Si bien, el último informe del USDA (Departamento de Agricultura de los
Estados Unidos) no muestra cambios tan significativos entre meses, continúa
manteniendo una hipótesis muy optimista en cuanto a la mejora de los principales
productores - exportadores, para mantener un status de precios relativamente
altos.
Ello implica que, tanto en maíz como en soja, deberían registrase niveles
récord de producción en los dos líderes, USA y Brasil, y un consumo mundial
similar al del ciclo 2020/21, que permita que los stocks finales a nivel global
se mantengan en volúmenes cercanos a los del ciclo actual, y por ende los
precios de ambos continúen sostenidos.
La realidad muestra que, en el marco actual en que se desarrollan los
cultivos en Estados Unidos, con altas temperaturas y escases de precipitaciones
en una gran parte del “corn belt”, se teme que no puedan alcanzarse los
rendimientos medios proyectados.
En los cuadros siguientes se muestran las proyecciones del USDA para ambos cultivos.
En el caso particular de maíz, se proyecta un nivel de rendimientos récord
que permitiría una producción máxima cercano a las 120 mill/ton. No obstante,
deberían resignar un volumen importante de exportaciones, para alcanzar stocks
finales muy reducidos que representan solo 9.2% del consumo o 34 días de uso.
Lo interesante, es que el propio USDA, a pesar de mostrar cifras similares de
reservas entre años, incremente en mas de 50 dol/ton el precio medio que
recibirían los productores.
Dicho en otras palabras, la situación del maíz en USA es sumamente ajustado, pensando que su uso final es básicamente interno (80%).
En soja, la situación es aun mas dramática. Aquí se presenta un incremento
importante de área, un rinde muy alto y una producción récord, para mantener las
pobrísimas reservas del año anterior que equivalen a solo dos semanas de
consumo. También en soja el USDA proyecta precios, prácticamente 100 dol/ton.
superiores al ciclo anterior.
Obviamente a este esquema, se debe adicionar un nuevo hito productivo de soja
en Brasil de 144 mill/ton (en 2020/21 se alcanzaron 136 mill/ton) y un retorno
de Argentina a volúmenes del orden de 52/53 mill/ton.
En síntesis, deben darse condiciones muy buenas en todos los países
proveedores de ambos granos, con una demanda, que seguramente excederá la del
ciclo actual, para que nada cambie.
No obstante, en las últimas semanas, se observaron fuertes variaciones en las
cotizaciones del Mercado de Chicago, tanto en las posiciones cercanas, como las
coincidentes con la salida de la cosecha en USA con alzas y bajas que en
promedio oscilaron entre 15/20 dol/ton diarios. Estas variaciones se explican
por aspectos relacionados al clima en el hemisferio norte y a un alto nivel de
especulación de los fondos que operan en el mercado, que generaron una altísima
volatilidad.
Ello nos permite inferir, que la tendencia actual de los precios no debería
modificarse, por el contrario de mantenerse las condiciones actuales, tendría
que nuevamente ir mejorando en el tiempo, aunque con alta variabilidad.
Ahora bien, la incertidumbre no solo se concentra en las variables externas;
internamente se conocieron ciertas decisiones de política agrícola, relacionadas
en particular a la industrialización y logística de movilización de graneles que
no son muy alentadoras; y que se suman a las relacionadas a la política
tributaria y cambiaria aplicada al sector.
En lo que respecta al transporte interno, la decisión de cancelar las
concesiones de las empresas ferroviarias Ferroexpreso Pampeano (FEPSA)
controlada por Sociedad Comercial del Plata, Nuevo Central Argentino (NCA) por
Aceitera General Deheza y Ferrosur Roca unidad de Loma Negra, Cofesur, (80%), el
Estado Nacional (16%) y el personal de la compañía (4%), no parece ser muy
feliz.
De esta forma se rechazaron los pedidos de prórroga por 10 años de las
concesiones que vencerán en forma progresiva el 31 de octubre de 2021 (extendida
hasta el 30 de junio del 2022 para lograr una transición más ordenada), el 21 de
diciembre de 2022 y el 10 de marzo de 2023, respectivamente.
