Es verdad que poco sabemos acerca de los períodos temporales bajos los cuales
oscilan los ciclos climáticos, ya que los registros históricos en nuestra zona,
en el sudeste cordobés, son "muy jóvenes" y quizá no contemplen ciclos de
ocurrencia de algunos fenómenos cada 600 o 1300 años, por ejemplo.
Pero de lo que si estamos seguros es, que desde que estamos trabajando en
esta parte de la zona núcleo, el mapa hídrico adquirió un comportamiento al que
no estábamos acostumbrados, muy brusco en cuanto al cambio de escenarios
permanentemente, exigiéndonos en agudizar el ingenio a la hora de crear
alternativas de manejo.
Estos comportamientos climáticos erráticos, que incluyen intensas lluvias en
períodos acotados de tiempo repercuten inmediatamente en el ambiente productivo
donde desarrollamos nuestra actividad agropecuaria.
El pronóstico de largo plazo indicaba sólidamente la presencia del Niño para
la presente campaña. Lluvias que llegaron tarde para "salvar" al trigo de la
sequía invernal pero que complicaron desde un inicio la largada de la gruesa.
Frente a un año que se creía auspicioso respecto del agua a recibir se abría una posibilidad grande para el maíz en nuestra estrategia, ya que el factor decisor más importante que tiene la asignación de un lote a maíz es el agua y no el precio.
Debido a que esta gramínea tiene una gran capacidad de generar kilos por
hectárea si no le falta agua y nutrientes, mucho más que todos sus competidores
de verano. Situación en la cual con buenos a muy buenos rendimientos es el
cultivo que más separado queda de su costo de indiferencia a pesar de poseer un
costo de implantación más elevado que el resto.
Análisis
Si pensamos en incluir maíz debemos repasar algunos aspectos interesantes de su análisis, por ejemplo es el cultivo que mayor inversión requiere, entre híbrido y fertilizantes, pero es a su vez el que más plasticidad nos da para su incorporación en el lote respecto de su fecha de siembra y, además, resiste bastante mejor los anegamientos que su principal competidor zonal, la soja.
El maíz permite trazar un plan de siembra en el que se pueden contemplar
siembras tempranas y tardías, permitiendo adecuar su implantación de acuerdo al
análisis del ambiente y su pronóstico.
Por ejemplo, si se esperan lluvias importantes y estamos en un buen ambiente, la siembra podría ser temprana, ahora si el mismo tipo de campo se encuentra saturado en septiembre y octubre y se espera un año seco o normal la siembra puede ser diferida a diciembre.
Ventajas
Las ventajas del maíz sobre la soja para sobrellevar el exceso hídrico están dadas por algunos aspectos, como su habilidad para producir raíces adventicias tempranas y a otras adaptaciones, como un aumento del espacio de aire en los tejidos radicales durante los períodos de excesos hídricos que prolonga la supervivencia de la raíz bajo condiciones de asfixia radicular.
También se mantiene parado aún en condiciones de inundación durante largos períodos por razones de arquitectura de la planta y fortaleza de su caña. Además no posee dehiscencia como si lo tiene la soja en sus vainas una vez maduras.
Estas consideraciones son válidas para ambientes que almacenan mucha agua o con problemas de anegamiento, ahora también hay numerosos ambientes altos o de suelos más sueltos en los cuales no se sufren los excesos, y es en esos ambientes donde el maíz también va a tener ventajas en un "año llovedor".
No hay un cultivo estival en esta zona que correlacione mejor el agua al inicio y rendimiento, ni hablar cuando encima las condiciones del perfil son óptimas hasta llegar a la napa, recordando siempre que "las raíces no crecen buscando agua, sino que crecen con agua".
Alternativa
Es también el maíz una alternativa rentable en ambientes regulares para la agricultura que participan de planteos mixtos. Nosotros, los técnicos, y los productores fuimos educados bajo el mensaje que el maíz solo tiene buen margen en buenos ambientes.
Después de ya varias campañas son pocos los que dudan de la estabilidad del maíz sembrado tardíamente, que permitió plantear el cultivo en ambientes impensados, rompiendo el viejo paradigma de dónde conviene hacer maíz.
En la actualidad, en la mayoría de las zonas ya no es raro encontrar asesores que recomiendan en suelo clase III, IV y hasta VI, con presencia de sales o hidromorfismos, hacer maíz en vez de soja.
La clave de esta recomendación es una interpretación correcta del riesgo, ya que el maíz soporta bastante mejor las condiciones de salinización y de anegamientos temporarios que la soja.
De a poco se fue descubriendo que el maíz tardío requiere menos costos que hacer una soja en un ambiente en el que las plantas de la oleaginosa a veces no alcanzan ni a cerrar el surco.
En buenos ambientes, el atraso de la fecha de siembra también es una excelente herramienta para enfrentar años que arrancan con pocas lluvias, ya que con el atraso de la fecha de siembra hay mayores probabilidades de contar con un perfil con más humedad que en septiembre, porque la mayor ocurrencia de precipitaciones se da durante la primavera. Y, como se sabe, el maíz es uno de los cultivos que más explica su rendimiento en función de la humedad al inicio
Este análisis es sin tener en cuenta sus otros beneficios ocultos que se
generan en la presente campaña y que se utilizan en las próximas, aportando al
sistema en términos de cantidad de rastrojos, materia orgánica, disminución de
la erosión, aumento de la fertilidad y estabilización del sistema poroso del
suelo, entre otros.
Por: Juan Pablo Ioele