En plena siembra de trigo, es posible interiorizarnos sobre el origen y beneficios potenciales de unas de las sembradoras que se han difundido con intensidad en nuestro medio y en los últimos 10 años, las Air Drill, que conducen las semillas por corrientes de aire.
En los inicios, el agricultor sembraba sus cultivos llevando una bolsa colgada de su hombro de la que extraía semilla para esparcirla a mano de un costado a otro, es decir distribuía al voleo en tanto caminaba lentamente. Pero la uniformidad lograda en la distribución no era buena y ello se notaba en la emergencia de las plantas. Quien encontró una solución fue Jethro Tull, un agricultor inglés que viajó por Europa buscando mejores métodos de cultivo para su granja llamada “Prosperous”. Jethro presentó uno de los resultados de su investigación en 1702 y aquel resultó ser el antecesor de lo que hoy entendemos por sembradora de fino.
El invento, o la innovación -para usar un término moderno-, consistía en una caja de semillas arrastrada por un caballo con mecanismos de siembra hechos a partir de un pedal de órgano de iglesia, que lograba distribuir satisfactoriamente la semilla, en cantidades constantes y a una profundidad tal de la que resultaba una emergencia fructífera para el momento.
La semilla era plantada en hileras en lugar de al voleo, lo cual facilitaba la posterior eliminación de las malezas que crecían alrededor de las plantas de cultivo. Esta innovación se transformó en la sembradora patentada en 1841.
Más de cien años pasaron antes de que, en 1950 Albert Fuss un australiano fundador de la compañía Gyral, introdujera el concepto de air drill, es decir sembradoras que conducen la semilla y el fertilizante mediante un flujo de aire a presión, desde un dosificador a chorrillo hasta el surcador. Con la evolución tecnológica, hoy se disponen de equipos diversos, reconocidos por sus varios beneficios, que se desprenden de la idea original de Fuss. Entre ellos se pueden destacar tales como la reducción de los tiempos dedicados a trabajos indirectos tales como: la carga de semilla, la calibración de los dosificadores, el manejo de los fertilizantes granulados, y el tránsito en rastrojos difíciles. Los beneficios de las air drill se hacen más evidentes en máquinas de gran ancho de labor, es decir cuando superan los 5 metros.
Los usuarios de estos equipos sostienen que abastecen de semilla y fertilizante a la tolva en menos tiempo que lo que requieren para cargar una sembradora común. La boca de carga es más reducida que en las sembradoras que no son air drill, no obstante lo cual la capacidad de su tolva es bastante más generosa pudiendo ofrecer 250 litros de capacidad por línea de siembra. Asimismo, la gran capacidad de la tolva, reduce las detenciones por carga las que se producen luego de sembrar gran cantidad de hectáreas (entre 50 y 60 hectáreas a más). Es decir la autonomía en estos equipos es grande. Todo ello hace que aumente la capacidad de trabajo potencial del equipo, y por ende se reduzcan los costos operativos.
Asimismo, los usuarios ven otros beneficios en el transporte ya que sólo se levantan las alas para ello, sin necesidad de hacer diferentes enganches.
En lo que se refiere a los trenes de siembra, la generosa distancia entre los cuerpos delanteros y los traseros, hace prácticamente imposible las atoradas, aun cuando se trabaje con mucho residuo en superficie, situación bastante corriente en campos en siembra directa y con inviernos fríos en los que el rastrojo, o bien no se descompone o demora más de una temporada en hacerlo. En estas circunstancias, el doble disco con la cuchilla delante ofrece excelentes prestaciones en lo que hace al corte del rastrojo apertura de surco. Cuando se prefiere el monodisco y zapata, también se ofrecen en el mercado modelos con este tipo de surcador.
Desde el punto de vista del manejo de los fertilizantes granulados, se le gana horas a cada día sobre todo en ambientes de alta humedad relativa ya que se puede comenzar la siembra bien temprano a la mañana sin tener problemas con el rocío, y terminar la tarea más tarde con humedad ya presente en el atardecer o noche. Es que con la corriente de aire caliente se reducen los problemas con la formación de cascotes y taponamiento de los tubos de conducción y bajada del insumo con los granulados que, al ser altamente higroscópicos tienden a formar cascotes y tapones en los conductos de las máquinas convencionales, al tomar la humedad ambiente. El aire de transporte de fertilizante y semilla es caliente debido que con él se enfría el aceite de sistema hidráulico que mueve a la turbina.
Pasturas y semillas pequeñas
Otra aplicación además de la siembra de cultivos para grano, es la implantación de pasturas con especies como la alfalfa y otras de semillas pequeñas para lo cual la air drill ofrece tolvas y dosificadores de dimensiones adecuadas. Asimismo, la distribución de los cuerpos resulta óptima para el tránsito del equipo en las pasturas viejas, para hacer su intersiembra y renovación de pasturas y la siembra en rastrojos abundantes, a pesar de lo reducido del tamaño de la simiente.
Otras especies que se siembran con las air drill es chía de semillas pequeñas, un cultivo precolombino que utilizaban los Aztecas que fuera dejado de lado por los conquistadores y que desde hace algunos años, sus granos son apreciados por sus cualidades alimenticias, entre las que pueden destacarse que aporta ácidos grasos Omega 3 reductores del colesterol y por ende del riesgo de las enfermedades del corazón. Por ello su demanda crece en Europa y el norte de América. El chía se siembra a razón de 4 a 5 kg/ha con 52 cm de distancia entre hileras y a una profundad de 2 cm es decir en varios aspectos se parece a la siembra de alfalfa (densidad, profundidad). Las air drill también pueden funcionar perfectamente previa adaptación, con otros granos como sésamo o quinua.