Las legumbres son frutos comestibles de las plantas pertenecientes a la familia de las leguminosas y proporcionan proteínas, fibra dietética, vitaminas, minerales, fitoquímicos y carbohidratos complejos, constituyendo un alimento clave para la seguridad alimentaria del mundo.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el consumo per cápita para 2020 era de 8kg/año, siendo Asia y Latinoamérica los mayores consumidores. A pesar de ello, según estudios de la Cámara de Legumbres de la República Argentina (CLERA), el consumo en Argentina para el mismo año era de 800 grs. per cápita.
Como se mencionó en ésta nota, las economías regionales presentan un gran arraigo territorial y revisten gran importancia en las economías y sociedades locales. En el caso de las legumbres, su producción se concentra en el centro y noroeste del país, partiendo de la provincia de Buenos Aires y terminando en Jujuy, en un “callejón” que contempla las provincias de San Luis, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco y Salta.
Además de esta distribución territorial, hay una marcada diferencia entre la distribución de los cultivos. Por un lado, encontramos la producción de arvejas y lentejas, concentradas en la zona sur, principalmente en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y, en menor medida, Córdoba; mientras que por otro, encontramos que la producción de porotos y garbanzos se concentra en el resto de las provincias, aumentando la participación de los porotos a medida que nos movemos hacia el norte.
En términos productivos se puede observar una tendencia creciente, tanto en la superficie sembrada como en la producción total. En el primero de los casos se puede observar que para la campaña 2018/19 la superficie era de 674.669 hectáreas, mientras que para la 2021/22 era de 775.473, un crecimiento de 15%. A pesar de ello, en la campaña 2022/23 se da una retracción hasta 727.556 hectáreas, debido al impacto de la gran sequía acaecida. El ajuste se dio principalmente en la superficie de lentejas, con una caída del 42,8%, viéndose afectadas principalmente la provincia de Santa Fe, por su gran participación. Las caídas para arvejas y garbanzos fueron importantes, pero relativamente menores (19,4% y 14,1%, respectivamente), mientras que en porotos se puede observar un pequeño incremento de 0,6%.
En conjunción con la caída de superficie, los menores rendimientos debido a la sequía tuvieron como contrapartida una caída en la producción total de magnitudes relativas aún mayores. Se puede observar que para la campaña 2018/19 la producción era de 924.068 toneladas, mientras que para la 2021/22 era de 1.151.118, un crecimiento de 24,6%. A pesar de ello, en la campaña 2022/23 se da una retracción hasta 671.994 toneladas. El ajuste se dio principalmente en la cantidad de lentejas y arvejas, con caídas del 91,4% y 79,9%, viéndose afectadas principalmente las provincias productoras del sur. Las caídas para garbanzos y porotos fueron muy importantes, pero relativamente menores (35,4% y 20,6%, respectivamente).
Cabe destacar, además, la importante participación de la Región Centro en la producción total de legumbres. En conjunto, las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos explicaron de las últimas 5 campañas, en promedio, el 80% de la producción de lentejas, el 45% de la de garbanzo y el 30% de arvejas, mientras que su participación en la producción de porotos es marginal.
Con relación al comercio exterior, podemos observar que en los últimos 10 años el complejo aportó en promedio exportaciones por el valor de u$s 242 millones, registrando un salto importante en 2016, para alcanzar un máximo de u$s 352 millones en 2017 y luego descender para estabilizarse en torno a los u$s 250 millones. Si ponderamos estos ingresos por su peso neto, podemos obtener una estimación del precio implícito por tonelada de producto del complejo, que nos da como resultado un precio promedio de u$s 785/Tn.
Analizando la composición de las exportaciones por productos, se puede observar que la mayor participación se concentra en Porotos con aproximadamente el 60% de las exportaciones desde 2013 en adelante. Lo sigue en orden de prelación la exportación de Garbanzos, que alcanzó su máxima participación en 2017 para luego descender paulatinamente hasta ubicarse en torno al 20% del total, mientras que Arvejas se mantuvo relativamente constante en torno al 10%, con un incremento en el año 2022. La exportación de Lentejas, por su parte, ha sido en los últimos años, marginal.
En cuanto a las perspectivas del complejo, según la FAO la tendencia creciente del consumo de legumbres continuaría hasta 2030, esto está relacionado con la continua incorporación en la dieta diaria de platillos con legumbres debido a sus beneficios para la salud. Además, se prevé que el consumo en Asia pase de 7kg per cápita a 8kg per cápita de aquí a 2029, elevando el consumo promedio mundial de los 8kg actuales a 8,3kg por persona. Además, dentro del mercado interno, se podría pensar en una tendencia creciente en la incorporación de estos alimentos en la dieta diaria, lo que podría aumentar el consumo doméstico acortando la brecha que existe con el consumo promedio en el resto de Latinoamérica, incrementando la demanda, aunque al ser un cambio cultural depende de una multiplicidad de factores.
Por ello, a pesar de la fuerte sequía que golpeó la producción en la última campaña, podría esperarse gran dinamismo en el sector en los próximos años, retornando a niveles de producción elevados.
Por Francisco Rubies – Emilce Terré
Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario