La estrategia, que terminó de delinearse tras la tempestad cambiaria, supone un reacomodamiento del poder en las entrañas de Balcarce 50.
A partir de ahora, Dujovne será "el dueño del presupuesto ", con una mirada centrada en la macro, pero también en la coordinación con el "autárquico" Banco Central . Tarea nada fácil para quien, en el marco del ajuste fiscal , se convertirá en el nuevo señor "no". Más cuando en la Casa Rosada se encargan de aclarar que el titular de Hacienda no será primus inter pares, sino el coordinador de los ministerios de Finanzas, Transporte, Trabajo, Interior, Producción, Agroindustria, Energía, Turismo y Modernización.
Ayer fue el propio jefe de Gabinete, Marcos Peña , quien respaldó a sus
vicejefes durante la celebración de los 100 años de la Cámara de Comercio de
Estados Unidos en la Argentina. "No creemos en derrotas a nivel interno. Los
vicejefes siguen estando a cargo de la coordinación del Gobierno y los cambios
no transforman a Dujovne en un superministro", resumió Peña, ante la mirada
atenta de los empresarios. Poco dijo de lo que implica haber perdido en el día a
día el control de diez ministerios. Tampoco del nuevo escenario que supone
trasladar a Hipólito Yrigoyen 250 el nuevo eje de poder económico.
La tarea de Dujovne no será sencilla: deberá vigilar todo lo relacionado con el presupuesto, trabajar en las proyecciones para 2019, controlar el gasto, avanzar sobre los cupos trimestrales de las distintas partidas y reducir el déficit fiscal conforme a la nueva meta acordada con el FMI.
La inflación será superior a la esperada, y el crecimiento, inferior, según sus propias declaraciones. La sequía del campo, las nuevas tasas de Estados Unidos y el escenario regional suponen un nuevo viento de frente. Como si estos obstáculos fueran pocos, hay otro factor adicional para seguir de cerca al flamante coordinador. "Él tendrá la lapicera, pero vendrá sin tinta", graficó uno de los nuevos coordinados. Léase: no tendrá la decisión final sobre los ejes en conflicto. Al menos no por ahora.
Es una máxima conocida en el mundo corporativo que la hipótesis del "trabajo
en equipo" termina cuando alguien debe poner un límite y al otro no le gusta
recibirlo. Más cuando el organigrama no queda claro y las zonas grises habilitan
a tocar la puerta de una instancia superior.
Como muestra sirve un ejemplo concreto del día a día. ¿Qué pasará cuando haya que decirle al ministro de Modernización, Andrés Ibarra, que debe acelerar la reducción en el sector público? ¿O al propio ministro del Interior que tal proyecto que funciona como llave política ante un gobierno provincial deberá postergarse por falta de recursos? La respuesta en la Casa Rosada es tan clara como desafiante. "Será el propio Presidente quien decida. El Poder Ejecutivo laudará cuando los intereses sean encontrados", comentaron.
Las escenas de la Argentina explícita que se vivieron en las últimas tres semanas dejaron en evidencia que no solo hace falta coordinación, sino también autonomía para la toma de decisiones. Es justamente en esos momentos cuando los silos de gestión no colaboran para resolver el todo. Tal vez por ello varias decisiones se hayan tomado ya con absoluto sigilo.
La primera es que se desarmará la Subsecretaría de Coordinación y Análisis Económico, que lideraba Vladimir Werning. Es el economista del Gobierno que más escuchan Peña y Quintana. Aún hoy está en una oficina de la Casa Rosada muy cerca del Presidente y evaluará en los próximos días si sigue con una nueva posición que le ofrecieron en el Gobierno o da por cerrada su etapa pública.
En el mercado financiero, la mayor parte de los analistas lo señalan como el ideólogo del cambio de metas de inflación y de la política económica del Gobierno anunciados a fines de 2017. "Se le ofrecieron alternativas, pero no tenía sentido continuar con la subsecretaría en el marco del nuevo organigrama. Dependerá de él si continúa o no en un nuevo rol", admitió una fuente cercana al Gobierno.
La segunda decisión tomada es que continuarán la reducción de subsidios y el aumento de tarifas. Se trabaja en nuevos argumentos sobre la presunta inconstitucionalidad de los proyectos del Frente Renovador y de Argentina Federal para limitar el aumento de tarifas. También sobre el rechazo contundente a la iniciativa del Frente para la Victoria, que propone retrotraer las tarifas al 31 de diciembre de 2017 y congelarlas en 2018. " Si bien la última puerta es el veto, existen otras opciones antes. Ya hay contactos con algunos gobernadores con vistas al Senado", admitieron desde las entrañas de Cambiemos. Por otra parte, buscan discutir el rol del Estado federal y de las provincias en torno a sus responsabilidades de gasto. Una tarea que ahora intentarán acelerar.
Por lo bajo, no esperan grandes sorpresas de la negociación con el FMI. Las declaraciones públicas y privadas de los equipos técnicos de Christine Lagarde están en línea con la estrategia trazada por el Presidente para corregir las cuentas públicas.
La devaluación de los últimos días dejó el tipo de cambio por encima de la proyección del mercado y estiman que esa relación entre el peso y el dólar se corregirá en los próximos días. Tampoco se espera que el FMI dé la fórmula para lograr el resultado esperado. "No dirá en qué renglón hacer los recortes, sino a cuánto aspira, y en eso no hay riesgos. Los planetas están alineados", aventuró un líder de las negociaciones.
Además, desde ahora la dupla Lopetegui-Quintana pondrá más foco en los 60 proyectos de obras públicas en marcha. Seguirán de cerca también el régimen de participación público-privada (PPP). De la primera apertura de sobres surgieron propuestas económicas de los 10 consorcios -compuestos por 19 empresas nacionales y siete internacionales- que presentaron un total de 32 ofertas para los distintos corredores. Todas resolvieron seguir en carrera.
Casi tantas como miembros del gabinete. No por nada el cartel que sigue enmarcado en la Casa Rosada aparece como una fuente de deseo para lo que viene: "Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera". Ni más ni menos.