Para maximizar la respuesta productiva, el ganado debe ser alimentado para cubrir los requerimientos nutricionales de su potencial de producción. Sin embargo, los episodios de acidosis ruminal inducidos, por lo general, por dietas sobrecargadas de granos de cereal y reducidas en forraje de fibra larga pueden atenuar la ganancia diaria de peso y, consecuentemente, reducir la eficiencia de conversión (kg logrados/kg de alimento consumido). Por otro lado, además de gatillar el desarrollo de abscesos hepáticos, se ha demostrado que la permeabilidad del rumen a endotoxinas y bacterias durante un proceso de acidosis ruminal subaguda puede inducir una repuesta inflamatoria sistémica.
Todo junto, en mayor o menor medida - según el grado de susceptibilidad individual a dicho disturbio digestivo - juega en contra de la salud y la eficiencia productiva del rodeo. Mayormente, las proteínas de fase aguda son liberadas desde el hígado en respuesta a mediadores de la inflamación producidos por células del sistema inmunológico durante un proceso inflamatorio. Las proteínas de fase aguda se producen para proteger al individuo de agresiones producidas por patógenos. Actualmente, las proteínas de fase aguda se usan como marcadores del estatus de salud del ganado.
En este sentido, para evaluar la respuesta inflamatoria inducida por la dieta, se monitorearon 4 proteínas de fase aguda en novillos alimentados a corral con dos dietas contrastantes en la concentración de grano de cebada procesado, principalmente de tamaño grueso. Para la etapa de recría, novillos de 248 kg de peso fueron alimentados con una ración que contenía 45% de grano de cebada, del total de la materia seca consumida. Para la etapa de terminación, novillos de 382 kg de peso fueron alimentados con una ración donde el grano de cebada representaba el 91% de la materia seca consumida. Ambas raciones incluyeron al silaje de cebada, como el segundo componente más abundante de la dieta, y fueron dosificadas con monensina.
Es importante destacar que la composición de las raciones fue representativa de las utilizadas en los feedlots comerciales del oeste de Canadá. A lo largo del desafío experimental, 12 semanas para la recría y 15 para la etapa de terminación, el consumo diario de materia seca promedio registrado fue 6,24 kg y 11,86 kg, respectivamente, para cada etapa de alimentación. En la fase de recría, a las 9 semanas de comenzada la alimentación - con la menor inclusión de grano de cebada- se indujo la elevación en sangre de solo 1 de las 4 proteínas de fase aguda monitoreadas - haptoglobina. Por el contrario, para la dieta de terminación (91 % de granos de cebada), 3 de las 4 proteínas de fase aguda - haptoglobina, amiloide A sérico y proteína de unión a lipopolisacárido - incrementaron su concentración en sangre a tan solo 3 semanas de iniciada la alimentación.
Es de destacar que, seis semanas después de que los novillos dejaron de ser alimentados con la ración de terminación, la concentración de las proteínas de fase aguda descendió a su valor más bajo. Estos resultados son evidencia de inflamación sistémica inducida por la dieta, principalmente en las raciones de terminación.
Comentario: Más allá de las ineficiencias productivas que podría generar, la inflamación sistémica refleja problemas de bienestar en el ganado bovino engordado a corra
Por Gustavo Bretschneider - (Vet. M.Sc. Ph.D) - AER INTA Necochea, Argentina