De acuerdo al último censo llevado a cabo por el Ministerio de Producción, en 2017 había en Argentina 609.000 empresas privadas. De ese total, el 99% eran PYMES, es decir, empresas hasta 200 empleados.
Las PYMES generaban el 77% de los puestos de trabajo, en tanto que las grandes empresas generaban el 23% restante de los puestos de trabajo. Al mes de febrero, presentaron declaraciones para pagos de aportes y contribuciones patronales 541.871 empresas, de las cuales 486 empresas eran estatales y el resto privadas. Es decir, quedaban al mes de febrero 541.385 empresas privadas que pagaron aportes y contribuciones en comparación con las 609.000 que fuero censadas en 2017.
Gráfico 1
De acuerdo a datos del Ministerio de Trabajo, las 609.000 empresas censadas se distribuían de acuerdo a los datos del gráfico 1.
Tomando como referencia esos datos, solo los rubros comercio, restaurantes y hotelería y construcción, que sabemos que están seriamente golpeados, representan el 46,4% del total de las empresas. Es decir, aun tomando los datos más optimistas, cuando se suman otras empresas del sector industrial que no trabajan (por ejemplo industria automotriz) y otros servicios, más del 50% de las empresas están sin aire para poder sobrevivir mucho tiempo esta cuarentena. Sin facturación no hay ingresos que permitan pagar los salarios, los impuestos y los alquileres de las oficinas y de los locales. Si no pago el alquiler del local, el dueño pasa a tener problemas económicos.
Gráfico 2
En base a datos del ministerio de Trabajo, en enero había 6 millones de personas trabajando en el sector privado en relación de dependencia. Claramente el sector comercio es el que más puestos de trabajo genera. Ahora, si tomamos los sectores más comprometidos por causa de la pandemia, como la actividad comercial, hoteles, restaurantes, actividad inmobiliaria, construcción, parte del transporte (aviación, micros de larga distancia, remiserías, etc.) parte de la industria, explotación de minas y canteras y pesca, un 63% de los puestos de trabajo están comprometidos y con serios problemas para cobrar sus sueldos de continuar la cuarentena. En realidad es un dato optimista, porque al caer el ingreso o puestos de trabajo, los sectores que hoy tienen actividad perderán parte de ella en la medida que la economía siga contrayéndose por efecto cierre de empresas o de empresas que no pueden pagar los sueldos por falta de ventas. En términos de valor agregado o producto bruto, no menos del 50% de la economía está comprometida.
Si bien se puede entender la cuarentena, al hacerla tan estricta, sin margen para que la mayoría de las empresas puedan vender, podemos tener por delante un serio problema social que se sume a la ya alta y creciente pobreza. Pero no solo las empresas no van a poder pagar los sueldos y, en muchos casos puede ocurrir que tengan que cerrar y, se sabe, que empresa que muere luego es muy difícil revivirla, sino que, además, el sector público se va a quedar sin combustible de impuestos para financiar sus gastos y toda la ayuda que pueda ofrecerle al sector privado, más el financiamiento que tenga para sus sueldos y planes sociales, saldrá de la emisión monetaria, lo cual llevará a otro problema, una llamarada inflacionaria de proporciones con fuerte aumento de la pobreza.
A nivel nacional el IVA, el impuesto más relevante, va a caer brutalmente cuando veamos los datos de abril, porque todo el mes estuvimos en cuarentena. Pero las provincias tienen otro problema, no solo recibirán menos por la coparticipación federal, dada la caída de la recaudación impositiva, sino que sus propios ingresos están comprometidos.
Gráfico 3
En 2019, en promedio de todas las provincias, el impuesto a los ingresos brutos representó el 74% del total de las recaudaciones provinciales. Sin ventas por la cuarentena, ese impuesto va a caer tanto o más que el IVA. De manera que acá estamos enfrentando una situación en que el sector privado, sean PYMES o grandes empresas, no pueden subsistir por demasiado tiempo en cuarentena. La falta de ventas del sector privado hace que ni la nación, ni las provincias y tampoco los municipios tengan recursos para pagar sus abultadas y sobredimensionadas nóminas salariales.
Si todo va a salir de la impresión de billetes, lo más probable es que al problema sanitario, se le agregue un problema social por pérdidas de puestos de trabajo o salarios que no se pueden cobrar y un agudo proceso inflacionario.
Es entendible el asesoramiento de los médicos que indican los protocolos a seguir para no expandir el coronavirus, pero sería prudente que el gobierno empiece a pensar en un plan económico para salir de esta cuarentena que le pone cadenas a la economía, porque lejos de solucionar el problema sanitario se puede empeorar por razones de falta de recursos económicos para sostener el sistema de salud y alta conflictividad social.
Fuente: Economía para Todos