Con una asistencia muy importante de público en el que estuvieron representados productores, profesionales, asesores y trabajadores vinculados a la cadena láctea se desarrolló un encuentro que estuvo positivamente marcado por el diálogo, el intercambio y la generación de ideas para que el sector encuentre indicios para lo que será su mediano plazo, colmado de desafíos.

Destacando el lugar geográfico y social que tiene la lechería en este lugar del continente, Norma Bessone, presidente de la Sociedad Rural de Rafaela, indicó que “con gran humildad y enorme orgullo, Rafaela es el corazón de la cuenca lechera”.

El segundo bloque del Simposio Internacional de Lechería ofreció valiosos testimonios sobre diferentes sistemas, manejos y modelos productivos conducidos por jóvenes.

Los jóvenes tienen la palabra

El comienzo estuvo a cargo del médico veterinario Germán Albrecht, del Tambo Asociativo Protambo y Tambo Familiar “Mi Sueño”, en San Jerónimo Norte (SF). Además de mostrar las características de los dos establecimientos, las alternativas de negocio y los planes de crecimiento de la empresa familiar y del emprendimiento que comparten seis socios. A pesar de los vaivenes de la actividad se animó a sugerir ante un auditorio completo, “disfruten el camino que es lo más importante y sobre todo sean respetuosos de la empresa para que no haya problemas en la familia por la actividad”.

Del tambo familiar “El Chiflón”, Julián Alberto de San Vicente (SF) fue mostrando la evolución del establecimiento, la progresiva incorporación de tecnología y la proyección de una mayor dotación de novedades en las instalaciones. Hablando sobre la importancia de confiar y formar al personal coincidió en que “hay que disfrutar del proceso que implica el desafío de cada día. No me imagino a la lechería sin la aplicación de tecnología, en mayor o menor medida. Es muy importante el factor del personal, pero contando con la ayuda de no depender tanto de los trabajos manuales, de la manera tradicional, sino con mayor soporte en la tecnología de proceso”.

Por el Tambo Comercial “La Otilia”, Joaquín Alquati (en la foto de portada dirigiéndose al público), que tiene una unidad productiva con gran inversión en campo alquilado en Susana, en cercanías de Rafaela y con innovaciones tales como dos biodigestores para la generación de energía eléctrica y fue el primer tambo del país certificado por Aprocal en bienestar animal, habló de la importancia del trabajo coordinado dentro del establecimiento y de la relevancia que tiene la sustentabilidad ambiental en la tarea cotidiana.

La coordinación de tareas y decisiones en una familia de cuatro integrantes es fundamental para poder seguir adelante y proyectar ya la instalación del mismo sistema productivo en un campo en la localidad de Lehmann, con el que se retomaría la actividad tambera abandonada en el lugar hace años. Claramente el encanto de la lechería hace que estas apuestas, a pesar de los desafíos se sigan dando de manera concreta, revalorizando la importancia de este sector del país para la producción.

Julián Imhoff, que abrió con sus hermanos el tambo familiar “El Día”, en Gessler, provincia de Santa Fe, reconoció que “crecer en hectáreas en la agricultura es muy difícil y cómo nosotros queríamos mantener el capital heredado de mi madre, arrancamos con pocas vacas, pudimos ir comprando más animales, pudimos invertir en agrandar el tambo, hacer una sala de espera con sombra y ventilación, pudimos darle una mejor comodidad a la gente que vive en el campo, la tranquilidad de tener un mejor acceso y a futuro nos vemos creciendo, bien, estamos contentos con este desafío profesional y personal”. Lo que este influencer del sector lechero destacó es que si el campo fuera agrícola tendría movimiento muy pocos días al año, sin embargo ahora no dejan de circular profesionales, servicios, personas que le dan vida al tambo, con lo cual se demuestra el impacto socio-económico de la actividad.
Nota realizada con material generado por el Área Comunicación de la Sociedad Rural de Rafaela.

Fuente: Todo Lecheria