• La Pandemia, las restricciones internas vinculadas a la política de distanciamiento y/o aislamiento, la caída de la demanda de Brasil, dos buenas cosechas (ciclos 2018/2019 y 2019/2020) son, entre otras, las variables que han concentrado la estructura de exportaciones hacia productos que dependen, directa o indirectamente, de la agricultura extensiva
• Uno de los factores claves del resultado productivo de la agricultura extensiva es el clima. Éste último, lamentablemente, no está acompañando al nuevo ciclo agrícola, y amenaza la generación de divisas del 2021. El potencial de rindes de los cultivos de invierno (trigo, garbanzo) ya se encuentra disminuido por la insuficiencia de lluvias y las altas temperaturas en el centro y norte del país. A precios de exportación, una merma de sólo el 10% en el rinde medio del trigo le costaría al país US$ 440 millones, cifra que escalará rápidamente si las lluvias no aparecen en las zonas más afectadas por la sequía
• La preocupación crece al considerar que los principales centros de predicción climática del mundo coinciden en un aumento de la probabilidad de tener un evento climático Niña en los próximos meses (Fenómeno ENOS), que usualmente conlleva menores lluvias para la región pampeana argentina. Debe advertirse que los últimos dos traspiés fuertes de la producción de granos de verano del país (campañas 2008/2009 y 2017/2018, con ajustes del 35% y 26% respectivamente de los volúmenes) se dieron en fases Niña (de diferente intensidad). Y que una tercera campaña con problemas, de menor intensidad, la 2011/2012, cuya producción se contrajo 14% interanual, también coincidió con una fase Niña del ENOS
En Foco
El saldo positivo de la balanza comercial se amplía en el tercer trimestre, pero la caída de importaciones por la recesión es determinante
• La balanza comercial arroja un superávit de US$ 18.978 millones en el acumulado de los últimos doce meses hasta julio, con exportaciones por US$ 60.762 millones e importaciones por US$ 41.787 millones
• En julio, las exportaciones cayeron un 16,3% interanual, mientras que la merma en las importaciones fue de 30,1%, cuando en el segundo trimestre esa caída había sido de 27,7% interanual
• En los últimos doce meses, el saldo energético registró un superávit de US$ 533 millones, con exportaciones de combustibles por US$ 3.812 millones e importaciones de US$ 3.279 millones
Las exportaciones de productos agrícolas (cereales, oleaginosas, legumbres) y de sus primeros derivados industriales (harinas, aceites) alcanzaron al 55% de las exportaciones totales en los primeros 7 meses del año, una cifra que es récord desde el año 1992. La Pandemia, las restricciones internas vinculadas a la política de distanciamiento y/o aislamiento, la caída de la demanda de Brasil, dos buenas cosechas (ciclos 2018/2019 y 2019/2020) son, entre otras, las variables que han concentrado la estructura de exportaciones hacia productos que dependen, directa o indirectamente, de la agricultura extensiva
• Uno de los factores claves del resultado productivo de la agricultura extensiva es el clima. Éste último, lamentablemente, no está acompañando al nuevo ciclo agrícola, y amenaza la generación de divisas del 2021. El potencial de rindes de los cultivos de invierno (trigo, garbanzo) ya se encuentra disminuido por la insuficiencia de lluvias y las altas temperaturas en el centro y norte del país. A precios de exportación, una merma de sólo el 10% en el rinde medio del trigo le costaría al país US$ 440 millones, cifra que escalará rápidamente si las lluvias no aparecen en las zonas más afectadas por la sequía
• La preocupación crece al considerar que los principales centros de predicción climática del mundo coinciden en un aumento de la probabilidad de tener un evento climático Niña en los próximos meses (Fenómeno ENOS), que usualmente conlleva menores lluvias para la región pampeana argentina. Debe advertirse que los últimos dos traspiés fuertes de la producción de granos de verano del país (campañas 2008/2009 y 2017/2018, con ajustes del 35% y 26% respectivamente de los volúmenes) se dieron en fases Niña (de diferente intensidad). Y que una tercera campaña con problemas, de menor intensidad, la 2011/2012, cuya producción se contrajo 14% interanual, también coincidió con una fase Niña del ENOS
De acuerdo a la última información de INDEC, las exportaciones de bienes alcanzaron los US$ 32.291 millones en los primeros 7 meses de 2020, quedando 12% por debajo del mismo período del año anterior. El ajuste de los envíos es muy claro a nivel del consolidado, pero tiene matices importantes según rubros o tipos de bienes exportados; mientras que la generación de divisas creció a nivel de productos primarios (+10%), las manufacturas agropecuarias se encuentran golpeadas (-8%) y hay un derrumbe en los envíos de manufacturas industriales (-34%) y de combustibles (-24%).
A partir de estas dinámicas divergentes, la estructura de exportaciones del país se muestra muy concentrada en productos primarios y manufacturas agropecuarias, grandes rubros que representan el 72,4% de las colocaciones totales, y que alcanzan la participación más alta de los últimos 29 años (1992-2019), unos 12 puntos porcentuales por encima de la media histórica del período referido.
Si se profundiza el análisis al interior de los dos grandes rubros que este año acrecientan su dominio sobre las exportaciones (primarios y manufacturas agro), aparece con nitidez la importancia de las colocaciones de productos agrícolas, productos generados en la agricultura extensiva (cereales, oleaginosas, legumbres) y de manufacturas basadas en estos granos, en la primera transformación de ellos (harinas, aceites). Nótese que, si se consolidan los envíos de productos agrícolas sin transformación y con una primera transformación industrial, se tiene el 55% de las exportaciones totales, una cifra que es también un récord histórico (el anterior máximo fue el 54% del 2016).
La Pandemia, las restricciones internas vinculadas a la política de distanciamiento y aislamiento, la caída de la demanda de Brasil (crítica para la industria no alimenticia), las dos buenas cosechas (ciclos 2018/2019 y 2019/2020) son, entre otros, los factores que han consolidado este año la estructura de exportaciones hacia aquellos productos que la agricultura extensiva genera en forma directa o indirecta, al suministrar la materia prima crítica que utilizan otras actividades productivas aguas abajo en la cadena de valor.
Es de esperar que continúe este dominio de la agricultura extensiva en las exportaciones del país, por lo que pasan a ser muy relevantes todos los factores que influyen en la decisión de inversión de los productores (cuántas hectáreas sembrar, qué productos, qué tecnología aplicar, etc.) y también aquellos que determinarán finalmente los resultados productivos y económicos finales. Dentro de este segundo grupo aparece el clima como variable no controlable y determinante de la productividad que efectivamente se logra al cabo del ciclo.
Si el clima es clave para el resultado productivo de la agricultura extensiva y esta última genera (en forma directa o indirecta) más del 50% de las exportaciones, puede afirmarse entonces que más de la mitad de las divisas del 2021 dependen en gran medida de cómo evolucione el clima en los próximos meses de este año y en los primeros meses del próximo.
Por Juan Manuel Garzón
Fuente: Fundación Mediterránea