Claudio Soumoulou, presidente de ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas)
fue el encargado de abrir el Simposio Valor Ganadero 2018 y darles la bienvenida
a los asistentes. “Este es un espacio de encuentro y de desafío de trabajar en
conjunto, pero también de llevarnos lo que aprendamos y trasladarlo a nuestras
empresas. Pensamos a Valor Ganadero no solo como un espacio de negocios sino
como un lugar para compartir, un espacio donde pensarnos en un esquema distinto,
con ideas innovadoras y disruptivas. En el movimiento cooperativo somos
sociedades de personas y nos fortalecemos en espacios de diálogo como este”,
dijo Soumoulou.
El mercado asiático: China
Uno de los disertantes destacados del Simposio Valor Ganadero fue el Embajador argentino en China, Diego Guelar, quien explicó la relación comercial y las oportunidades de crecimiento de los productos argentinos en el país asiático. Realizó una comparación entre las importaciones y exportaciones a China de países con “mercados similares a Argentina: Nueva Zelanda, Australia, Brasil, Uruguay, Chile y Perú. A ellos les va bien porque producen y venden, no inventan enemigos, crecen y participan del mercado”.
Para nuestro país, “el problema no son las importaciones que vienen de China (registradas en U$S 280 per cápita), sino la debilidad de nuestras exportaciones” hacia China (U$S 98 per cápita). “Hoy no hay más excusas, hay un mundo que demanda y hay que salir de la zona de confort. Tenemos que dar un salto”, dijo. Luego, agregó: “hoy exportamos 4.000 millones de dólares, pero podemos quintuplicarlo. Este es el salto que tenemos que dar”.
“Exportamos poroto de soja, comodities, pero no tenemos productos elaborados. ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas) es un vehículo importante para esto porque reúne a productores chicos. La Asociación es fundamental para la producción agroindustrial, y también para encontrar socios”. Contó que China compra poroto de soja y transforma en harina esos granos en industrias propias. “Hay que incorporar socios chinos para que vengan a producir a Argentina, a trabajar acá”, sostuvo el Embajador.
Por otro lado, se refirió a la guerra comercial entre EE.UU y China. “Para nosotros es una oportunidad, pero es una guerra relativa, es un ajuste de su sociedad comercial, con el estilo de Trump”, sostuvo.
En el caso del mercado de la carne, dijo que “el 90% de las exportaciones van a ser a China, el problema es que no tenemos carne. Tenemos que generar políticas para producirla; tenemos el mercado y no tenemos el producto”. Por otro lado, sugirió que Argentina tendría que “adoptar el sistema de cortes de Australia porque el mercado y el consumidor los conocen”. Además, indicó que “una de las obsesiones del mercado chino es tener un producto más natural. El medio ambiente es una preocupación para esta cultura”.
Para finalizar, indicó “nuestro desafío es con nosotros mismos, no con China. A los productores les diría que China es un gran mercado, que está abierto; sólo tienen que tomar la decisión”.
La producción y el empleo frente al avance de la inteligencia artificial
Dilemas, oportunidades y esperanzas en un mundo cada vez más automatizado y artificial.
En primera jornada del Simposio Valor Ganadero 2018, el economista y consultor internacional Eduardo Levy Yeyati brindó una disertación llamada “Reflejos del futuro” en la que abordó los dilemas que sucederán en el mercado laboral y productivo en los próximos años, frente a los desplazamientos que ocurrirán como consecuencia de la automatización y la artificialidad.
Según Levy, la inteligencia artificial es “pasiva y boba” pero, aun así, se queda con los puestos de trabajo. Los cambios en el mercado laboral ya se están produciendo y no se puede detener la ola. Sin embargo, hay algunas trincheras de esperanza para los trabajadores y la producción ganadera artesanal.
El especialista explicó que, a futuro, de acuerdo a diferentes estudios realizados en el mundo, los trabajos de mayor y menor sofisticación serán menos afectados por la sustitución de empleos que los de capacitación media. Para Latinoamérica no hay muchos datos, pero esa situación, por el momento, se ve solo en Brasil, esa polarización aún no llegó a Argentina”, dijo el consultor.
