A continuación, los principales conceptos:

Tengo tres ideas fuertes.

Una, es la siguiente. ¿Sabés por qué Cristina Kirchner no habla? ¿Sabés por qué su silencio es cada vez es más estruendoso? ¿Sabés por qué no apoyó ni una vez públicamente, siendo vicepresidenta, ni con un tuit ni con una comunicación formal, a su jefe institucional, el Presidente de la Nación, Alberto Fernández? Porque está celosa de Alberto Fernández. Porque está sorprendida con sus altísimos índices de adhesión. Y porque no soporta el éxito ajeno. Entonces, en secreto, junto a sus incondicionales, Cristina trabaja en un plan para transformarse en alternativa, en el caso de que la recesión económica le explote al Presidente en la cara, inmediatamente después de la salida de la pandemia.

Segunda idea: hoy una médica cirujana, llamada Estefanía Mazza Diez, le escribió una sencilla sentida y potente carta al Presidente, en la que le pidió que los políticos, los servidores públicos, se ajusten los salarios y las dietas, y aprendan a vivir con poco igual que ella. Con unas cuantas líneas les tapó la boca a todos.

La tercera idea es: "no al pensamiento único ni al autoritarismo argumentativo". La pandemia trae autoritarismo argumentativo. Ante una propuesta de debate, te corren. El pensamiento único que pone el mote de "asesinos de adultos mayores" o de "lobbistas de los ricos y grupos concentrados" corre a sanitaristas, economistas y otros pensadores y científicos que impulsan una flexibilización de la cuarentena para reactivar la economía.

Ahora desarrollemos las tres ideas, una por una.

¿No te sorprende a vos el silencio de Cristina Fernández? ¿No te da mala espina? ¿No te da mucho que pensar? ¿No te parece un despropósito que ella no haya dado ni la más mínima señal de apoyo a la decisión del gobierno que además integra? ¿No te preguntaste, por ejemplo, por qué no se sumaron ni al Teletón ni a la movida de la Argentina Unida, los artistas cristinistas más conspicuos, como Pablo Echarri, Fito Paéz, los muchachos de Amado Boudou, digo de La Mancha de Rolando, entre otros?

¿No te preguntaste, por qué ningún dirigente del riñón de Cristina Fernandez, ninguno de su sus habituales voceros, como Oscar Parrilli, o los chicos grandes de La Cámpora, por caso, se sumaron al coro de apoyo explícito del que sí participan los intendentes del conurbano, los gobernadores, peronistas y hasta de la oposición, como Horacio Rodríguez Larreta o Jorge Macri, por citarte dos casos que a muchos les llama la atención? Esto no es casualidad.

Esto sucede porque a Cristina y sus muchachos, la dinámica política del coronavirus los dejó fuera de juego. Y, como ya lo hicieron con mucho esfuerzo, mucha disciplina y mucha conducta partidaria cuando decidieron esmerilar al entonces presidente Mauricio Macri para volver al poder, ahora mismo lo están esmerilando a Alberto. Y con acciones políticas concretas.

Una es, como queda dicho, el sospechoso y estruendoso silencio de radio de Cristina. La otra tiene forma de impuesto.

Uno estrambótico impuesto al que bautizaron proyecto "Patria". Y que tiene como único y exclusivo objetivo, pararse a la izquierda del Presidente para posicionarse como alternativa cuando los altos niveles de aceptación de Alberto empiecen a declinar. Cuando la situación económica se vuelva insostenible.

Sobre la efectividad del Impuesto Patria, cito lo que dijo el economista Juan Carlos de Pablo: "Decirle a un tipo que tiene 32 mil problemas que tiene que pagar más impuestos es una locura total que va a enardecer los espíritus". La gente está muy enojada y enervada.

Ahora hablemos de la médica cirujana. Hablemos de Estefanía. Estefanía le escribió al Presidente una carta que emociona e indigna. Emociona, porque se siente muy genuina. E indigna, porque a una parte de la dirigencia política parece no conmoverla. Ella es cirujana del Hospital Materno Infantil de Mar del Plata. La títuló: "Amar lo que hacemos no es sinónimo de caridad".

