Con una visión futurista, Mario Hirsch introdujo hace más de 45 años la genética Brangus en el país para que se adaptara a las difíciles condiciones de su campo en el norte argentino. Hoy esta raza no solo es la segunda más importante, después del Angus, sino que además su cabaña Corral de Guardia es el establecimiento criador vigente más antiguo de la Asociación Argentina de Brangus. “Su idea fue tener algo similar al Angus que criaba en sus campos del sur, pero en el norte argentino donde la zona era más complicada para producir. Así se encontró con el Brangus en Estados Unidos desde donde importó las primeras madres y materiales genéticos” cuenta su portavoz Gastón García, veterinario y Asesor Genético de Bellamar Estancias, nombre bajo el cual opera la empresa familiar que ya cuenta con su cuarta generación.
Pureza de Brangus
La persistencia en el tiempo, así como el prestigio cosechado por Corral de Guardia, se deben a que desde sus inicios se destacó por trabajar con Brangus 3/8, es decir animales que tienen un porcentaje de sangre Brahman y un gran porcentaje de sangre Angus.
A partir de las primeras 25 vacas y un toro importados desde Estados Unidos, desarrollaron un núcleo genético que a lo largo de los años se fue agrandando. “Nunca se hizo cruzamientos de las razas madres”, aclara García y explica que, de esta forma, “con la genética Angus se mantienen las características carniceras, el biotipo, la calidad de la carne y habilidad materna, mientras que un porcentaje menor de raza Braman le aporta la rusticidad y adaptación al medio”.
Toda la producción de estos animales de pedigree se realizan en los dos establecimientos que tiene Corral de Guardia: uno en Villa Valeria, Córdoba, donde mantienen 3 mil vacas madres y un importante plantel de donantes, desde el cual se preparan todos los reproductores que salen a la venta. Y el otro se ubica en la localidad de Joaquín V. González, en la provincia de Salta, con otras 3 mil vacas madres. Allí los reproductores que se producen se venden en remates exclusivos de la cabaña y algunos son usados en sus rodeos comerciales. El mercado nacional es el más importante para estos criadores que venden anualmente alrededor de 650 toros Brangus y 800 hembras, además de unas 70 mil dosis de semen.
El 98% de los reproductores los crían y recrían de una manera convencional. “Toda nuestra genética está pensada para producir a pasto”, dice el encargado de su cuidado. Así, la recría que realizan en Córdoba se alimenta a base de alfalfa y de verdeo de invierno; en el caso de los reproductores para la venta, los últimos 100 días se hacen en corrales de terminación con una ración a base de silo de maíz. A su vez en Salta la recría es 100% a base de gattón panic todo el año.
Por su puesto que también destinan a algunos ejemplares para la participación en exposiciones, principalmente La Rural de Buenos Aires y la Nacional de Brangus. Este grupo selecto, que es alimentado con fardos de alfalfa, agua a discreción y raciones de alimentos más pequeñas, les ha dado más de 20 grandes campeones, reservados, y tercer mejor animal tanto en machos y hembras.
Genética de vanguardia
Con el objetivo de estar a la vanguardia de la tecnología ganadera para poder avanzar cada vez más rápido en la selección bovina, desde hace unos años la empresa sumó una nueva unidad de negocios que es el Centro Genético Corral de Guardia, donde comercializan semen y embriones a nivel nacional y en países de toda la región, como Paraguay, Brasil, Bolivia, Uruguay y Colombia. “La cabaña no solo reproduce y vende reproductores Brangus sino que también tiene un gran rodeo comercial para producir terneros y carne que es nuestro banco de prueba para testear las líneas genéticas y poder sacarlas al mercado ya probadas. Por eso, cuando vendemos un reproductor que decimos que tiene facilidad de parto, es porque lo hemos probado masivamente en nuestro rodeo”, afirma el asesor genético quien, entre otras cosas, se encarga de realizar los cruzamientos, planificar los lineamientos de selección, clasificar rodeos y asignar servicios.
Acompañando el avance que la genética viene desarrollando en los últimos 20 años en cuanto a producción, cantidad y calidad de carne, estos criadores también pasaron por diferentes etapas que les permitieron implementar la mejor tecnología para cada momento. Así, utilizaron la inseminación artificial y la transferencia embrionaria, hasta llegar a la fertilización in vitro, técnica genética en la cual fueron pioneros junto con la Asociación Argentina de Brangus. “Antes se esperaba que una buena vaca diera una cría por año, con la transferencia embrionaria se pudo llegar a dar entre 4 a 5 terneros por año, pero hoy con la fertilización in vitro podemos aspirar a producir embriones de una vaca cada 25 a 30 días. Si hacemos 10 aspiraciones al año y es una buena donante, tenemos aproximadamente 80 o 90 embriones. Si decimos que preñamos el 40 / 50%, tenemos unos 35 o 40 terneros por año”, indica García.
Con la idea de ir siempre un paso más adelante, actualmente también se encuentran trabajando en genómica. “Son pruebas genéticas que permiten predecir con mayor exactitud la producción que puede tener cada animal. Esto acorta mucho los pasos y permite que se realicen en firme”, explica el profesional convencido de que el camino es hacia la reproducción personalizada.
Sumado a ello, hace unos años incorporaron en el establecimiento de Córdoba un centro de testeaje para realizar evaluaciones de prueba de eficiencia de conversión que les permite identificar, mediante mediciones y fórmulas estadísticas, a los animales que consumen menos alimentos y producen más kilos. “Seleccionar este tipo de animales que fenoticipa y estructuralmente son correctos, tienen buenas líneas maternas, bajo peso al nacer, son fértiles y además son eficientes al momento de transformar el alimento en carne, es una gran herramienta y el futuro hacia el cual nos estamos inclinando, ya que uno de los costos más importantes que tiene la ganadería en todo el mundo es la alimentación”, destaca el genetista.
Ser los más antiguos, una presión positiva
Sin dudas ser los criadores vigentes de Brangus más antiguos del país es para la familia de Corral de Guardia una presión pero, como dice su asesor genético, “una presión buena” que los motiva a seguir innovando y mantenerse a la vanguardia con la responsabilidad de desarrollar reproductores que mejoren la raza. Su característica principal, asegura, es “trabajar con líneas genéticas que sean muy bondadosas a la hora de producir y no perder el foco en la producción”.
En ese sentido, se consideran en primer término productores, luego criadores y en tercer lugar cabañeros y vendedores de genética. “Creo que el éxito de corral de guardia es que tenga una mirada muy productiva. Los primeros clientes de lo que producimos somos nosotros mismos, entonces todo lo que vendemos está probado y pensado para producir de manera más eficiente en sistemas pastoriles que es como nosotros mismos producimos”, afirma el veterinario, resaltando la calidad de la genética que venden.
Por Paola Papaleo
Fuente; Expoagro