De acuerdo con datos oficiales, el peso medio por animal faenado experimentó en los últimos meses un importante incremento. Pasó de un promedio de 227 kilos en el primer semestre a 232 kilos en julio, un valor que se repetiría en agosto.
Esto se desprende del perfil de la faena registrado durante el mes pasado, cuando creció cinco por ciento el sacrificio de novillos, categoría que aporta kilos a la faena por encima del promedio. A la par, cayó 15 por ciento la matanza de terneros y 20 por ciento, la de terneras.
Así, más novillos y menos terneros explican esta suba del peso medio. De sostenerse este kilaje, significará aumentar la producción anual de carne vacuna (sólo por este factor) en unas 90 mil toneladas. Lo que equivale a más de dos kilos disponibles adicionales por habitante y por año.
Debe observarse, además, que aumentó también marginalmente el peso medio en
gancho de terneros, terneras y vaquillonas.
Cría
Según el Boletín de Resultados Económicos Ganaderos que elabora la Secretaría de Agroindustria, una explotación de cría de la Cuenca del Salado (modelo mejorado, 161 kilos de carne por hectárea, 80 por ciento de destete) mostraba a junio último el resultado neto más bajo desde la serie iniciada en mayo del 2012.
Desde entonces, y expresado a moneda constante, los gastos totales de la cría en junio promediaron los 3.076 pesos por hectárea, con un mínimo de 2.969 pesos y un máximo de 3.594 pesos.
Mientras este nivel de gastos muestra poca variabilidad, los ingresos por hectárea evolucionaron desde un mínimo de 5.786 (junio último), hasta un máximo de 9.205 pesos (noviembre de 2015).
El resultado neto por hectárea muestra una marcada declinación desde fines de
2015, para ubicarse a junio pasado en 1.900 pesos, 25 por ciento por debajo del
promedio 2012-2018.
China
Derrell Peel, técnico del Servicio de Extensión de la Universidad de Oklahoma y considerado uno de los principales analistas del mercado estadounidense de carnes, acaba de realizar un extenso viaje por China. En un informe especial para la revista Drovers, Peel destaca que la cadena de la carne vacuna merece escasa atención del gobierno chino, que se concentra en el fomento de la producción de carne de cerdo, ave y leche, actividades que cuentan ya con grandes unidades productivas, que aprovechan la escala e incorporan tecnología moderna.
La producción de carne vacuna, en cambio, se sigue realizando de modo tradicional, en explotaciones pequeñas, en la mayoría de los casos con no más de diez vacunos, con dos o tres vacas de cría, que dan en promedio dos terneros cada tres años. La mayoría del ganado de carne es de raza Amarilla, pero la producción de beef incluye también los búfalos en el Sur y Sudeste del país y los yaks en la altiplanicie del Tíbet.
Peel, que hizo más de 5.500 kilómetros en trenes de alta velocidad por la zona central del país, observa que vio muy poco ganado pastoreando.
La productividad del ganado vacuno es baja, los animales son alimentados con residuos de cosecha, o pastorean los bordes de los canales, bosques o las banquinas de las rutas.
Se estima que el 60 por ciento es terminado a corral con una ración base de maíz, y que los feedlots tienen una capacidad que va desde unos pocos cientos de cabezas hasta algunos que superan las 20 mil.