Así, pasarán a manos del estado la operación del corredor Rosario – Bahía
Blanca (integrado por los tramos Rosario-Puerto Belgrano y Huinca Renancó-Ingeniero
White), de las líneas Mitre (con exclusión de los trechos entre Retiro y Tigre,
Bartolomé Mitre, Zárate, Victoria y Capilla del Señor) y Roca (excepto entre
Altamirano y Miramar y el servicio urbano).
Lo llamativo de la medida, es que se alega que en los últimos 30 años (estas
concesiones se otorgaron en la Administración Menem) no se realizó la
infraestructura adecuada para un mejor funcionamiento de los ramales, por lo
cual quedarán en manos de la compañía estatal Belgrano Cargas y Logísticas (BCYL),
quien deberá encargarse de la prestación de los servicios y de brindarle
continuidad laboral a los trabajadores de cada uno de ellos.
La realidad muestra que, en el 2020, si bien disminuyeron los envíos por
efecto de la pandemia las tres líneas involucradas transportaron 14.4 mill/ton
vs. 16.1 mill/ton del 2019, según la información de la CNRT. ¿Logrará mantenerse
estos volúmenes, bajo la administración del Estado?
Otro punto en cuestión es la Hidrovia. Sabemos de la importancia de esta ría
que desde el Paraguay-Paraná, con 3.442 km., constituye una de las vías
navegables naturales de mayor longitud del planeta, estando conformada por los
ríos Paraguay, Paraná y Uruguay.
En el margen occidental del Paraná en el corredor Rosario-San Martin-San
Lorenzo está instalado el mayor complejo aceitero del mundo, y se canaliza a
través de ella el 80% de la exportación de los granos y sus derivados
anualmente, en un marco de dinamismo y eficiencia que permite la llegada, carga
y despacho de miles de barcos a un sinnúmero de países.
El nivel de profundidad medio de la hidrovia oscila en torno a los 10 metros
(34 pies) hasta Rosario, reduciéndose en forma progresiva hacia Santa Fe (25
pies) y hacia la confluencia con el Paraguay (12 pies) donde es muy limitada la
navegación de embarcaciones de mayor porte.
Ello implica, que es necesario, aun mas en estos momentos de fuerte bajante
del Paraná, un dragado permanente que permita mantener su navegabilidad.
Esta situación comenzó a sentirse en las terminales portuarias de la ría,
obligando a muchos de los buques a limitar su carga, para evitar varaduras,
debiendo completar sus cargas o bien en los puertos del sur (Quequén o Bahía
Blanca) o en los puertos del sur de Brasil. Los barcos que acceden al complejo
citado tienen capacidades variables entre 30/60.000 toneladas, y debieron
resignar en muchos casos entre el 10 y 20% del total, cargando solo a 29 pies, y
generando así un falso flete que se suma ante la imposibilidad de la carga
total.
Las operaciones anuales de esta Hidrovia, considerando los dragados y
balizamiento del canal de navegación troncal y todos los servicios conexos para
el ingreso y egreso de los buques, remolcadores, practicaje etc. implican una
facturación cercana a los 300 millones de dólares.
Ahora bien, estos servicios concesionados, que funcionaron sin mayores inconvenientes, con excepción a los problemas que surgieron de conflictos gremiales ajenos a su administración, al igual que en los ferrocarriles, el Estado lo cancela para tomarlos bajo su tutela, por un año hasta la decisión final de su concesión nuevamente por varias décadas o no. ¿Logrará mantener la eficiencia actual bajo la administración del Estado?
Los Biocombustibles. Finalmente, la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto de biocombustibles que establece un nuevo marco regulatorio y propone un corte del 5% para el gasoil y el biodiesel y del 12% entre las naftas y bioetanol. Tiene por objetivo reemplazar a la ley que estableció el Régimen de Promoción de Biocombustibles, que luego de 15 años de implementación, fue prorrogada hasta el 12 de julio.
