El presente reporte estudia la evolución de cuatro cultivos básicos en la agricultura nacional (trigo, maíz, soja y girasol) desde la campaña 2018/19 a la actual 2020/21 con proyecciones para la 2022/23. Estos cultivos en su conjunto han crecido tanto en superficie como en producción con variaciones importantes entre ellos, como una mayor presencia de trigo y maíz y una declinación de la soja. En los dos últimos ciclos el girasol crece en función de las distorsiones del mercado que produce el conflicto entre Rusia y Ucrania. Las sequías en el hemisferio sur y las menores cosechas en general hacen que la oferta no llegue a compensar la demanda y esto llevó los precios a subas muy importantes y se proyecta también en las pizarras de futuro.
La superficie dedicada a estos cuatros cultivos no tiene variaciones significativas en el período analizado y si hay importantes cambios en la relatividad de entre cultivos. Hay una pérdida de un millón de hectáreas de la soja que es capitalizada básicamente por el maíz. Un tema que signó las últimas tres campañas (incluyendo la actual) es la persistente sequía que afectó la siembra, el arranque y el desarrollo de todos los cultivos.
El volumen cosechado también influido por esta condición climática pasó de 135 millones de toneladas en el 2019 a 127 millones de toneladas en el 2021. En el 2022 se recupera la producción y se logra 129 millones de toneladas con una alta performance del trigo que superó los 22 millones de toneladas. Para la actual campaña 2022/23 se estima un volumen de cosecha similar con una baja en el trigo que sufre bajas condiciones hídricas en el desarrollo de primavera. La expectativa de una mejora en las lluvias de fines de primavera y verano hacen pensar que tanto la soja y el maíz superarán los del año pasado.
El mercado interno estuvo influenciado por la suba de los precios del mercado interno que llevó al Estado a intervenir para mantener el abastecimiento de aceites y harina de trigo en el mercado local. En el caso del aceite se renovó el fideicomiso surgido del acuerdo entre el gobierno y el sector. Este acuerdo con vigencia hasta el 31 de enero del 2023 y se trata de fórmula de ajustes entre el volumen y compensaciones (resolución conjunta N°1/22 de los ministerios de Agricultura, Ganadería y Pesca y de Desarrollo Productivo publicada). En el cado de la harina de trigo se creó un Fondo de Estabilización de Trigo que se basaba en un fideicomiso y que terminó hace pocos días, luego que se reconociera su fracaso. En este contexto quedó imputado un ex secretario de comercio por favorecer a un grupo empresario ligado a las harinas.
En cuanto al mercado externo, la actividad, con fuerte impronta exportadora, se favoreció con una fuerte suba de los precios tanto de los granos como de los productos y subproductos de los cuatro cultivos. Así se llega a récord de embarques en aceites y harinas de soja. Las exportadoras tratarán de exportar todo lo que les sea posible y se espera que en el cierre del 2022 y el próximo 2023 los embarques continúen creciendo. El Estado está muy interesado en que esto se realice para sumar dólares a la caja oficial. Este año se implementó un dólar especial (dólar soja) para que el grano retenido sea liquidado por los productores en el mes de setiembre (Decreto 576/2022). Esta posibilidad tuvo mucho éxito y Estado recaudó unos 8 mil millones de dólares.
El grano de trigo se mantiene por encima de los 300 U$S/t y las harinas arriba de 440 U$S FOB/t y dado que las perspectivas iniciales de la cosecha eran buenas la prolongación de la sequía hizo que se disminuyan las previsiones y estos precios puedan ser superiores. El grano de maíz se muestra por encima de las 220 U$S FOB/t. Si no se concretan las estimaciones por falta de agua en los cultivos este precio seguirá creciendo. Algo similar ocurre con el complejo sojero que depende de las próximas lluvias en Argentina y Brasil, en una campaña que se inicia, lo cual juega en las pizarras futuras que siguen altas.
El complejo girasolero lamentablemente favorecido por un conflicto bélico ha llevado el precio del grano unos 200 U$S FOB/t por encima del promedio de hace dos años y continúa en alza. Los precios del aceite mas que duplicaron los obtenidos hace dos campañas y las pizarras 2023 muestran valores por encima de 1.600 U$S FOB/t. Un sueño que nadie tenía.
El clima de negocios del sector se desenvuelve en un escenario en que la falta de lluvias da cierta incertidumbre respecto de los volúmenes que estarán disponibles tanto para el crush como para los embarques de exportación. En contrapartida las fuertes subas de los precios internacionales vuelven muy interesantes las operaciones comerciales no solo actuales sino las de futuro.
Las relaciones con el gobierno se han abierto a una mejor negociación y ello permite pensar que se mantendrán en este orden de posibles acuerdos, incluso en el tema de las retenciones a las exportaciones que por el momento todo indica que no se moverán. El clima, salvo en las empresas en problemas financieros, en auspicioso.
En cuanto a las perspectivas, el escenario actual y del corto plazo, como se ha analizado, son buenos desde el punto de vista del valor de las transacciones en un escenario de sequías prolongadas que disminuyen los volúmenes disponibles y que modifican las relaciones comerciales y el movimiento de los granos y subproductos por el mundo. Un punto a tener en cuenta está dado por una inflación creciente de la economía mundial que afecta las demandas de muchos productos entre ellos los alimentos. Esto puede afectar las compras de algunos países.
La superficie sembrada con los cuatro cultivos que se incluyen el presente reporte no muestra un crecimiento marcado entre las campañas 2018/19 y la actual (en siembra) 2022/23. Es un crecimiento del 1,4% en donde las diferencias se dan según el cultivo que se trate. La soja continúa cediendo superficie que en su mayor parte fue tomada por el trigo. La causa de este cambio está en la rentabilidad que ganó el trigo con un precio sostenido y una firme demanda en el plano internacional. En el caso de la soja los altos volúmenes internacionales deprimieron los precios internacionales y en el plano local la persistencia del derecho de exportación (retenciones) le restó competitividad. Así se llega a la actual campaña que al referirse a cinco campañas 2018/19 encontramos que el trigo creció el 15,3% y el maíz el 15,7%. Se observa que la soja es solo el 94,1% de aquel entonces con una tendencia a la baja constante. La actual campaña 2022/23 está marcada por una prolongada sequía, que ya lleva tres campañas, en grandes regiones agrícolas del país que han perjudicado el normal avance de las siembras y el desarrollo de los cultivos.
Evolución de la producción
La campaña 2022/23 como ya se observó en cuanto a los problemas de falta de humedad en los suelos que ha atrasado las siembras y afectado algunos desarrollos de cultivos (trigo, cebada, etc.) genera un escenario de incertidumbre. Se estima que una recuperación de las lluvias y un mayor entendimiento con la política del gobierno mejoren el resultado final de la cosecha, especialmente en maíz.
Datos que se desprenden del "Estudio del mercado agrícola", desarrollado por Claves Información Competitiva.