La metodología más difundida para el diagnóstico de nitrógeno se basa en la determinación del contenido de nitrato en suelo previo a la siembra del cultivo (profundidad de 0-60 cm). En los últimos años, para trigo y maíz se ha demostrado que la incorporación del Nan (estimador del aporte de nitrógeno por mineralización) a los modelos tradicionales de diagnóstico mejora la estimación de las necesidades de nitrógeno. Sin embargo, en la actualidad, es escasa la adopción de dichos métodos por parte de los productores del sudeste bonaerense. La situación empeora aún más si consideramos que solamente se toman muestras de suelo en el 40-45% del área sembrada y, por ende, en más de la mitad de los lotes la fertilización se realiza sin previo análisis.
A modo de ejemplo, se estimó el margen bruto por hectárea (precio bruto de 16,4 USD qq-1) para dos lotes de producción destinados a trigo que difieren en el contenido de Nan (bajo=50 ppm y alto=100 ppm). El valor de 50 ppm es característico de suelos con prolongada historia agrícola, mientras que el de 100 ppm es típico de un suelo descansado y/o con antecesor pastura. Además, se definieron tres tipos de productores en función del tipo de herramientas que emplean para el diagnóstico de N: A) Productor tradicional (nivel tecnológico bajo) = sin análisis de suelo y/o con dosis sub-óptimas de fertilización; B) Productor bueno (nivel tecnológico medio) = realiza análisis de suelo pero no emplea el Nan en su modelo y C) Productor intensificado (nivel tecnológico alto) = el cual realiza el diagnóstico considerando no solo al disponibilidad inicial de N sino también el aporte de N por mineralización.
Para la condición de suelo con baja concentración de Nan, se observa que el Productor intensificado que realiza un correcto diagnóstico, aun aumentando la dosis de N en 80 kg ha-1, obtiene no solo 20 qq ha-1 adicionales de rendimiento sino también que su margen bruto se incrementa en 220 dólares ha-1 respecto al Productor tradicional de la zona. Una situación intermedia resulta para el Productor bueno que pierde 10 qq ha-1 de rendimiento y 110 dólares ha-1 en su margen bruto. Es válido remarcar que el aumento en la producción de los cultivos no solo redunda en un mayor retorno económico sino también en la mejora de la eficiencia de uso de todos los recursos disponibles y de aportes de carbono al sistema.
Por otra parte, para la condición de suelo con alto contenido de Nan, nuevamente la incorporación del estimador de la mineralización al modelo de diagnóstico le permite al Productor intensificado obtener una diferencia de 30 y 60 dólares ha-1 respecto al Productor bueno y tradicional, respectivamente. A diferencia del suelo con bajo Nan, en este caso no hay diferencias en rendimiento entre tipos de productor. Sin embargo, los productores tradicionales y buenos aplicarían un exceso de N, que no repercute sobre el rendimiento pero aumenta el costo económico y el riesgo ambiental de la producción. Es válido mencionar que estos resultados no contemplan las posibles bonificaciones o precios diferenciales que se pueden obtener según la calidad del grano, no obstante, los valores de proteína se ubican por encima de 10-10.5% para el modelo intensificado.
En síntesis, la determinación de Nan junto al nitrato en presiembra resulta una herramienta imprescindible para el ajuste de la dosis temprana de nitrógeno con el objetivo de maximizar rendimiento y minimizar el potencial impacto ambiental negativo de la práctica de fertilización.
En la actualidad, el empleo de tecnologías de procesos confiables es el único camino hacia la mejora en la eficiencia de uso de los recursos en pos de una agricultura intensificada y sustentable.
Por Nahuel Reussi Calvo