El nuevo marco, que tendrá vigencia hasta el 31 de diciembre de 2030, reduce
del 10% al 5% el corte obligatorio entre gasoil y biodiesel, a diferencia del
combustible elaborado a base de caña de azúcar (bioetanol), en que los volúmenes
deberán ser del 6% de la mezcla obligatoria en las naftas. Además, habilita a la
Secretaría de Energía a "elevar el referido porcentaje obligatorio cuando lo
considere conveniente en función del abastecimiento de la demanda, la balanza
comercial, la promoción de inversiones en economías regionales y/o razones
ambientales o técnicas".
De forma inversa, el corte podrá reducirse hasta el 3% "cuando el incremento
en los precios de los insumos básicos para la elaboración del biodiésel pudiera
distorsionar el precio del combustible fósil en el surtidor, o ante situaciones
de escasez de biodiésel por parte de las empresas elaboradoras".
La Secretaría de Energía además va definir los volúmenes de ventas, la
política de precios y sanciones, prohibiendo la instalación de nuevas empresas.
Con respecto a la sustitución de importaciones, el proyecto establece que la
autoridad de aplicación puede adoptar los medios para lograr ese objetivo "con
el objeto de evitar la salida de divisas, promover inversiones para la
industrialización de materia prima nacional y alentar la generación de empleo".
En ese aspecto, la iniciativa fija que las empresas de biocombustibles que
decidan abastecer dichas mezclas deberán garantizar la provisión de los
productos en cuestión. En caso contrario, podrían ser sancionadas por la
autoridad de aplicación.
Esta nueva reglamentación pone en jaque a cerca de 25 de plantas elaboradoras
de biocombustible a partir del aceite de soja que totalizan una capacidad
instalada anual del orden de 4.35 millones de toneladas con una capacidad de
almacenaje de 229 mil toneladas. Varias de ellas de gran porte como la de Louis
Dreyfus en General Lagos (Santa Fe) con mas de 600 mil/ton año o la Renova,
Patagonia Bioenergia, T6 y Unitec Bio que superan las 500 mil/ton.
Respecto a las de bioetanol a partir del maíz (Córdoba y San Luis), la
capacidad alcanza las 700 mil toneladas, en tanto que las de azúcar (Salta y
Tucumán) las 600 mil toneladas.
A la lista de amenazas que el productor debe enfrentar, al margen del vaivén
de los mercados externos y de los puntos sobre la logística y transformación de
los granos que terminan materializándose en el precio final de su producto, no
podrían descartarse, los permanentes incrementos en los insumos (fertilizantes,
fitosanitarios, combustibles, etc.), los temores a incrementos en los derechos
de exportación, intervención en los mercados con restricciones de embarques,
cupos etc., además de una política cambiaria, que amplia cada vez mas la brecha
entre el dólar oficial y el libre.
En resumen
● El actual esquema de Oferta y Demanda equilibrada, con bajos niveles de stocks, permite inferir precios sostenidos y volátiles para el ciclo 2021/22.
● En este marco es muy probable que el productor se vea incentivado a incrementar el área de siembra y producción, a pesar de la incertidumbre en que se desenvuelve.
● Se observa un incremento en los costos muy importantes, en especial en los insumos básicos (fertilizantes, fitosanitarios, combustibles, etc.) además de los aumentos en los fletes y arrendamientos, que limita notablemente la mejora que pueda darse vía precio del producto.
● El llamado “costo argentino” es factible que continúe en alza, si se consideran los efectos de la estatización de varios ramales de ferrocarril, el manejo temporario hasta una nueva concesión de la hidrovia Paraguay-Paraná, la nueva ley de biocombustibles, etc.
● Finalmente, se mantienen los temores de cambios en la política agrícola tendientes a incrementar los derechos de exportación, restricciones en la aprobación de ventas al exterior, establecimientos de cupos, etc. que puedan impactar negativamente en los precios locales; además de la incertidumbre cambiara post-elecciones que aumente la brecha entre el dólar oficial y el libre, en un marco de incremento desmedido de la inflación.
Por Lic. Gustavo López - Consultor de la Fundación Producir Conservando
Fuente: Fundación Producir Conservando