En números esto implica una superficie de 6,1 millones de hectáreas contra
5,9 millones el año pasado y sería el tercer registro más alto de las últimas 15
campañas.
Ahora bien, con dicha cantidad de hectáreas entra en juego el tema del rinde. Si tomamos el promedio nacional de las últimas tres campañas (31,4 qq/ha), la producción total se encaminaría a 19 millones de toneladas. Y si tomamos el promedio de las últimas dos, la producción se ubicaría en 20 millones de toneladas cómodamente.
Tanto la Bolsa de Cereales de Buenos Aires como la Bolsa de Comercio de Rosario están estimando actualmente 19 y 20 millones de toneladas respectivamente en línea con estas estimaciones. Y aunque Agroindustria aún no tiene estimados de producción, es inminente una producción que ronde las 20 millones de toneladas. Con semejante volumen, lo que pase con la demanda es fundamental.
Si el consumo interno se mantiene en sus habituales 6,5 millones de toneladas, eso nos deja 13,5 millones de toneladas para exportar. Las últimas dos campañas, luego de las fatídicas trabas a la exportación, las ventas externas pasaron de 8,5 a casi 13 millones de toneladas y de repetirse este volumen los stocks remanentes quedarían bastante ajustados. En rigor deberíamos contemplar 1,7 millones de sobrante de la actual campaña, con lo que la oferta total sería 21,7 millones, menos las 19,5 que se llevarían entre consumo doméstico y externo sobrarían 2,2 millones, una cantidad igualmente baja.
Por otro lado, no debemos dejar de considerar que el sector exportador puede demandar incluso más toneladas y el sobrante final ser menor. Para tener una idea, el departamento de agricultura de EEUU estima una exportación nacional de 14,5 millones de toneladas. Actualmente el ritmo de compras de este sector es de 2,7 millones de toneladas contra 2,3 a misma altura del año pasado y el dato clave es que ya se llevan vendidos casi 3 millones de toneladas, es decir, a pesar del buen ritmo de compras todavía mantienen un déficit de originación.
Y con esto, ¿a dónde van a los precios?
Los precios cosecha llegaron a tocar los U$S 195 diciembre y U$S 200 enero en el
mercado a término. Aunque parezcan elevados, había algunas cuestiones en juego
que los justificaban: primero, que en plena seca había mucha incertidumbre sobre
las posibilidades agronómicas de sembrar trigo. Muchos productores definieron la
siembra a último momento. En segundo lugar, la exportación previendo una baja
productiva salió a ofertar buenos precios y garantizarse la originación de
antemano.
Sin embargo, con la confirmación de un área casi récord y en línea con la corrección de Chicago los precios comenzaron a bajar y hoy se ubican más abajo. Lo que siga de aquí en más tendrá un gran componente de como terminen los cultivos de cara a la cosecha (todo el norte argentino se encuentra próximo a entrar en espigazón y las lluvias podrían o no impactar en los rindes) y cómo se vaya moviendo la exportación en línea con las ventas estimadas. Si quieren exportar 13 millones de toneladas aún deberán salir a buscar otras 10 millones y puede haber momentos en que el mercado se caliente. No sólo esto, sino que los principales exportadores mundiales sufrieron recortes productivos lo que deja, en principio, más mercados para Argentina.
Nuestra recomendación es no esperar a entrar en cosecha para vender e ir asegurando los precios actuales, especialmente para aquellos que aún no hayan tomado ninguna decisión de comercialización. Tener un 30%-40% del estimado vendido por encima de los U$S 180 nos parece una buena alternativa siempre atento gestionar el riesgo del restante porcentaje. Si los precios suben fuertemente, cosa que podría suceder, promediaremos con pisos de U$S 180 que son mejores que cualquiera de los valores de las últimas campañas a cosecha. Si se derrumban, habremos cubierto un buen porcentaje a un precio igualmente bueno.
También es importante pensar en coberturas con opciones, lección que nos dejó la última seca. Vimos que más allá de la buena oferta de trigo esperada, la demanda corre muy de cerca y cualquier tropiezo productivo nos dejaría alcistas en precios.
En este sentido existe un abanico muy grande de posibilidades para cubrir los márgenes independientemente de lo que pase con los precios, desde comprar coberturas alcistas (opciones de compra o call) hasta guardar la mercadería y ponerle pisos (opciones de venta o put). Lo que si vemos que no es una buena idea es esperar a último momento para actuar y cubrir precios de trigo.
Por Ignacio Fernandez – Analista de mercados BLD - Docente de
Agroeducación
Fuente: Agroeducacion