Si bien hay mucha difusión entre los productores sobre las bondades del sorgo en los planteos ganaderos, en ciclos con lluvias menores a las normales, como se estima para la próxima campaña y las subsiguientes, es importante contar con información técnica y científica que consolide esos conocimientos. El objetivo es usar el cultivo estratégicamente para lograr el mayor volumen de fibra de alta calidad, en lotes donde también puede entrar en juego el maíz pero asumiendo un gran riesgo y mayores costos.
“Esto no es un River-Boca. El sorgo no compite con el maíz, por el contrario, lo complementa por su capacidad de producir de modo más estable en ambientes de mayor compeljidad”, planteó el Ing. Agr. Juan Lus, de PGG Wrightson Seeds, destacando la importancia de identificar dónde y cuándo presenta ventajas para sacarle el máximo jugo posible.
El sorgo es un cultivo reconocido por su rusticidad y plasticidad en situaciones desafiantes y por sus menores costos relativos. Sin embargo, en los últimos 50 años, según un estudio publicado por AAPRESID, el maíz ha sido dominante sobre el sorgo, gracias a la mejora genética, sobre todo contra las malezas, lo cual se ve reflejado en su mayor incremento del rendimiento. “Uno se rinde ante la producción de granos por hectárea del maíz, pero el sorgo ha sostenido mejor que el maíz su capacidad de ser más estable”, dijo el técnico, mostrando un gráfico con los datos comparativos según una fórmula utilizada por los investigadores.
Más aún, el trabajo evaluó el rendimiento en grano de diferentes zonas ganaderas del país agrupadas según sus balances hídricos (precipitaciones y evapotranspiración) e identificó una fortaleza clave: el sorgo siguió presentando mayor estabilidad que el maíz aunque las diferencias se acortaron en aquéllas zonas donde estos balances son negativos. “Es el rey donde las deficiencias hídricas son marcadas”, subrayó Lus.
Seguidamente, buscando identificar ventajas en planta entera, el especialista presentó un estudio publicado por el INTA Cuenca del Salado en el que se comparó el rendimiento en kg MS/ha en ambientes de distintas aptitudes: sin deficiencias, con deficiencias moderas y severas.
“Cuando empiezan las limitantes, los rendimientos de las dos especies caen, pero en ambientes severos claramente el sorgo hace punta. Es estratégico”, indicó Lus. “Pero cuidado, si pensamos en producir grano nos encontramos con tremenda sorpresa porque el sorgo es más exigente en nutrientes que el maíz”, advirtió, considerando, que además para la ganadería se piden altas de crecimiento.
En concreto, si bien el sorgo es una especia rústica, necesita más nitrógeno que el maíz. “Si pretendemos que tenga una alta y rápida producción de materia seca para pastoreo, que requiere de rebrotes sucesivos, en un lote que está por allá abajo, sin agregarle fertilizante o poniéndole dosis muy bajas, estamos en problemas, más aún con la extracción de nutrientes durante el pastoreo. Entonces, quizás, deberíamos replantearnos la estrategia”, propuso.
La carta ganadora
En lo que hace a los requerimientos de agua del sorgo comparado con el maíz, la cosa cambia. ¿Cómo se evalúa este parámetro? “Mediante el Kc, un coeficiente que mide la evapotranspiración de un cultivo comparativamente con una lámina libre de agua y en sus distintas fases de crecimiento”, respondió.
“Como se ve en el gráfico, el sorgo pierde menos agua durante todo el ciclo, pero además la duración del período de máxima evapotranspiración (Kc) es 10% menor, no es poco”, aseveró. Otro atributo que suma en esa línea es la latencia (que el maíz no tiene) o sea la capacidad de detener el crecimiento ante el estrés hídrico y seguir adelante una vez superada la problemática.
“Esto explica esa estabilidad de rendimiento en medio siglo a pesar de la mejora del maíz que veíamos anteriormente”, precisó Lus, anticipando que esta ventaja tendrá impacto también en los tiempos venideros.
Esa tolerancia al estrés hídrico también se visualiza ante el retraso en la fecha de siembra, algo que muchas veces ocurre en la práctica. Un trabajo hecho en Salto, Uruguay, donde las condiciones son relativamente limitantes, mostró que, al tener menor evapotranspiración máxima, en siembras tardías, las mermas de rendimientos en grano son menores. “Por ejemplo, para una siembra hasta el 15/11 el maíz perdió el 50% de su rendimiento potencial y el sorgo sólo el 30%”, aseguró.
“Estos datos terminan de confirmar que el sorgo es mucho más eficiente y más estable en su capacidad de producción en situaciones estresantes por falta de agua”, reiteró.
El riesgo del azar
Así las cosas, Lus presentó ensayos de la Universidad de Lomas de Zamora que tiene un largo historial en sorgo y comparó el desempeño de híbridos de la especie y del maíz, prácticamente en un mismo ambiente.
“La variabilidad del sorgo es mucho mayor que la del maíz. Entonces si la elección del sorgo se hace al azar, tenemos más chance de equivocarnos”, alertó, haciendo hincapié en la importancia de recurrir al asesoramiento profesional. En tal sentido, según ensayos realizados entre 2012 a 2015, “el mejor sorgo rindió casi 20% más que el mejor maíz, pero el peor sorgo casi 25% menos”.
Haciendo la diferencia
Una vez realizada la elección del híbrido de sorgo, la clave está en aprovechar su fortaleza en situaciones de déficit hídrico para producir cantidad y calidad de fibra o sea fracción vegetativa.
“Las capacidades de producir MS digestible/ha del mejor sorgo y el mejor maíz en años de lluvias normales son bastante parejas, ya que el estrés afecta principalmente la producción de granos”, planteó.
En cambio, “en tiempos complejos desde el punto de vista hídrico, como la campaña 2019-2020, la digestibilidad sigue siendo más o menos equivalente entre ambas especies pero la cantidad de fibra digestible del sorgo es lo que hace la diferencia”, destacó.
En carne
Una vez demostrado en qué ambientes saca ventaja el sorgo, el especialista analizó la producción de carne extensiva con este recurso. “Se sabe que el sorgo es excelente para producir volumen de fibra, pero el prejuicio es que no engorda”, afirmó. Sin embargo, una experiencia realizada por el Ing. Agr. Fernández Meyer del INTA, en Buenos Aires, con sorgos BMR pastoreados por tres tropas de novillos de entre 260 y 400 kg, durante la recría y el engorde, sin suplementación, arrojó ganancias de 0,72 kg/día con picos de 0,850 kg/día.
“Un híbrido de sorgo adecuado puede lograr una calidad forrajera no muy distante del maíz, es más económico, se expresa en forma más estable en ambientes desafiantes y es eficiente para producir carne. La inteligencia está en usarlo estratégicamente”, concluyó Lus.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Fuente: Valor Carne