El BLV es un retrovirus del género Deltaretrovirus y es el agente causal de la leucosis bovina enzoótica, una enfermedad ampliamente diseminada en todo el mundo y que genera grandes pérdidas económicas. Aunque el huésped natural principal para BLV es el ganado bovino, otras especies como el búfalo de agua, el cebú, el yak y la alpaca también pueden infectarse naturalmente. Si bien la mayoría de los animales infectados son portadores asintomáticos del virus, hasta un 10 % de ellos desarrollan linfoma mortal.
Aunque existen varios reportes sobre la alta prevalencia de BLV en establecimientos lecheros de la Argentina, la información en rodeos de carne es limitada, reducida a unas pocas áreas del país y se encuentra desactualizada. Por esto, el Instituto de Virología e Innovaciones Tecnológicas (IVIT) del INTA realizó por primera vez en la Argentina un relevamiento sobre la seroprevalencia del BLV abarcando las principales zonas productivas.
“Desde 2007, trabajamos en la elaboración de una estrategia de profilaxis usando una cepa atenuada que fue desregulada para uso comercial en 2022 y con la cual avanzaremos para tener disponible una vacuna”, señaló Karina Trono -directora del IVIT del INTA-.
Para el estudio se tuvieron en cuenta los datos del último censo agropecuario nacional, realizado en 2021 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), que reportan que la Argentina tiene alrededor de 130.800 establecimientos de carne. Más de la mitad de los rodeos bovinos se concentran en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y La Pampa.
Para Vanesa Ruiz, investigadora del Conicet a cargo del estudio y quien trabaja en el laboratorio de Virus Adventicios del IVIT, “los resultados del trabajo merecen especial atención ya que la infección por BLV en ganado de carne parece conducir a un patrón de diseminación similar al observado durante las últimas décadas en el ganado lechero”. Y agregó: “El estudio reveló que la seroprevalencia de BLV en rodeos de carne de Argentina ha aumentado durante los últimos años”.
El trabajo incluyó establecimientos de trece provincias de Argentina. Se recogieron un total de 5827 muestras de suero bovino de 76 planteles y se analizaron mediante un ensayo de inmunoadsorción ligado a enzimas (ELISA) desarrollado internamente por el Laboratorio de Virus Adventicios del IVIT. La información sobre el manejo de los rodeos se recogió a través de un cuestionario y se realizaron análisis univariados y multivariados para detectar factores de riesgo asociados con la infección por BLV. Las muestras de suero fueron donadas por diferentes Estaciones Experimentales Agropecuarias del INTA y por laboratorios pertenecientes a la Red Nacional de Laboratorios del SENASA.
La transmisión horizontal a través del contacto directo e indirecto con fluidos biológicos es el principal medio de propagación de la infección. Los procedimientos iatrogénicos como la extracción de sangre, la vacunación, la castración, el descorne, la palpación rectal, el tatuaje y la inseminación han sido identificados como las principales vías de transmisión. “Los animales con altos niveles de carga proviral representan un mayor riesgo de transmisión”, señaló Ruiz.
El BLV también puede transmitirse verticalmente, a través de la infección perinatal (intrauterina o durante el parto) y la infección postnatal (a través del consumo de calostro o leche infectados.
En este trabajo, se realizó en la Argentina un estudio observacional transversal con el objetivo de estimar la seroprevalencia del BLV en rodeos de carne, hallándose los siguientes resultados: de los 76 establecimientos analizados, 54 tenían al menos un animal seropositivo para BLV, lo que resultó en una seroprevalencia a nivel de establecimiento del 71,05 %, lo que representa al menos un aumento de siete veces con respecto a lo reportado anteriormente para el ganado de carne en Argentina. Asimismo, 11 de las 13 provincias evaluadas tenían más del 50 % de los establecimientos infectados con BLV.
En este sentido, Ruiz explicó que “este es un problema real porque cuando un rodeo se vuelve positivo para BLV, la prevalencia a nivel animal probablemente aumentará a un ritmo rápido. Como los animales infectados por BLV, continua la investigadora, son principalmente asintomáticos y los síntomas clínicos pueden desarrollarse en un largo período de tiempo, cuando la enfermedad se detecta por primera vez en un establecimiento, la prevalencia ya es alta”.
Por otro lado, a nivel animal, 413 de los 5827 animales analizados fueron positivos al BLV, lo que representa una seroprevalencia media del 7,23 % (mediana: 2,69 %). “Nuestros resultados indican que la seroprevalencia de BLV se ha extendido en los rodeos de carne argentinos”, afirma Ruiz.
Además, los resultados actuales también mostraron que la seroprevalencia de BLV en vacas fue mayor que en vaquillas. Se ha informado previamente una mayor prevalencia de BLV en animales de más edad, que puede resultar de la naturaleza crónica de la enfermedad y un período más prolongado de exposición a factores de riesgo asociados con la transmisión de la infección, tanto en rodeos lecheros como en los de carne. El análisis multivariado identificó tres factores de riesgo asociados con la seroprevalencia del BLV a nivel animal: la estrategia de reemplazo de animales, el método de reproducción de las vacas y la edad de destete.
“Estos resultados merecen especial atención ya que la infección por BLV en ganado de carne parece conducir a un patrón de diseminación similar al observado durante las últimas décadas en el ganado lechero, especialmente considerando que Argentina es el sexto productor de carne bovina en el mundo, con cerca del 5 % de la producción mundial de carne bovina”, aseguró la investigadora.
El trabajo fue publicado en Research in Veterinary Science