Con relación a la cosecha 18/19, se habrían liquidado divisas por un monto un poco inferior a lo esperado.
Y es lógico que haya sido así.
Este comportamiento no resulta de una actitud especulativa de los productores. Es más bien el resultado razonable del cuadro extremadamente incierto que vivimos.
Un peso que se deprecia constantemente y una tasa de riesgo país que gira cerca de 1000 puntos, alienta sin duda alguna a demorar las ventas.
Recordemos lo traumático que fue el día jueves pasado, cuando el riesgo país había alcanzado las 1.011 unidades. Se trataba de un rango máximo en más de cinco años, desde febrero de 2014.
Así las cosas, es razonable que los tenedores de soja se sienten sobre los silobolsas para mirar qué pasa con el dólar y el riesgo país. A pesar de lo elevado que es el nivel de tasas de interés.
Afortunadamente, el gobierno tuvo una rápida reacción frente al cuadro y se abocó, en los últimos días, a renegociar el acuerdo con el FMI.
El fin de semana fue duro, pero de resultados concretos.
A consecuencia de estas tratativas con el FMI, el Banco Central acaba de anunciar que pasará a vender dólares aun cada unidad su ubique por debajo del límite de $51,448.
Además, este organismo incrementará de 150 a 250 millones de dólares el monto de venta diaria, una vez que el valor hay pasado el límite de $51,448.
En suma, ha llegado la caballería.
El poder de fuego es muy superior. En lugar de fusiles, ahora hay cañones.
El Banco Central, entonces, empieza la semana con instrumentos más eficientes para reducir la volatilidad del mercado financiero y del tipo de cambio.
En un marco de emergencia financiera, cambiaria y política, como el actual, la decisión de este organismo es una clara señal de que puede contener las expectativas de devaluación. Y, a su vez, revela el fuerte apoyo del FMI al gobierno.
Sí, señores: el FMI está mostrando una posición más flexible de la tradicional.
De esta forma, resulta lógico esperar que para los dos próximos meses, al menos, la tasa de devaluación de la moneda sea moderada.
Por ello, de no surgir nuevos inconvenientes, no parece razonable demorar las ventas -que se deban hacer en este plazo- pues no hay indicios, a nivel internacional, para mejoras de precios.
Más aun, cuando se considera la terriblemente alta tasa de interés.