Los argentinos tienen dólares por más de cuatro veces el valor de los pesos que circulan en la economía. Según una estimación privada basada en una investigación del Gobierno de los Estados Unidos y datos cambiarios locales, en el país hay alrededor de USD 130.000 millones, frente a una base monetaria en pesos que equivale a algo menos de USD 30.000 millones medida en moneda extranjera. La enorme dolarización, tradicional en la Argentina pero potenciada por las crisis financieras y controles de cambios que azotaron al país entre 2012 y 2015, primero, y en 2018 y 2019, después, pone en números que la demanda de pesos de las personas y empresas está en mínimos indispensables para transacciones cotidianas. Y que es un caso único de desconfianza en la moneda.
El cálculo del nivel de dolarización de los argentinos fue hecho por el economista Fernando Marull, a cargo del estudio que lleva su nombre. Para estimar cuántos billetes de dólar existen en el país tomó como partida un trabajo del Departamento del Tesoro y la Reserva Federal de los EEUU hecho en 2006, y que rastreaba el alcance del billete de dólar a lo largo del mundo.
La investigación estadounidense de 14 años atrás dejó clara la particularidad del caso argentino. El país quedó primero en el ranking de tenencias de billetes de dólar con USD 1.300 per cápita. Si bien las tenencias totales de USD 50.000 millones eran menores que las de los residentes de Rusia, quienes entre todos sumaban unos USD 80.000 millones según ese estudio, la diferencia en cantidad de población mostraba que ninguna sociedad en el mundo usaba tanto el dólar fuera de los EEUU. En Rusia había USD 550 per cápita en ese entonces, menos de la mitad que en la Argentina y debajo de Panamá, con USD 648 por habitante.
A partir de esa estimación original, y en base a datos del Indec y del Banco Central, Marull actualizó el dato en el tiempo. Como en 2006 la posición de inversión internacional de los argentinos estaba en USD 80.000 millones, asume que USD 30.000 millones estaba colocados en el exterior en distintas formas.
Después, calculando las compras de billetes para formación de activos externos entre 2006 y el segundo trimestre de 2019, enfocándose en dinero papel en lugar de divisas -movimientos mayoristas, mayormente electrónicos- y asumiendo que una porción se gastó fuera del país, el economista llegó a que en estos 13 años de convulsionada vida económica del país los argentinos acumularon USD 80.000 millones más en billetes.
En total, entonces, USD 130.000 millones en los colchones, cajas de seguridad y depósitos bancarios. Otros USD 100.000 millones, mientras tanto, son tenencias fuera del país que llevan al total a unos USD 230.000 milllones, similar a la posición bruta de inversión en moneda extranjera de los residentes argentinos calculada por el Indec.
Para Marull, semejante nivel de dolarización es una muestra de lo que les tocó vivir a los ahorristas argentinos incluso más allá del período analizado. Ocho defaults o canjes de deuda, 4 hiperinflaciones, un récord de inflación para un sólo año de 3.079% y un último registro de inflación anual en 2019 del 53,8% explican la rareza.
“Cuando tenés un banco central con mala reputación y un mal historial en cuanto a cumplimientos de deuda los pagás con desconfianza en tu moneda. Si se compara con Brasil, Chile o Uruguay ahí parece estar la diferencia”, dijo quien fue jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Programación Económica entre 2017 y 2019.
“Y al mirar el dato está también la explicación de por qué, aunque no estén en niveles bajos, la cotizaciones paralelas del dólar se mantuvieron bastante tranquilas mientras el Gobierno emite dinero, tiene problemas con su deuda en pesos y baja la tasa. Y eso es que es tal el nivel de dolarización que cada vez que una empresa o una persona no llega a fin de mes o necesita cubrir un gasto extraordinario, la plata sale de ahí, de los dólares que están guardados. De ahí que siempre parezca haber un flujo de oferta bastante robusto”, concluye Marull.
Desde otro punto de vista, ese stock de dólares en manos de empresas y familias argentinas es ahorro que no está disponible para transformarse en préstamos, inversión, dada la tendencia histórica a procesos inflacionarios, bajo rendimiento de depósitos y hasta confiscación de ahorros. Ahorro fuera de juego.
“El proceso de dolarización fue tan violento que lo que tenés es un ahorro disponible que se mantiene fuera del sistema. En los hechos funciona como un fondo procíclico, que cuando las condiciones son negativas eso sale de la economía y profundiza la crisis.
De la misma forma, cuando se recrea la confianza y hay un horizonte de crecimiento esos dólares primero llegan como aplicación para gasto corriente o, más adelante, en forma de inversión y crecimiento ya sea de las familias o de las empresas, a través de inversión inmobiliaria, construcción u otros. Eso a la vez genera un proceso de apreciación cambiaria como los que vimos en procesos recientes”, dijo Rodrigo Álvarez, de la consultora Analytica.
Pero, explica el economista, es dinero que puede volcarse al consumo y la inversión a nivel local. Que está agazapado esperando expectativas favorables para volver, sino al sistema, al menos a la calle. Pero eso es algo que no parece tan cercano hoy.
“La Argentina tiene muchos frentes abiertos propios. Está el proceso inconcluso de la deuda, la incertidumbre respecto de la política económica, de la política monetaria y lo que es la construcción de confianza del propio Gobierno que lleva mucho tiempo. Argentina es una fábrica de fuentes de volatilidad sobre el que ahora se monta la volatilidad externa por la epidemia de coronavirus, resalta Álvarez.
Fuente: Rosario Finanzas