En las últimas semanas hemos estado viendo una parcial recuperación del valor de la vaca luego de casi dos meses de abrupta caída. Aun con tibias señales desde el mercado externo, la industria ha comenzado a afirmar el paso en las compras ante una oferta ya bastante limitada.
Habiendo tocado un piso a fines de octubre, la vaca de conserva en el MAG logra recuperar casi un 30% de lo perdido desde inicios de septiembre. Al cierre de la semana pasada, el piso para la categoría se afirmaba en torno a los $170 el kilo, lo que refleja una mejora de unos $20 o 13% respecto de los mínimos registrados tan solo tres semanas atrás.
Con China dando señales de un paulatino relajamiento en las medidas de control del Covid necesarios para dar oxígeno a su economía, el mercado se prepara para una potencial reaparición de los compradores, una vez digeridos los elevados volúmenes carne que, se estima, aun acumulan los canales de distribución local.
Sin embargo, estacionalmente no son tiempos de abundante oferta de vaca flaca, más allá de la prolongada salida que ha generado la seca.
En los primeros 10 meses del año, la faena de vacas fue de casi 2,06 millones cabezas, un volumen significativamente superior al registrado en igual período del año pasado, con 1,8 millones de cabezas. Si bien el año pasado la faena de vacas se vio fuertemente afectada por el cepo impuesto a la exportación, en la comparativa histórica el 2022 también se encuentra dentro de los años de mayor faena de vacas, solo superado por los registros de los años 2008/09 y 2018/19, con promedios que alcanzaron los 2,6 y 2,2 millones de cabezas, respectivamente. Medido en términos relativos al stock inicial registrado para la categoría, la actual relación de faena sobre stock arroja unos 9,1 puntos porcentuales contra 9,9 puntos en 2019 y máximos de 10,2 y 12,5 puntos porcentuales alcanzados durante la liquidación de 2008 y 2009, que dejara como saldo más de 3 millones de vacas menos en stock.
Al analizar la evolución del stock de vacas en los últimos 15 años en relación a la faena, dentro de parámetros normales de mortandad y reposición, podríamos decir que la tasa de extracción de equilibrio para los primeros 10 meses del año se ubicaría en torno a los 8 puntos porcentuales. Esto significa que el ritmo en que se está faenando este año, a priori, no sería neutral para el stock que se contará a fin de año. Por contrario, podría significar una nueva reducción de la cantidad de vacas.
Si analizamos ese ritmo de esos envíos a faena a lo largo del año, vemos que este este año se produjo cierto adelantamiento de los descartes respecto del patrón de años anteriores, siempre medidos en relación al stock inicial. En efecto, el dato de octubre refleja una baja más pronunciada respecto de la curva promedio, probablemente también influenciado por la baja de valores registrada en el mercado.
Si bien este adelantamiento de los envíos de vacas a faena, claramente puede asociarse a una anticipación de los refugos producto de la seca que ya venían transitando algunos campos, sumado a las perspectivas de un invierno aún más limitante en cuando a lluvias, otro factor que sin dudas ha influido en la decisión de venta durante la primera mitad del año fue el precio, en especial si se lo mide en términos relativos a la reposición.
En efecto, hasta agosto y parte de septiembre, reponer una vaquillona preñada medido en equivalente vaca de descarte, costaba entre un 5% y un 15% menos que el promedio. Esto es, con la venta de 2 a 2,3 vacas de descarte se podía comprar una vaquillona preñada. Esta relación, se revirtió a partir de octubre con la caída del valor de estos refugos, pero también por una revalorización de los vientres jóvenes, en especial durante el último mes con la llegada de las primeras lluvias. Actualmente, se necesitaría el equivalente a la venta de 2,4 vacas viejas para reponer una vaquillona preñada, valuada en unos $170.000 promedio.
Esto es lo que ha permitido en muchos campos que se encontraban en una mejor condición relativa para ingresar al invierno, reponer vientres nuevos mediante el refugo de los más viejos.
Esta especie de limpieza de los rodeos se ve reflejada en los números de faena. La cantidad de vaquillonas enviadas a faena este año asciende a 2,96 millones de cabezas, una retracción del 12% respecto de lo faenado dos años atrás y, en términos de stock, supone una retracción de más de 5 puntos porcentuales.
Por tanto, si analizamos conjuntamente la extracción total de hembras en lo que va del año -vacas más vaquillonas- nos encontramos con una tasa del 16,5%, lo que marca una ligera disminución respecto del año pasado (16,7%) y unos 2,5 puntos menos respecto de lo registrado en 2019 y 2020, donde este mismo indicador alcanzaba el 19% del stock. En concreto, a pesar del elevado número de vacas enviadas a faena durante este año, podríamos afirmar que aún no estamos ante un proceso de liquidación neta de vientres.
No obstante ello, es necesario seguir de cerca esta incipiente recuperación de valores que comienza a registrar la vaca, en un escenario donde para muchas zonas la recomposición de los potreros se sigue dilatando y, muy probablemente, la deficiencia en los servicios pueda llegar a dispar nuevas salidas de los campos durante el verano.
Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario