Las tucuras sapo son insectos, parecidos a las langostas, herbívoros nativos patagónicos que afectan la producción agropecuaria cuando su densidad poblacional aumenta considerablemente. En la comuna de Cushamen –Chubut– se encuentran presentes, sobre todo, en sistemas frágiles dados por el detrimento del pastizal natural, por lo que ponen en peligro la situación productiva.
En la actualidad, el INTA El Maitén –Chubut– lleva a cabo, con asesoramiento y capacitaciones, un plan de trabajo de monitoreo y control en el terreno dentro del Comité Patagónico por Tucuras. Trabaja en conjunto con la comuna rural de Cushamen, el gobierno provincial, Senasa, IFAB (INTA-Conicet) y con las más de 15 comunidades de origen mapuche y tehuelche ubicadas en el departamento.
Sergio Binda, especialista del INTA El Maitén –Chubut–, explicó: “La amenaza dada por esta especie requiere una respuesta no solo por el daño productivo que genera, sino también por el impacto social que produce. Por lo que es imperioso disminuir el nivel poblacional de la tucura sapo en los periodos de estallido poblacional, que inferimos que es cada tres años”.
“En muchos casos, las tucuras llegan a secar las plantas nativas; atacan los pastizales aprovechables por los animales durante los meses de menores precipitaciones, como lo es el neneo”, remarcó el técnico.
Es así como las tareas de control y monitoreo interinstitucional tienen como premisa el trabajo articulado con los pobladores, ya que son ellos y ellas quienes están en el campo y recorren el terreno.
“Además de realizar recomendaciones de aplicación y uso responsable de fitosanitarios, capacitamos en cuanto al ciclo biológico de la tucura, es decir, cómo crece y se desarrolla en la temporada, los momentos oportunos de aplicación y qué procedimientos indicamos”, agregó Binda.
De esta manera, Binda explicó que, luego del estallido poblacional de tucura sapo en el año 2019-2020, Senasa autorizó insecticidas para su control –como cipermetrina, deltametrina y lambdacialotrina–. También permite el dimetoato para la elaboración de cebo tucuricida, el cual se aplica sobre situaciones concretas.
El ciclo de vida de la tucura sapo depende de la temperatura y la humedad; al llegar los meses de diciembre y enero, cuando llegan a adultas y, por ende, su aparato reproductor está desarrollado, se vuelven más voraces. Así comienzan a marchar, se agrupan en mangas y dan inicio a la etapa de reproducción.
Binda explicó: “Cuando se encuentran en estado de mosquita chiquita suele actuar gregariamente. Esto quiere decir que, cuando baja la temperatura y la intensidad del viento patagónico a horas de la tarde y mañana, las tucuras se agrupan y buscan refugio”.
“Esto se convierte en el momento oportuno para el control químico, ya que identificar estos focos permite mitigar futuros estallidos poblaciones con un menor uso de agroquímicos”, recomendó el técnico.
De acuerdo con la etapa reproductiva de la tucura sapo, “recomendamos que la gente marque los lugares donde ven que la tucura ovipone, ya que aquí es donde van a nacer a la siguiente temporada”, sugirió el especialista. Y destacó que esto permite, de alguna manera, adelantar el monitoreo.
En el mismo sentido, remarcó: “El impacto ambiental debido al uso de agroquímicos es mínimo porque trabajamos sobre los focos”. En relación con esto, el INTA recomienda trabajar desde los domicilios hacia afuera para resguardar las casas, tener precaución con las fuentes de agua y encerrar o desplazar las aves de corral hacia terrenos lejanos.
“En la Patagonia y, en particular la zona de meseta, muchas veces esas son las únicas fuentes de agua disponibles y al alcance para las familias y animales”. Asimismo, es de suma importancia la protección personal, con el uso de mochilas pulverizadoras y motomochilas, entre otros.