Las lluvias observadas en los primeros diez días del mes pasado, promovieron una generalización de los excesos hídricos. Luego se ingresó en un período de más de dos semanas donde el comportamiento pluvial se normalizó por completo, aunque el ambiente húmedo no termino de resolverse. Con las últimas lluvias de mayo, volvieron a reaparecer en forma sectorizada los excesos, aunque los mismos encuentran por estos días un entorno relativamente favorable para escurrir. Debería ayudar en forma más eficiente la insolación para lograr optimizar los lotes destinados a la fina.
Como podemos observar en el mapa, la clasificación actual de humedad es más que favorable. Claro que un análisis que ponga el foco en la recuperación de la humedad para el avance de la fina estará desdeñando lo sucedido con el impacto de los excesos sobre la cosecha. Si habitualmente es muy delicado el equilibrio que se requiere para que las condiciones meteorológicas favorezcan las recargas de los perfiles y den el tiempo necesario para el avance normal de la cosecha, este año este equilibrio se ha visto totalmente distorsionado.
Al presente buena parte de la región pampeana se presenta con reservas que se desvían positivamente de los valores normales, principalmente en la provincia de BA. Podemos observar que las lluvias de mayo no han tenido un gran efecto en la recuperación del perfil de humedad en LP, algunas áreas del sudoeste y el norte de CB, como así también la mencionada zona aledaña a Tres Arroyos. En LP y el oeste de BA, habría que hacer un análisis más fino considerando los niveles freáticos. Lo que parece claro es que si los perfiles están muy secos, como se ven en el mapa, es difícil que las lluvias de invierno logren revertir el panorama de la zona. El norte de la Mesopotamia excepto Misiones se ha visto beneficiado por las últimas precipitaciones, alcanzando niveles óptimos de humedad.
Estas condiciones de partida para la campaña de granos finos, presupone un escenario que resuelve la evolución de los cultivos para el tránsito del trimestre frío. Esto dicho suponiendo lluvias normales o incluso inferiores a las normales.
El protagonismo para la tendencia del trimestre frío está totalmente ligado al reposicionamiento de la anomalía cálida sobre el litoral Atlántico. El aporte de humedad extra que puede proponer la circulación del noreste con esta anomalía cálida ya hemos visto cómo funciona. Esto no garantiza una sobreoferta de agua para el trimestre frío, pero de mantenerse puede volverse decisivo en el inicio de la primavera, con lo cual se transforma en un forzante oceánico que habrá que monitorear muy de cerca.
Si consideramos las condiciones actuales de humedad y asociamos el calentamiento del Atlántico con lluvias por encimas de las normales, deberíamos concluir que estamos en problemas. Sin embargo, para que esto se concrete, también debería observarse una anomalía de circulación del sector noreste durante el trimestre frío. Esto sucedió durante gran parte del invierno pasado, pero justamente fue un comportamiento anómalo. El mismo impactó sobre las condiciones ambientales dejando lluvias y temperaturas por encima de las normales, con un máximo en el comienzo de la primavera.
Favorablemente el mes de junio comienza con una fuerte presencia del viento pampero. Los vientos del oeste y el sudoeste predominan en el trimestre frío, salvando áreas del sudeste de BA, donde el aporte oceánico es más frecuente con los vientos del sudeste.
En resumen en los próximos tres meses será calve monitorear la circulación del noreste. Por lo pronto no está previsto que esta sea dominante. Esporádicamente la misma se recompone y por lo general coincide con los momentos más templados y llovedores del invierno, independientemente de las lluvias de aire frío que por lo general dejan montos pluviales muy modestos.