El Presidente había acusado de demagogos a quienes reclamaban que los legisladores se bajen las dietas, los autos gratis y los asesores. Había insistido en que sus funcionarios estaban las 24 horas disponibles.

Estefanía le sugirió al Presidente que con el ajuste de un 25 por ciento de los sueldos de los funcionarios y legisladores del Estado se podrían comprar y conseguir "antiparras, barbijos y camas". "Si yo puedo vivir con un sueldo estable de 40 mil pesos, su clase política podría vivir por unos meses con el 25 por ciento de su sueldo".

Te voy a leer unos extractos de la carta. Los que más me impactaron:

"Los médicos amamos lo que hacemos. Podemos pasar días sin dormir para dar lo mejor de nosotros. Se llama vocación, pero no por amar lo que hacemos ni por tener en manos la vida de una persona merecemos la falta de respeto económico que obtenemos".

"Y me refiero a falta de respeto porque para estar bien económicamente todos, todos los médicos, trabajamos de lunes a lunes en mínimo 3 lugares diferentes".

"No es mi objetivo trasmitir odio, rencor o sumarle más problemas a los que ya tiene. Lo que quiero expresarle va más allá y me surgió después de escucharlo recién hablar. Si usted me llama a las 7 AM, 23 PM y hasta las 4 AM yo también lo voy a atender y voy a estar dispuesta para ayudarlo en lo que necesite".

"Si para la sociedad está naturalizado que un médico haga guardias de 24/36/48/72 horas no debería sorprenderle que en una pandemia un diputado esté al teléfono 12 horas al día".

"Si sus diputados, senadores o clase política se merecen no rebajarse los sueldos ($200.000 por mes) porque están disponibles a toda hora, ¿por qué yo como médica merezco un sueldo de 40.000 pesos por mes del Ministerio de Salud cuando estoy disponible al pie del cañón trabajando con la vida de sus ciudadanos argentinos las 24 horas de los 365 días del año?".

"Usted dijo que no apoya que se rebajen los sueldos la clase política porque es el único ingreso que tienen. Y que "solo recaudaría 200.000.000 millones de pesos, ¿y qué haces con eso? Nada". Señor presidente, haría y mucho. Compraría antiparras, barbijos, camisolines, camas. ¿No cree que sea suficiente? Le aseguro que todo suma en esta crisis".

Estefanía fue convocada por la producción de Mirá lo que te digo. Agradeció el interés. Pero no quiere publicidad. Solo que el Presidente escuche su reclamo.

La tercera y última idea es directa y sin ninguna vuelta. Estoy tan podrido de la cuarentena como del pensamiento único. Estoy podrido, especialmente, del pensamiento único que pretende correr por izquierda a los que también están preocupados por la economía, como si eso los convirtiera en propagadores del coronavirus o partidarios de la concentración de la riqueza. Pero no solo estoy podrido de los que te tiran esa etiqueta por la cabeza, de manera autoritaria, como si estuviera prohibido opinar.

También me da tristeza su ignorancia y su torpeza. Porque tendrían que empezar a tomar en cuenta, de una vez, cientos de papers y trabajos de científicos y sanitaristas y de economistas de izquierda y de derecha que coinciden con la hipótesis de que el derrumbe económico va a provocar más muertos que el coronavirus. Muertos por hambre. Muertos por ser cada vez más pobres. Muertos como consecuencia de la pérdida de trabajo. Muertos por una serie de enfermedades más vinculadas a las necesidades que al contagio de cualquier "virus mortal".

Pero además, yo los invitaría a pensar, a Máximo Kirchner, a Carlos Heller, a Fernanda Vallejos, a Cristina, que está detrás de todo esto, y a los que agitan el proyecto del impuesto Patria, que no subestimen la paciencia y la tolerancia de la sociedad. Porque un día, millones de ciudadanos se pueden hartar. Y ese día, la rebelión fiscal podría ser considerada entonces como el principio de algo más grave y profundo. Una especie remake del "Que se vayan todos" de diciembre de 2001. Pero todavía peor.