Considerando el contexto agrometeorológico que venimos transitando en el último año, que marzo haya perdido una quincena como potencial oferente de lluvias, es realmente caro a la hora de encarar la recuperación tan necesaria de todas las zonas productivas del país. Si a esto le agregamos que la quincena perdida barrio records de temperaturas en la zona núcleo, en algunos casos centenarios, habremos configurado uno de los escenarios más extremos que puede haber presentado el clima en el centro del país. La esperanza de una mejora sostenida de las lluvias a medida que se fue disipando La Niña desde finales de enero, quedo totalmente colapsada por el bloqueo de alta presión. El mismo, tuvo un efecto igual o peor que los condicionamientos que ya venían sufriendo las precipitaciones. Dicho esto, en el resumen mensual, la segunda quincena mejoró los números, pero muchos sectores de la franja central fueron salteados, dejando aportes muy pobres como para atender los altos valores exigidos para salir de la sequía.

Como podemos ver en el mapa, la franja central de BA y principalmente el noreste de esta provincia (cuenca baja del Salado), resulta la zona más perjudicada por los salteos pluviales. El sur quedo con una excelente provisión de agua, salvando sectores costeros del este.
Durante la segunda quincena, una vez que se había desbloqueado la circulación para dejar paso a las ondas frontales, las mismas encontraron una posición estacionaria muy favorable sobre las provincias del centro, pero generando un efecto negativo al sur de la zona núcleo, sobre todo en gran parte de la cuenca del Salado bonaerense. Los frentes estacionarios, permitieron la recurrencia de sistemas precipitantes, con algunas zonas que fueron afortunadas receptoras de máximos considerables (área de influencia de Rio Cuarto, Rafaela, gran parte del norte de ER) donde las correcciones pluviales realmente fueron eficientes y la señal en los suelos es evidente.

Algunas localidades de la franja norte de ER (registros no representados en el mapa), superaron los trescientos milímetros en la segunda quincena. O sea en la mitad de tiempo, duplicaron la estadística del total mensual. Esas zonas a mediados de marzo estaban en sequía plena y en la jornada de ayer presentaban un balance hídrico con excesos. Este es un ejemplo de los altos valores pluviales necesarios para llenar los exiguos perfiles. La contracara se ve en el centro noreste de BA, donde las lluvias fueron muy insuficientes para traccionar alguna mejora que pueda notarse. (Destacamos que a comienzos de abril hubo algunos eventos muy generosos del orden de los cien milímetros en corredores restringidos sobre la ruta 7, al este de Junín).

Por fuera de la región pampeana, se destacan buenas lluvias sobre el NOA, muy flacas en el corazón chaqueño (pueden haber habido tormentas puntuales no registradas), incluyendo gran parte del norte de SF y este de SdE, con mejoras sobre el noreste de Corrientes y Misiones. La Mesopotamia tuvo en general buena cobertura de lluvias, salvando el centro y este de Corrientes. En la Patagonia, salvando la provincia de TdF, la oferta de agua también fue mínima.

Ya entrado el mes de abril, el panorama de lluvias no es bueno, al menos lejos del esperado para recomponer los perfiles. Gran parte de la zona núcleo está muy afectada por la falta de precipitaciones y la sequía. El tiempo es algo que lentamente se va poniendo en contra, es decir el margen para las recargas de los perfiles para lograr suelos relativamente cargados, se achica con mucho riesgo. De acá a mediados de mayo deberían llover al menos cien milímetros. No se están viendo mejoras contundentes en los pronósticos de mediano plazo. La situación sigue aun en un nivel de complejidad que podríamos calificar de inesperado.