A raíz de ello, el “contado con liqui” y el MEP bajaron entre tres y cuatro pesos en la Bolsa, a $437 y $434, respectivamente. Y dólar libre subió a $473, seguramente por las nuevas regulaciones de la Comisión Nacional de Valores sobre los dólares bursátiles.
El dólar mayorista aumentó $41,97 para quedar en $224,65 por unidad. Ergo, la brecha cambiaria llegó al 110%. Impresionante… ¿no?
Vamos al plano internacional. La incertidumbre en el mercado sigue siendo alta.
El escenario global quedó marcado por la caída de los principales indicadores de Wall Street a consecuencia de la renovada endeblez que muestra el sistema bancario estadounidense.
Con relación al dólar en el mundo, es probable que avance un poco más.
Como vemos en el gráfico (dólar índice), el valor de esta divisa venía en baja desde inicios de marzo, algo favorable para los precios de la soja y demás commodities agrícolas.
Pero desde mediados de abril, la taba giró y el dólar comenzó un proceso de alza en relación a las principales monedas. Esto no es bueno para los precios agrícolas.
Dólar índice
El problema podría agravarse a partir de ahora.
¿Por qué? Lo que disponga este miércoles la Reserva Federal debería determinar el futuro comportamiento del índice y de las divisas. Todo indica que va a darse un incremento de la tasa de interés. Veremos qué pasa…
Así el cuadro, el precio internacional de la soja en el primer día de la semana estuvo en baja.
Porque además de lo analizado se han destacado las condiciones climáticas favorables para el avance de la siembra 2023/2024 sobre el Medio Oeste.
La siembra camina raudamente. Luego de que el clima frío y húmedo la atrasara el año pasado, los agricultores ahora avanzan ágilmente.
Según el USDA el progreso en la siembra llega a casi el 20% del área prevista, contra el 9% de la semana anterior; el 7% de igual momento de 2022.
Y por si ello no bastara, la entrada de la oferta récord de Brasil sigue presionando a la baja de las cotizaciones.
De acuerdo a la firma StoneX, Brasil tendrá una producción de 157,70 millones de toneladas, claramente, por arriba del volumen de 154 millones proyectado por el USDA en abril.
No son días alentadores. Para nada. Sobre todo porque la cosecha argentina es un desastre y las lluvias no llegan.