El conflicto entre Ucrania y Rusia generará muchos daños. En el plano económico, un punto decisivo es que ambos países son importantes proveedores mundiales de cereales, oleaginosas y gas. Por lo tanto, el conflicto traerá aparejado fuertes alzas en los precios internacionales de estos productos. En el caso de los cereales y las oleaginosas, esta presión aparece en un contexto en donde los precios ya son altos debido a un ciclo alcista que comenzó a finales del 2020. En el gas, la principal presión será que Estados Unidos y Europa dejarán de comprarle a Rusia y volcarán su gran demanda sobre el resto del mercado internacional, presionando el precio al alza.
En este escenario, Argentina se encuentra en una situación ambivalente. Por un lado, es un exportador en los complejos de cereales y oleaginosas. Estos complejos ya están muy favorecidos desde el 2021 por los altos precios internacionales. Desatado el conflicto, se avizora que los altos precios se mantengan o incluso sigan subiendo. Por otro lado, Argentina es un importador de gas por lo que las subas del precio internacional le causarán daño económico.
¿Cuán vulnerable es la Argentina a estos cambios en el comercio internacional? Según datos del Ministerio de Economía, la Argentina en el año 2021:
Exportó productos del complejo de cereales y oleaginosas por USD 39 mil
millones.
Importó combustibles por USD 6 mil millones.
Esto significa que, por cada 1 dólar de importación de combustible, exporta 6,5
dólares en el complejo de cereales y oleaginosas.
Estos datos muestran que, en principio, la exposición del comercio exterior de Argentina a la guerra de Rusia y Ucrania no es desfavorable. La Argentina tendría un amplio margen para amortiguar los aumentos del precio del gas en el mercado internacional con la mayor cantidad de divisas provistas por las exportaciones de los complejos de cereales y oleaginosas. Si bien el conflicto bélico tiene una multiplicidad de impactos económicos, difíciles de prever y sintetizar, la Argentina no está en una situación de vulnerabilidad como les ocurre a otros países importadores de energía. Hasta podría verse beneficiada debido a una mayor capacidad para generar divisas.
El contexto internacional es muy importante pero no definitorio. La vulnerabilidad en Argentina puede venir por sus políticas internas. Por ejemplo, si la política energética se basa en congelar tarifas y sostener los excesos de consumo con importaciones de combustibles, la vulnerabilidad argentina aumenta exponencialmente. Esta fue la estrategia que se aplicó entre el 2011 y el 2015 y la relación de exportaciones de cereales y oleaginosas versus importaciones de combustibles se redujo a solo 3 veces, o sea, la mitad de la relación actual. En otras palabras, un fuerte aumento del precio internacional del gas con políticas energéticas internas equivocadas, hará que el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania impacte negativamente en la balanza comercial de Argentina.
Argentina cuenta con recursos naturales que le hubieran permitido estar en una situación mucho más favorable si hubiese aplicado políticas internas más racionales. En la década de los ’90 por cada 1 dólar de importaciones de combustibles el complejo de cereales y oleaginosas exportaba 10 dólares. En las últimas dos décadas, se desincentivó la producción agropecuaria con las retenciones a las exportaciones y se desalentó la producción y se exacerbó el consumo de combustible con los congelamientos de tarifas. Con políticas internas más inteligentes, la Argentina podría tener actualmente más exportaciones de cereales y oleaginosas y ser exportadora de gas.
Los argentinos sienten orgullo por tener un país rico en recursos naturales. La realidad es que tiene a Vaca Muerta, pero importa gas. Esta contradicción se explica por instituciones políticas, económicas y sociales cargadas de demagogia, que llevan a consumir sin sustentabilidad, mientras la riqueza se queda bajo la tierra.
Fuente: Idesa.org