El funcionamiento de los agroecosistemas está ligado a la dinámica del carbono (C) y el nitrógeno (N), la cual estará influenciada por las labranzas y los cultivos incluidos en las rotaciones. En general, las variables sensibles a la inclusión de distintas rotaciones están relacionadas con fracciones más nuevas del C y el N. Los ensayos de larga duración brindan un marco experimental propicio para evaluar la salud del suelo.
Es por ello que la Red de Cultivos de Servicios, un proyecto colaborativo del Programa del Sistema Chacras de Aapresid, hace 6 años reúne a productores, referentes y a la ciencia para encontrar respuestas que faciliten la adopción de esta tecnología. El Coordinador Técnico de la RCS, Gervasio Piñeiro (FAUBA-CONICET), adelantó los resultados de los últimos ensayos que atacan dos cucos que amenazan la inclusión de estos cultivos: el consumo de agua e inmovilización de nutrientes.
Con el fin de evaluar el efecto de distintas fechas de terminación sobre la producción de biomasa y la captación de agua, testearon secados tempranos y tardíos sobre CS sembrados el 1º de mayo a lo largo de 14 sitios, desde Tucumán a Tandil. Tal como esperaban, la fecha tardía (7 de noviembre) generó más biomasa en comparación con los secados tempranos, efectuados el 3 de octubre.
Sin embargo, en los secados tempranos, la ventana posterior más amplia (70 días) hasta el cultivo de verano, permitió recuperar más agua que la fecha tardía que, si bien acumuló más biomasa sólo tuvo un mes de recarga. Notablemente, este patrón no fue tan claro en los sitios del norte, “donde tener CS más tiempo en el lote fue en detrimento de la biomasa viva”. Por ello, “este año tendríamos que darles más tiempo en el sur, mientras que en el norte podríamos estar secando antes, apuntando a ahorrar agua”, aconsejó.
En cuanto a esto último, Piñeiro destacó que en general las dos fechas de secado, terminaron con una cantidad similar de agua que el barbecho químico de 224 días. Si bien “barbechitos” de 40 días permitieron recuperar adecuadamente agua en el perfil en la mayoría de los casos, la ventana de 70 a 80 días aseguró la recarga en todos los sitios. “Entre 40 y 80 días es el rango que tenemos que empezar a ajustar para cada zona, año, y lote”, aseguró.
Otro de los objetivos de la RCS consistió en evaluar la inclusión de Raigrás itálico de ciclo largo, con la finalidad de generar buena biomasa con menor relación C/N que otras gramíneas. Los resultados mostraron que si bien esta especie produjo 2000 kg menos, tanto en fechas tempranas como tardías (2500 y 3700 kg, respectivamente), se ganó en calidad, porque éste se encontraba en estado vegetativo. Es por ello que, según el especialista, se perfila como un CS interesante para ventanas muy largas que lo empujan a descomponer su rastrojo con menores temperaturas.
En cuanto a la mezcla de distintas proporciones de gramíneas y leguminosas vieron que la proporción 50/50 produce más que el promedio de los cultivos puros, más aún fechas tardía (37%). No sólo eso, sino que su calidad es óptima para darle de comer al suelo y favorecer la rápida disponibilidad de nutrientes. En caso de sumar una crucífera a la mezcla, observaron que se comporta mejor en fechas tempranas, ya que escalan rápidamente en productividad y por ende en competencia contra malezas. Si hablamos de calidad no sólo importa la biomasa aérea sino la radical: 1 tn de raíces, forma 500 kg de C en el suelo y una cantidad equivalente de exudados, que hacen un aporte fundamental para la formación de la materia orgánica más estable del suelo, asociada a los minerales.
Al cierre, el especialista destacó “los datos apuntan a que los cultivos de renta terminan produciendo más cuando se incluyen CS a la rotación, pero hay que estar atentos al manejo del agua, inmovilización de nutrientes y temperatura de descomposición de su biomasa”.