de esta condición a lo largo del otoño. El mes más homogéneo, donde la oferta de agua fue continua y abarcativa fue abril. Debido a esta corrección del segundo mes del otoño, los perfiles lograron una fuerte corrección sobre zonas que van a la fina en CB y también zonas del sudoeste bonaerense. Ya hemos analizado que estas correcciones se cobraron tiempo valioso y en muchos casos perdidas en el avance de cosecha, pero son los típicos desequilibrios de las transiciones estacionales más fuertes, sobre todo cuando el forzante climático de gran escala que manda es El Niño.
Si tenemos en cuenta todo el trimestre, se destacan zonas del NEA donde la oferta de agua ha sido apenas normal o incluso ha quedado por debajo de los valores normales. En el sur de la región pampeana, la falta de agua de marzo y mayo, consolidan totales que para la zona y el periodo completo son pobres. Es decir hubo una recuperación interesante en abril, recargas que en suelos livianos son muy apreciadas, pero habrá que hacer trabajos de conservación de humedad en estas zonas ya que estamos ingresando en el periodo frío, el cual es acompañado por una merma significativa en la oferta de agua. También hay zonas del centro oeste de SF, que tuvieron salteos en marzo y que en mayo se acoplaron a la escasez generalizada. Esta es una zona que pueden tener una exigencia más marcada para transitar el invierno, dado que no parecen ser totales pluviales que puedan reflejarse en un buen nivel de reserva. Zonas que han quedado exigidas en el este no hay demasiadas. Es posible que algunos sectores del sudeste bonaerense estén más apretados, pero son áreas donde el ambiente húmedo del invierno y el potencial de inestabilidad y chaparrones del trimestre frio es más alto, es decir, pueden darse recargas superficiales.
En resumen, si bien durante mayo la oferta de agua se restringió al centro norte de la Mesopotamia, la anomalía positiva dominante en la franja este está muy en línea para lo esperado con el comportamiento asociado al fenómeno de El Niño, dentro de esta coyuntura resaltan algunas áreas que han quedado particularmente más secas, como por ejemplo el noreste de SF y también zonas de Chaco.
Por lo que estamos viendo en los pronósticos de mediano plazo, la retracción de las precipitaciones en la primera parte del mes de junio se irá consolidando. Es decir, ingresamos en un periodo donde será improbable ver excesos pluviales como los que ha dejado el otoño Esto es debido, por un lado, al natural comportamiento climático y se fortalece si tenemos en cuenta que el proceso de neutralización del fenómeno de El Niño se está volviendo más eficiente.
En definitiva, más allá de los problemas que hubo a cosecha a mediados del otoño, la situación tiene una lectura favorable para la implantación de la fina. Dicho esto, hay que trabajar para mantener la humedad y tratar de tener márgenes apropiados de reservas para el inicio de la primavera. Posiblemente la segunda parte de junio se vuelva más húmeda, pero en general también comenzará a mostrarse la preferencia de las mismas a recostarse sobre el este.