“En el centro de la sustitución tecnológica esta la Inteligencia Artificial (IA). La cuarta revolución en agricultura está vinculada a la IA. La IA reemplaza a nuestro cerebro y, a la larga, reemplaza a tareas de alta inteligencia”, señaló el economista. Sin embargo, para Levy, “la Inteligencia Artificial es muy boba, es pasiva”, imita patrones.
Debido a la que “el nivel de automatización es mayor para los trabajos de menor sofisticación, son más fácilmente reemplazables y serán más castigados”, aseguró el economista. Como consecuencia, habrá menos puestos y menor salarios para ese tipo de trabajos y se producirá “inequidad”. “El cambio tecnológico afectará más a los empleos de baja calificación”, indicó.
De acuerdo a un estudio presentado en la disertación, el 60% de las ocupaciones son automatizables en al menos un 30%, es decir que “serían reemplazados parcialmente y solo una parte de esos empleos desaparecería”, explicó Levy. Además, advirtió que “los países en desarrollo tienen un mercado laboral con mayor potencial de automatización que los países desarrollados”.
¿Cuál es la trinchera del trabajo humano?
Frente a este panorama que genera preocupación, especialmente en países en desarrollo, Levy señaló algunos espacios de esperanza: “las trincheras del trabajo humano”, entre las que ubicó la inteligencia social, la creatividad y la unicidad como lugares no sustituibles por la tecnología.
Entre los trabajos que demandan inteligencia social, incluyó a las tareas cuidados, ya sea de niños, de ancianos, de domicilios, la docencia de educación primaria, etc. Otra de las trincheras se encontraría en las ocupaciones que requieren de creatividad, no reemplazable por la tecnología. Finalmente, otra ventana de esperanza se abriría por la “unicidad”, es decir, la demanda de productos artesanales, únicos, no reproducidos técnicamente, no artificiales. En este sentido, Levy llamó a preguntarse hasta qué punto estamos dispuestos a pagar más por lo artesanal y puso como ejemplo el caso de la carne sintética que se obtiene “a partir de clonar un trozo de carne y hacer miles con él”. Para el consultor, “la carne sintética es la amenaza sobre la carne producida naturalmente, es lo que vendrá, lo que va a pasar”, advirtió. No obstante, destacó que “la carne de vaca va a ser la versión artesanal de la comida” y allí se encuentra una oportunidad, ya que la carne artificial tiene como barrera la aceptación de los consumidores. Por eso, instó a “customizar la producción para ese consumidor de acá a diez años”. “Hay que pensar en esa demanda premium, distinta a la que tenemos ahora. Ese es el principal cruce en la tecnología y la ganadería. “Hay que adaptar el producto para un mercado en donde la carne natural compite con la carne artificial”, remarcó.
Finalmente, señaló “la contradicción que está implícita en la sustitución de empleos por la automatización o la tecnología, ya que si la mayoría de la población no puede consumir ¿a quién se le va a vender?”. La consecuencia a futuro sería una “recesión, problemas sociales y fiscales, la generación de una sociedad dual y disfuncional desde el punto de vista tributario”. Por eso, de acuerdo al economista, la solución al dilema del trabajo del mañana se encuentra en “la educación y la distribución, básicamente en la política”, enfatizó.
Diagnóstico de la lechería: Las necesidades de un cambio
El Ing. Agr Hugo Quatrocchi abrió el primer panel técnico haciendo un repaso de la situación de la producción lechera argentina en el contexto global. “Argentina es un país con tambos grandes, de más de 100 vacas por tambo en promedio. Además, en la escena mundial tenemos un costo de producción de leche bajo, pero también un precio bajo de la leche”, señaló. En cuanto al costo de la mano de obra (MO), consideró que “tenemos una competitividad cuanto menos frágil porque si bien el costo es competitivo, la productividad de esa MO es muy baja comparada con nuestros competidores”. Por otra parte, indicó que “hay poco capital invertido y eso vuelve más vulnerables a nuestros sistemas productivos”. En cuanto a endeudamiento, sostuvo que el porcentaje de endeudamiento de un productor típico, incluyendo la tierra, es bajo respecto de otros países productores de leche. Respecto de la alimentación, expresó: “En Argentina producir leche con grano es barato, pero con alta volatibilidad en su conveniencia económica a diferencia de otros países”.
