En aquellos meses, el precio oficial de la divisa había pasado de $/u$s 9.64 en noviembre de 2015 ($/u$s 198 a precios de julio de 2023) a $/u$s 15 en febrero de 2016 ($/u$s 272 a precios de julio de 2023)

Tanto la experiencia internacional como la de nuestro país indica que los tipos de cambios múltiples (controles y brechas cambiarias) siempre generan corrupción y distorsiones en los flujos comerciales, lo que afecta negativamente la oferta neta de divisas en el mercado oficial de cambios. En el mundo en general y en Argentina en particular, altas brechas cambiarias han derivado en sobre-facturación de importaciones y sub-facturación de exportaciones, explicando en parte la escasez de divisas en el mercado oficial de cambios
Por lo tanto, si bien la perdida de reservas del Banco Central podría ser explicada en gran parte por atraso cambiario, también influyen las anomalías del propio régimen cambiario, sobre todo cuando la brecha tiende a instalarse en torno al 100 %

El TCR de equilibrio (estimado) claramente no es constante a través de los años. Por lo tanto, utilizar el promedio histórico para determinar el grado de atraso del TCR respecto de sus valores de equilibrio no resulta adecuado. A partir de niveles muy cercanos al equilibrio en 2007, el TCR en los años siguientes se fue atrasando a pesar de la caída del TCR de equilibrio
Dada la evolución del tipo de cambio y los datos actuales (aún no completos) de las principales variables, es posible concluir que el segundo semestre del 2023 podría haber comenzado con un desequilibrio del TCR mayor que el estimado para 2022. La pregunta es qué podría suceder con el TCR de equilibrio durante 2024, ya que el mercado espera una corrección del atraso cambiario a través de la dinámica esperada del tipo de cambio oficial y de la tasa de inflación

Analizando los precios del dólar futuro (Rofex) y las estimaciones de inflación de la última publicación del REM (junio 2023 - BCRA), es posible inferir que el mercado está anticipando tanto una mejora importante del TCR como algún plan de estabilización para el 2024. De acuerdo a esta información, entre julio y diciembre del 2023, el TCR podría mejorar un 28% y durante todo el 2024, subir un 12% adicional. Respecto de la inflación, la última publicación del REM mostró inflaciones mensuales esperadas muy similares a las actuales hasta fin de 2023. No obstante, para 2024 dicha encuesta exhibe una marcada diferencia entre las inflaciones esperadas de la primera y segunda parte del año: 67% de inflación entre diciembre 2023 y junio 2024 y 23% entre junio y diciembre 2024

Por Gustavo Reyes

La inversión pública recuperó el nivel del 2018, pero con una mayor ponderación de proyectos nacionales en relación a los provinciales

El consolidado de la inversión pública en el país, para el 2022, se desagrega del siguiente modo: un 54% fue ejecutado por provincias, 34% por municipios y 12% por Nación. En cambio, si se considera quién financia obras y equipos, se tiene que el 61% de los proyectos ejecutados fue sostenido por fondos de origen nacional y 39% por provincias (sin datos para el financiamiento propio de municipios)

La mayor tasa de inversión pública de la última década se registró en los años 2014, 2015 y 2017 (3,1% del PIB); el mínimo en 2020 (1,8%), mientras que para 2022 ese guarismo fue de 2,6% del PIB. Al interior de esos datos se tiene una evolución del Sector Público Nacional (SPN) desde 1,1% del PIB en 2015 a 0,5% en 2020 y luego 0,9% en 2022. Considerando también las transferencias de capital a provincias (para obras que se ejecutan en esas jurisdicciones y en municipios), la tasa de inversión pasa a 2,5% del PBI en el año 2015; 1,0% del PIB en 2019 y 2020 y 1,6% en 2022. Por supuesto, se trata de una medición monetaria, que puede reconocer distintos grados de eficacia en términos de kilómetros de rutas y m2 de construcción, así como en la selección de los proyectos y su transparencia, claves para determinar su rentabilidad económica y social

En el primer semestre de 2023, la inversión pública nacional subió un 17% interanual en valores constantes y las transferencias de capital lo hicieron nacionales un 39,3% interanual. El consolidado de ambas variables registró un incremento de 25,8% interanual en el primer semestre, siempre en valores constantes

Como proporción del Producto Bruto Geográfico (PBG) de cada provincia se tiene que los mayores niveles de inversión pública se encuentran en Formosa (16% del PBG), Santiago del Estero (10,2%) y San Luis (8,5%). Las provincias con menor inversión pública en 2022 son Buenos Aires y Santa Cruz, ambas con un 0,8% del PBG. Entre las provincias más pobladas, la mayor inversión se realiza en Córdoba (2,1%), seguida por Mendoza (1,3%) y Santa Fe (1,2%). En CABA, resulta 1% del PIB.

Las provincias financiaron su gasto de capital con ahorro corriente en un 75% del total, un 15% con transferencias de capital discrecionales desde Nación, un 5% con Disminución de su Inversión Financiera, un 4% con endeudamiento y el restante 1% con recursos propios de capital. Al existir escaso acceso al crédito, el año pasado el mecanismo del endeudamiento para incrementar el gasto en capital fue apenas marginal

Existen casos como Chubut, Jujuy y Córdoba, que financiaron más de un 90% de su gasto de capital con ahorro corriente, y solo unas pocas provincias recurrieron al endeudamiento para financiar su gasto de capital (32% del total en Río Negro, 20% en Buenos Aires, 15 en La Pampa y 13% en Tierra del Fuego)

Como consecuencia de los altos niveles de ahorro corriente observados en 2022, 17 de las 24 jurisdicciones exhibieron un "excedente" luego de pagar gastos corrientes y de capital, que les permitió reducir su nivel de endeudamiento. Medido en términos de los ingresos corrientes, el mayor nivel de excedente para pagar deuda lo obtuvo CABA (10,6%), seguida de Córdoba (10%) y Santa Fe (8,5%). En general, se trata de provincias en las que los servicios de deuda tienen significación en sus presupuestos, pero las condiciones del país impiden las refinanciaciones al vencimiento, lo que restringe su capacidad de invertir.

Por Marcelo Capello y Valentina Gallardo

Fuente: Fundación Mediterránea