Además, la semana pasada Economía obtuvo financiamiento por un monto equivalente a US$ 1.660 millones a través de la colocación de un bono en pesos atado a la variación del dólar, con el objetivo de darles una opción a quienes temen una devaluación abrupta.
Ante ello, el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) afirmó que “la estrategia dio los resultados esperados” ya que hubo inversores que, en lugar de comprar dólares en el mercado paralelo, optó por invertir sus ahorros en los títulos emitidos por el Tesoro nacional.
“Esto indujo a un cambio de tendencia en el precio del dólar paralelo. Del vertiginoso crecimiento que venía teniendo en las últimas semanas, en que el dólar paralelo alcanzó los $185, se produjo una importante reducción a $165 por dólar. Tranquilizar el mercado cambiario genera alivio, aunque la brecha con el tipo de cambio oficial sigue siendo alta (del orden del 100%)”, agregó la entidad.
Sin embargo, Idesa en su reporte semanal se preguntó cuán duradera será “esta paz cambiaria”. Para responderse, se basó en datos del BCRA: en noviembre de 2019, los pesos emitidos por el Central equivalían a US$ 44.000 millones, a un tipo de cambio oficial de $60. En octubre del corriente año, los pesos emitidos equivalían a US$ 63.000 millones, a un tipo de cambio oficial de $78.
“Esto implica que para que los pesos emitidos en la actualidad sean equivalentes a los pesos que había en noviembre del 2019, medidos en dólares, el tipo de cambio oficial debería aumentar a $113”, aseguró el Instituto.
En esa misma línea, remarcó que desde que asumió el Gobierno Fernández-Fernández la emisión monetaria “creció mucho más que el tipo de cambio oficial” y fue “tan desaforada la emisión que para restablecer la precaria situación que prevalecía antes de la asunción del actual Gobierno, sería necesario que el dólar oficial llegue a $113”.
“Para evitar este escenario traumático, se apeló primero a endurecer el cepo,
luego a obstaculizar las importaciones y ahora a emitir deuda para evitar tanta
emisión monetaria. En todos los casos son medidas que contienen la demanda de
dólares, pero en el corto plazo”, subrayó el informe.
Al tiempo en que agregó: “La inestabilidad cambiaria deriva de la emisión monetaria, la cual es propulsada por el déficit fiscal. En los 10 meses que van del 2020, el déficit fiscal primario fue de $1,3 billones.
El agotamiento de las reservas y el salto en el dólar paralelo dejaron en claro que no es tolerable financiar semejante desequilibrio con emisión monetaria. Por eso el Gobierno tuvo que apelar al endeudamiento para financiarse. Es una estrategia consistente, pero de alcance temporal acotado ya que la capacidad de endeudamiento también tiene límites”.
Para Idesa “no es posible ni necesario eliminar el déficit fiscal de manera inmediata”, pero si es imprescindible “dar señales claras de que hay voluntad política y capacidad técnica para avanzar en un ordenamiento previsional, tributario, funcional y del régimen federal”.
“Un ordenamiento integral del sector público tiene un doble beneficio. Por un lado, habrá mayor predisposición de la gente a mantener sus ahorros en pesos si confía en que la emisión monetaria cederá. Por el otro, facilitará un acuerdo con el FMI para reforzar las reservas del Banco Central”, señaló.
Y concluyó: “Ciertamente que para concebir y ejecutar un plan de ordenamiento del Estado se requiere alta inversión de capital político. Pero el salto en el dólar demostró que la emisión monetaria tiene límites. Si ahora se confía en exceso sobre la capacidad del Tesoro a tomar deuda se repetirá el error del Gobierno de Cambiemos, que para eludir el ordenamiento del Estado confió en el ‘gradualismo’ financiado con deuda atada al dólar. Cambiar de estrategia demanda audacia e innovación pero es la única manera de no seguir profundizando la degradación productiva y social”.
Fuente: El Economista