Asimismo, destacó la importancia que revisten las demandas de los consumidores en la actualidad: “El consumidor tiene voz y voto sobre la manera en que se producen sus alimentos” y esto es un tema clave según Quatocchi. También consideró como una limitante fundamental la cuestión de las regulaciones ambientales y las referidas al bienestar animal.
Luego, el Ing. Agr, Javier Baudracco, especialista en lechería, señaló: “Necesitamos sistemas flexibles que sean rentables, la productividad de nuestros tambos está limitada tres puntos principales: la producción de forrajes, la cantidad de vacas y la infraestructura”. El especialista llamó a aumentar el número de animales por hectárea y hacer un uso eficiente de la tierra. Asimismo, indicó que el agua, la sombra, los callejones, las instalaciones de ordeño subdimensionadas y las viviendas, son los principales problemas de infraestructura en los tambos argentinos. “Tenemos una aguada cada 34 hectáreas, es decir, tres aguadas cada cien hectáreas”, precisó.
Baudracco contó que hoy en día “la gente huye del tambo” en todo el mundo. “Hay que poner el foco en las personas, así los resultados empiezan a aparecer; es la gente la que va a cuidar a las vacas y al ambiente”, aseguró.
A su turno, el Ing. Agr. Ernesto Pittaluga, destacó que el confort de las personas y los animales, la alimentación eficiente y el equipo de trabajo, son las claves para lograr un sistema sólido.
Tambo robotizado. Análisis de una nueva forma del negocio
Para completar el panel técnico sobre lechería Miguel Taverna, coordinador del Programa Nacional de Lechería del INTA, expuso sobre el funcionamiento de los robots de ordeñe.
En la Estación Experimental de Rafaela del INTA tienen desde hace 3 años un tambo robotizado. “Implementamos un sistema productivo en el cual incorporamos muchas tecnologías de punta o innovaciones. Estas tecnologías, genéricamente, se las conoce como tecnologías de precisión, robótica, automatización, y las tecnologías de la telecomunicación y de informática. Evaluamos todas estas tecnologías puestas en un sistema para evaluar los resultados desde el punto de vista productivo, económico, social y ambiental”, explicó Miguel Taverna, coordinador del Programa Nacional de Lechería del INTA.
“Los resultados son alentadores, muy buenos. Pero son sistemas que implican un trabajo gerencial muy fuerte para poder, a través de la cantidad de información que se genera, tomar buenas decisiones de manejo que permitan impactar positivamente sobre la producción, la eficiencia y los resultados económicos”, dijo.
Dos aspectos que destacó fueron que cada unidad robótica puede atender entre 60 y 65 vacas, y es atendida por 2 personas. “En Rafaela trabajamos con 2 empleados, que podrían atender hasta 3 unidades, lo cual impactaría muy fuerte en los costos de mano de obra”, indicó Taverna.
Dentro del sistema, desde lo ambiental, “se evalúan todo lo que es consumo de agua, el uso de electricidad, la reutilización de los efluentes. Y desde el punto de vista social, cómo impacta esto en la calidad de vida de la gente. Al robot lo evaluamos no solamente desde la eficiencia, sino también en calidad de vida”, aseguró.
Un robot de ordeñe “son tecnologías que requieren de una inversión inicial muy importante. Las condiciones hoy de Argentina no están dadas para eso. Son tecnologías que se adquieren en dólares. En los países donde se usan, los productores acceden a créditos a 10 años, a una tasa del 1% anual de interés, en dólares. Son contextos distintos; y, además, requieren conectividad, tensión eléctrica de calidad y de estabilidad. Son tecnologías que se van a ir incorporando parcialmente, con el tiempo, ya que hay cuestiones más prioritarias hoy para el productor”, describió.
En los países nórdicos europeos, la incorporación de los robots de ordeñe es muy alta. “Prácticamente, el 70 o 80% de los productores tienen robots. El resto de Europa lo está incorporando; en Oceanía y EEUU está ingresando más lentamente. En América Latina, Argentina fue pionera, luego se sumaron Chile y Brasil. Los antecedentes avalan que es una tecnología confiable”, concluyó Miguel Taverna.