Los vertisoles son suelos que poseen baja capacidad de infiltración, alta susceptibilidad a la erosión y baja fertilidad, lo que los convierte en superficies con alta fragilidad. En Entre Ríos este tipo de suelos ocupa el 30 % de la superficie provincial. Sin embargo, en las últimas dos décadas, el avance de la actividad agrícola se dio principalmente sobre esos suelos. Por esto, con el foco puesto en la intensificación sustentable de la agricultura, un equipo de investigación del INTA Paraná evaluó la implementación de diversas herramientas tecnológicas para mejorar su productividad. Los resultados de los ensayos de larga duración serán presentados en la Jornada de Intensificación Sustentable en Suelos Vertisoles, que se realizará el 12 de agosto en la localidad de Maciá.
“Gracias a la información generada en experimentos de larga duración, se ha observado que la utilización de secuencias de cultivos diversas que minimicen los períodos de barbecho, tienen un impacto positivo sobre el aporte de residuos y en la cobertura del suelo, lo cual repercute de manera positiva sobre variables como rendimiento de los cultivos, la agregación de carbono en el suelo y la eficiencia en el uso de recursos (como agua, radiación y nutrientes), entre otras”, explicó Leonardo Novelli, especialista en manejo de suelos y secuencias de cultivos del INTA Paraná.
“Si bien los suelos vertisoles, que son los suelos pesados de la provincia, presentan menor productividad que molisoles, que son los principales suelos agrícolas, notamos que la respuesta a la intensificación es mayor en vertisoles, lo que resalta la necesidad de mantener la cobertura viva la mayor parte del tiempo en este tipo de superficies”, expresó Novelli quien señaló que este fue uno de los motivos que los impulsó a organizar la jornada que se realizará el 12 de agosto en Maciá: “Compartiremos los resultados de los ensayos de larga duración que muestran el impacto de las secuencias de cultivos sobre diferentes indicadores productivos y de sustentabilidad”.
En este sentido, Paola Eclesia –especialista en suelos y cultivos de servicio del INTA Paraná– señaló que “el invierno es el momento clave para la intensificación, a través del uso de cultivos de grano y cultivos de servicios”.
“Es importante incluir cultivos que permitan mantener la mayor parte del año el suelo con cobertura viva”, aseguró Eclesia quien agregó: “La repercusión en el rendimiento del cultivo de renta estará en función de la elección del tipo de cultivos invernales y del manejo en sí que se realice. Sobre todo, en el caso de los cultivos de servicio donde se puede jugar con momento y tipo de siembra, momento de supresión y elección del cultivo en función del servicio ambiental que se quiera optimizar y/o del cultivo posterior”.
En cuanto a la fertilidad de este tipo de suelos, Stefanía Appelhans –especialista en fertilidad fosfatada y nutrición de cultivos y becaria del INTA Paraná– puntualizó que “los suelos vertisoles en general son más sensibles a la fertilización fosfatada que los suelos molisoles”. En este sentido, Appelhans describió que los ensayos de larga duración desarrollados en el campo experimental del INTA demostraron que los cambios que se producen en diferentes fracciones de fósforo del suelo son mayores en los suelos vertisoles, comparados con los molisoles, en términos relativos.
“El correcto diagnóstico de la fertilidad fosfatada de los suelos, como así también la determinación de la respuesta en rendimiento de los cultivos para diferentes dosis de fertilizantes fosfatados, son herramientas de decisión importantes para lograr una intensificación sustentable de los sistemas productivos en suelos vertisoles”, indicó la especialista del INTA.
Una jornada para hablar de Intensificación Sustentable
Un manejo sustentable va de la mano con una alta eficiencia y responsabilidad en el uso de plaguicidas y la aplicación de un buen manejo integrado de plagas. En este aspecto, Víctor Veik –asesor privado– hablará sobre el “control integrado de plagas y su traducción a costos”.
Con base en su experiencia, llevará al terreno de los costos, el impacto económico del criterio agronómico a la hora de recomendar una aplicación de control de las principales plagas en los sistemas agrícolas, mostrando como una mala decisión de control puede condicionar la rentabilidad del cultivo. Además, comentará brevemente los trabajos que realizan junto con productores de la zona.
Por el tipo y la cantidad de biomasa que aporta, el maíz es un componente esencial a la hora de pensar en secuencias sustentables. Su incorporación, ya sea tardío como de segunda, podría ser una buena opción en ambientes de productividad limitada, como es el caso de nuestros vertisoles, donde se combina un ambiente de alta vulnerabilidad con una elevada variabilidad climática.
“A diferencia del resto del país, en Entre Ríos prevalece la proporción de maíz temprano siendo esta superior al 90 % de la superficie sembrada”, señaló Nicolás Maltese –especialista en Ecofisiología y nutrición de cultivos del INTA– quien indicó que, por esto, resulta necesario desarrollar esquemas de manejo agronómico que permitan estabilizar el rendimiento del cultivo, ante escenarios de alta variabilidad climática, que son los que prevalecen en las fechas tempranas. En este sentido, “la elección de la densidad de siembra y la fertilización en maíz tiene alto impacto no solo sobre el rendimiento y su estabilidad, sino también sobre el costo de implantación y la rentabilidad del cultivo”, agregó.
Estas estrategias de manejo agronómico en el cultivo de maíz, basadas en planteos defensivos y su combinación con herramientas de pronóstico orientadas a la toma de decisiones son algunos de los aspectos que se abordarán en la jornada que comenzará a las 9 de la mañana y que incluirá charlas técnicas y recorridos por distintos ensayos.