Cuentan que cuando se enteraron en Wall Street de los ataques y la sanciones de Trump a Turquía algunos operadores pensaron al principio que se trataba de una broma de mal gusto. Pero enseguida reaccionaron y la orden fue retirar las inversiones financieras de casi todos los países emergentes. ¿Las víctimas? Además de Turquía, la Argentina. El país comparte con Estambul lo que se llama el doble déficit, fiscal y comercial. Pero ahí terminan las coincidencias. El último viernes el dólar volvió a rozar los $ 30 y el riesgo país saltó a los 700 puntos, un indicador de que podría haber dificultades en los pagos. Hoy arranca una semana de incertidumbre global con la misión del FMI en Buenos Aires. Los técnicos, bajo la batuta de Roberto Cardarelli, serán recibidos por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne y el presidente del BCRA, Luis Caputo.
Fuentes cercanas a la negociación señalaron ayer a este diario que se les pedirá que permitan utilizar el próximo y seguro desembolso de US$ 3.000 millones para desarmar el stock de Lebacs. Mañana martes hay otro súper vencimiento.
También, que el FMI abandone su papel de guardián de las reservas del Banco Central y adopte una mayor flexibilidad para que sirvan de paraguas ante nuevas corridas contra el peso. “Somos un auto que se ha quedado sin nafta”, señaló un banquero al reconocer que la política de utilizar únicamente la tasa de interés para contener al dólar, ya se agotó.
No será sencillo, aseguran. Es que en la página 14 del memorándum de entendimiento con el FMI se explicita que el tipo de cambio debe establecerse en función de la oferta y la demanda y que únicamente se puede intervenir en casos excepcionales.
El viernes ardían los teléfonos de los principales analistas. Entre ellos, el de Martín Redrado que recurrió a un tweet para hacer público que este año el país no tiene problema de financiamiento y que en 2019 sólo debe conseguir US$ 7.500 millones, ya que el resto de los compromisos, que equivale en total a US$ 20.000 millones, son en pesos. “No conozco ningún país que haya defaulteado por US$ 7.500 millones”, aseguró el ex jefe del BCRA a Clarín. En su visión, hay una sobre-reacción. Mucho de esto está explicando ahora en Nueva York el secretario de Finanzas, Santiago Bausili.
Lucas Lainez, director de Puente, menciona un castigo masivo a los emergentes. “La situación es delicada pero no justifica semejante huida”, dice, ¿Dónde van esos fondos? “Al dólar”, soltó otro banquero que solicitó el anonimato.
Mauro Roca, ex economista jefe de Goldman Sachs y hoy de la gestora de fondos TWC, dijo desde Nueva York que había demasiados papeles argentinos en las carteras, entre las emisiones del Gobierno para pagarle a los holdouts, emisiones de las provincias y de las empresas. “Y eso es lo que se está desarmando. La caída en los precios de los bonos es muy pronunciada y es probable que se haya llegado a un piso”.
-¿Preocupa en Wall Street el nivel de deuda de la Argentina?
-Son ratios manejables.
-¿Cuánto influye el escándalo de los cuadernos de las coimas y el hecho de que haya empresarios de primera línea involucrados?
-Nada. Hay quienes comparan con el lava jato brasileño, pero hay dos diferencias clave. En primer lugar el lava jato afectaba a un gobierno en el poder y aquí a un gobierno que se fue. Segundo, el lava jato implicó a Petrobras, motor de la economía de Brasil y a contratos que estaban en pleno desarrollo. No es el caso argentino.
Ante una semana como la que arranca, con viento en contra, ayer trascendió que el Gobierno busca un paraguas financiero con otros organismos multilaterales como el Banco Mundial para frenar la sangría en el mercado de bonos. Entre tanto crece la preocupación por el impacto en la economía real.
La Fundación Capital estima que la caída del PBI en el segundo trimestre de este año llega a 3,5%.