Antes de comentar sobre la situación global que afecta los valores internacionales, vale la pena poner unas breves líneas sobre la locura originada por las políticas agrícolas.
El arrebatado desorden en los mercados granarios, generados por la desesperación gubernamental por hacerse de divisas, ya es mayúsculo.
Los programas con el dólar soja, con un tipo de cambio más alto que el vigente en el mercado, ha llevado a una súper liquidación. Ergo, hoy por hoy, no se encuentra suficiente cantidad de soja para el abastecimiento interno.
En consecuencia, esta falta de mercadería para producir alimentos para los consumos va ir provocando mayores subas de precios en la carne, la leche, el huevo y otros productos ligados a la alimentación humana.
Acá no termina en desguisado.
Por si ello no fuera poco, este lunes, mediante la Resolución 1631/2023, el Gobierno procedió a prorrogar nuevamente por 240 días corridos a las DJVE de maíz con vencimiento del embarque y/o de la prórroga automática para el período que va del 24 de julio al 30 de septiembre de 2023.
Si vamos al mercado internacional, tanto para la soja como para el maíz, los precios del viernes y de este lunes, se deslizaron en pronunciado caída.
La jornada del lunes, en Chicago, mostró una baja más acentuada todavía.
La soja cayó casi USD23.- y el maíz apenas algo menos de USD 7.- por tonelada. Una jornada terrible.
La explicación de estas bajas se encontraría en las mejoras condiciones ambientales para los principales Estados del país del norte.
Una mirada rápida a los últimos pronósticos, para los próximos 6 a 14 días, dan cuenta de una chance de lluvias por encima de las marcas normales, con temperaturas inferiores a los niveles usuales para esta altura del año, en el Cinturón maicero-sojero.
Las predicciones que auguran más humedad y menores temperaturas han modificado el cuadro de escepticismo sobre la producción estadounidense. A ello, se agregan las recientes lluvias registradas sobre el centro y el norte de las Grandes Planicies, que avanzan sobre el sur de Iowa y sobre Missouri.
Tales pronósticos habrían empujado a los especuladores a desprenderse de contratos y quitarle al mercado prima de riesgo climático.
Sin embargo, desde esta columna nos permitimos dudar, al menos, de este optimismo productivo.
La información oficial sobre el clima en este país podría no ser tan propicia como se dice.
Observemos el gráfico…
Posibilidad de lluvias hasta el 3 de agosto inclusive
Gran parte de la región agrícola por excelencia está afuera. Para seguir de cerca…. ¿no?
Si dejamos de lado el clima, hay dos elementos que presionan a la baja. Veamos.
Afortunadamente, las perspectivas de mejoras en la zona del Mar Negro son alentadoras pues, hasta el momento, no hubo nuevos ataques rusos sobre la infraestructura portuaria de Ucrania.
Además, la próxima comunicación a realizarse en breve, entre el presidente de Turquía y el mandatario de Rusia, abre una esperanza respecto al retorno de Rusia al acuerdo de granos.
El otro factor depresivo es el de la cosecha brasileña, aunque la fortaleza del real frente al dólar no es favorable para las exportaciones de Brasil.
El avance de la trilla, tanto para maíz como para soja, y su ingreso al circuito comercial junto a las mayores ventas de la producción maicera de la Argentina, a raíz del nuevo régimen de cambios, siguen afectando el mercado.
De no creer… Curiosamente, el actual régimen cambiario contribuye a presionar el precio internacional del maíz a la baja. Paradojas del intervencionismo desesperado (y desesperante).
En tanto la consultora AgRural relevó el progreso de la segunda cosecha de maíz sobre el 55% de la superficie, frente al 47% de la semana anterior y al 73% de igual momento del año pasado.