La decisión del gobierno de aumentar en 3 puntos los derechos de exportación del complejo sojero, no luce como una medida que vaya a generar mayores ingresos impositivos al fisco. En 2019 el complejo sojero exportó por un total de US$ 16.943 millones, siendo el primer complejo exportador de Argentina. De repetirse el nivel de exportaciones y precios, el fisco recaudaría US$ 508 millones más. Considerando que el año pasado la recaudación impositiva total, es decir sumando todos los impuestos nacionales, sumó el equivalente a US$ 101.000 millones. Esto quiere decir que el incremento de 3 puntos a las exportaciones de soja le aportaría al fisco un incremento del 0,5% del total de todos los ingresos tributarios de 2019. Es decir, monedas frente al gigantesto problema fiscal que tenemos, producto del aumento del gasto público.

No solo la medida no aporta casi nada desde el punto de vista fiscal, sino que, además, agrega más inestabilidad en las reglas de juego a una economía argentina que, de por sí, es imprevisible por los bruscos cambios que suelen adoptar los gobiernos sobre las condiciones en que los empresarios tienen que tomar sus decisiones. En otras palabras, este aumento de las retenciones al complejo sojero no afecta solo al campo, sino que envía señales negativas al resto de los sectores productivos, generando más imprevisibilidad en las reglas de juego.

A lo anterior hay que agregarle el estancamiento que muestran las exportaciones desde hace 12 años. En efecto, luego del salto en las exportaciones entre 2003-2007, a partir de ese año las exportaciones quedaron boyando en la franja de los 60.000 a 70.000 millones de dólares.

Gráfico 1


Si tomamos los datos del Banco Mundial de exportaciones de bienes y servicios en dólares corrientes, entre 2007 y 2018 las exportaciones Argentinas aumentaron, punta contra punta, el 15,5%, las de Brasil el 49%, Perú el 81,5% y Australia el 78,8% por citar solo algunos país de la región o similares a Argentina.

De acuerdo a un trabajo preparado por FADA, en 2019 las exportaciones de agrobusiness representaron el 64% del total de las exportaciones argentinas. En 2019, solo los complejos sojero, cerealero y bovino representaron el 52% de las exportaciones.

El ministro de Economía, Martín Guzmán y el mismo presidente, Alberto Fernández, han manifestado que Argentina necesita generar dólares genuinos. Justamente estos sectores son los que pueden aportarle las divisas que tanto dice necesitar el gobierno, pero la carga tributaria es tal que, parecen estar matando la gallina de los huevos de oro.

En efecto, de acuerdo al trabajo de FADA, al mes de diciembre, antes que se anunciaran los aumentos de retenciones e inmobiliario en la provincia de Buenos Aires, el estado se quedaba con el 60,4% de la renta agrícola. De la soja el estado tomaba el 64,5%, del maíz el 53,9%, del trigo el 53,5% y del girasol el 62%.

Si tomamos los datos por provincias de cuánto se queda el estado de la renta agrícola, siguiendo el trabajo de FADA, la provincia de Buenos Aires se lleva en impuestos el 61,7% de la renta agrícola, La Pampa el 62,3%, Santa Fe el 59,3%, San Luis el 58,7% y Córdoba el 59,9%.

Es evidente que no es solo el campo el que paga muchos impuestos, pero en el caso del campo el peso impositivo es mayor por las retenciones que se aplican.

A medida que aumenta la presión impositiva y se reducen los márgenes de ganancias de los productores, cuánto más lejos se está del puerto menos rentable es la producción por los costos de transporte.

El punto a resaltar es que la única opción de salida de Argentina en términos de crecimiento económico es vía exportaciones. El mercado interno es tan chico en volumen y en poder adquisitivo, con un 35% de la población en la pobreza, otra parte en la indigencia y el resto sobreviviendo cómo puede (salvo la dirigencia política) que no hacen falta muchas inversiones para poder abastecer el mercado interno. Por el contrario, si se exportara más, los volúmenes de producción crecerían y las necesidades de inversión, con la creación de puestos de trabajo, aumentarían notablemente.

De acuerdo a un trabajo realizado por Gustavo López, desde que se establecieron las retenciones al campo en 2002, el sector aportó US$ 105.000 millones en retenciones solamente. Esto es, solo en retenciones, el campo aportó toda la recaudación de todos los impuestos recaudados en 2019.

Gráfico 2


Mientras Argentina se mantuvo abierta al mundo y no se castigaron las exportaciones, las exportaciones Argentinas representaron entre el 2% y el 3% del total mundial. En 2018 representaron el 0,3% del total mundial. En otras palabras, de haber mantenido nuestra participación en el comercio mundial, hoy Argentina debería estar exportando US$ 572.000 millones anuales en vez de los escasos US$ 70.000 millones que exportamos, si tenemos la suerte que llueva.

¿Cuántos puestos de trabajo, cuánta riqueza, cuanta mejora en la calidad de vida se perdieron por exporta US$ 500.000 millones menos de lo que podríamos estar exportando?

En síntesis, lo único que mantiene con vida a la economía argentina es el sector agropecuario y alguno que otro más, sin embargo el gobierno se empeña en castigar el único motor que le queda funcionando manteniendo el avión en vuelo. Francamente no se entiende que pretende hacer el gobierno aumentando en 3 puntos los derechos de exportación de soja, si le va a aportar monedas, generará menos rentabilidad en el sector tendiendo a achicarlo, cuando lo que necesita la economía argentina es que se agrande la producción y no se la castigue.

Fuente: Economía para Todos