Durante el jueves 20 algunas lluvias ingresaron a la zona núcleo acopladas a lo que sucedía en centro oeste bonaerense. Mientras en el norte de LP, sudeste de CB y norte de BA, las precipitaciones se acentuaban de manera significativa durante el viernes, las lluvias más generalizadas llegaron al centro de la región pampeana cambiando del sábado para el domingo. Desde entonces y hasta avanzado el día miércoles 26, se fueron produciendo eventos de lluvias dispersas y volumen muy irregular en toda la región. También las precipitaciones llegaron en forma muy generosa a vastos sectores del NOA, quedando el NEA y gran parte del centro norte de la Mesopotamia, muy mal abastecidos.
A pesar de la continuidad de las precipitaciones, las mismas no lograron necesariamente un volumen satisfactorio, sobre todo en la franja que desde el centro de CB se extiende hasta el sudoeste entrerriano. El centro y sudeste de ER recibieron las lluvias más copiosas. O sea los datos corroboran el despliegue heterogéneo de las precipitaciones, la recuperación pluvial está, pero no en todos los sectores el beneficio ha sido el mismo, obviamente se destacan los excesos pluviales observados en buena parte del centro oeste y noroeste de BA.
La dispar mejora en los niveles de los perfiles de humedad se refleja en la
demanda muy diferenciada de precipitaciones para mantener o lograr reservas
adecuadas. El sur costero y el sudoeste de BA, quedaron fuera de una
recuperación satisfactoria y por ende, recuperar el perfil implica un nivel de
precipitaciones, que para las próximas dos semanas es muy difícil de alcanzar.
Lo mismo pude decirse para el centro de CB y centro de SF, en menor medida para
el sudoeste entrerriano. Estas condiciones nuevamente se repiten en el extremo
noreste de SF y pueden proyectarse sin demasiadas variantes a gran parte del NEA
y todo el centro norte de la Mesopotamia, donde los cultivos y plantaciones
(yerbatales sobre todo) que no están bajo riego, están sufriendo una seca de
ribetes históricos.
Esta recuperación de las precipitaciones es muy bienvenida, sin embargo al hacer
un análisis cruzando las necesidades con la oferta, vemos que en muchos sectores
la misma ha sido insuficiente. De ahí la gran dispersión de situaciones que
pueden observarse en la zona núcleo y que hace difícil de precisar la evolución
de la producción para lo que resta de la campaña. En términos cuantitativos y a
gran escala, las zonas que lograron acopiar precipitaciones superiores a los
cien milímetros, seguramente estarán dentro de las áreas con balance hídrico
positivo. Por otro lado, menos de cien milímetros y considerando el arrastre
deficitario de diciembre, es poco para sacar los perfiles de la sequía. Esto no
quiere decir que el alivio no se haya notado, estamos remarcando, que estas
zonas quedan más vulnerables de cara al mes de febrero.
Seguramente desde la reaparición de las precipitaciones, los lotes de soja han sido los principales beneficiarios de esta mejora. Por otra parte, el ambiente húmedo y la menor hostilidad térmica, han generado un escenario con gran potencial para poder aprovechar estas mejoras pluviales. Las lluvias observadas también, en general, no han estado asociadas a eventos de tiempo severo, es decir los volúmenes se han logrado por la continuidad más que por la intensidad, algo que siempre es más conveniente a la hora de recargar perfiles, sobre todo cuando se viene de un escenario tan seco.
Las condiciones del tiempo se perfilan inestables para los próximos días, con temperaturas máximas moderadas y algunas precipitaciones, no demasiado generosas, sobre todo en zonas donde la demanda es elevada. Por lo pronto no se está previendo una circulación de aire que reponga situaciones de ola de calor. Es decir, podemos volver a registros térmicos veraniegos, pero no a condiciones de calor extremo, al menos por ahora.
La continuidad de las precipitaciones no está garantizada, pero difícilmente volvamos a un escenario tan seco como el de los cuarenta y cinco días previos al inicio de esta segunda quincena de enero.