Conocida como la enfermedad que mata los cítricos –una vez infectada la planta no se recupera–, investigadores y productores deben agudizar el ingenio para frenar el avance del Huanglongbing en la Argentina y consolidar la producción de limones, naranjas y mandarinas en el mercado internacional.
La posibilidad de contar con un aporte no reembolsable de más de seis millones de pesos, realizado por el fideicomiso Fondagro, administrado por el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), permitirá al INTA Bella Vista –Corrientes– comenzar con la multiplicación masiva de Tamarixia radiata, una avispa benéfica que disminuye las poblaciones de Diaphorina citri –vector que transmite la enfermedad–. El uso de este enemigo natural permitirá el control de la plaga sin productos químicos, en zonas urbanas.
Federico Cafasso –titular del BICE fideicomisos– hizo referencia al rol del banco en el desarrollo de las mejores herramientas fiduciarias para impulsar la producción agroindustrial. “En esta oportunidad, acompañamos a la Secretaría de Agroindustria y al INTA en este proyecto clave para el control biológico de una enfermedad que afecta los cítricos”, señaló.
El convenio de aporte y administración de fondos, firmado entre el INTA y el BICE, permitirá potenciar la producción nacional de cítricos. En este sentido, Juan Balbín –presidente del INTA– destacó la importancia de construir una biofábrica dedicada a la multiplicación de biocontroladores para el vector que transmite el HLB.
“La cría de estos enemigos naturales nos va a permitir controlar la sanidad en áreas de traspatio, zonas urbanas y periurbanas”, aseguró Balbín quien puntualizó: “Con la tamarixia, se evita el uso de productos químicos”.
En la Argentina, las reglas para evitar el avance del HLB en plantaciones comerciales de citrus son claras y precisas. Además de producir con plantas provenientes de viveros certificados, el control de la chicharrita se puede hacer con productos químicos. Sin embargo, los programas de prevención no prevén ninguna medida para disminuir las poblaciones de Diaphorina citri –chicharrita que transmite HLB–, sobre todo, en zonas urbanas con citrus o mirto (arbusto ornamental), ni en quintas abandonadas.
En este sentido, Juan Sablich –director del Centro Regional del INTA en Corrientes– alertó sobre el ingreso de la enfermedad al país. “Hay registros sobre la presencia de HLB en algunos lugares. Son casos bien puntuales y, como la enfermedad aún no está difundida, nos da tiempo para prepararnos ante un probable escenario de citricultura con HLB en el que necesariamente deberemos manejar la actividad con mayor precisión”, apuntó.
“La clave es la detección temprana de la chicharrita o de la enfermedad para evitar su dispersión”, destacó Sablich y aseguró: “Esta inversión –para la cría y liberación de tamarixia– nos va a permitir dar el primer salto cualitativo y podremos comenzar con el escalamiento del proyecto”.
“Para nosotros es muy importante que hayan aprobado esta propuesta, porque nos da pie para concretar y proyectar el desarrollo de herramientas enfocadas en la prevención”, señaló Sablich.
En 2017, las alarmas se encendieron para las localidades de Sáenz Peña –Chaco– y Formosa. En agosto de ese mismo año, se detectó en La Banda –Santiago del Estero– y en octubre en Ituzaingó –Corrientes– en árboles de cítricos del arbolado urbano. Por último, en diciembre del año pasado, el Senasa comunicó el hallazgo por primera vez de insectos portadores de HLB en Entre Ríos, precisamente al norte del macizo del río Uruguay, en Villa del Rosario.
Una vez detectada, obliga a erradicar –arrancar de raíz– la planta afectada y destruirla, sin posibilidad alguna de salvarla. Los árboles enfermos producen frutos amargos, incomibles y deformes hasta que mueren.
Con el objetivo de reducir los niveles poblacionales del psílido asiático de los cítricos –chicharrita que transmite HLB– en aquellos lugares donde no es posible usar el control químico, Alcides Aguirre –referente del laboratorio de Entomología del INTA Bella Vista, Corrientes– estudia su comportamiento y las formas posibles de control.
“Con el equipo de Entomología, hace más de 10 años que estamos observando y estudiando la chicharrita y el parasitoide”, indicó Aguirre y añadió: “Ahora, gracias a este aporte tendremos las instalaciones que nos permitirán hacer las primeras liberaciones masivas de la avispa y evaluar los resultados a campo”.
En este sentido, Aguirre reflexionó sobre la oportunidad de tener un centro de multiplicación para trabajar sobre todo en la prevención. “En la zona citrícola de Bella Vista aún no detectamos presencia de HLB y los niveles poblacionales del vector no son tan altos como en otras zonas citrícolas del país”, indicó y aseguró: “Esto es una gran oportunidad para frenar el HLB”.
El aporte del BICE permitirá construir un invernadero metálico –para la producción de mirto o planta huesped– y tres cámaras de cría acondicionadas –para la cría de Diaphorina citri y Tamarixia radiata y la cría de un insecto predador–. Además, se prevé la compra de insumos, materiales, equipos y la contratación de cuatro operarios. “Todas las etapas de cría se realizarán en confinamiento, con ambientes climatizados y con estrictas medidas de seguridad biológica”, afirmó Aguirre.
“Gracias a esta inversión, podremos criar unas 500.000 avispitas al año que servirán para liberar en el casco urbano de la ciudad”, manifestó Aguirre quien, además, aclaró que “debido a que no hay experiencias en nuestro país sobre la dosis a utilizar, la cantidad de adultos del parasitoide a liberar se ajustará a las condiciones locales”.