Por Héctor Huergo y Silvia Naishtat
Gustavo Idígoras, ex agregado agrícola en la Unión Europea, es el flamante presidente de la poderosa Cámara de la Industria Aceitera (Ciara), con 35 empresas que en 2017 exportaron por US$22.000 millones. Es la primera vez que alguien que no proviene de esas compañías se pone al frente de Ciara. Idígoras reemplaza a Alberto Rodríguez.
—Elisa Carrió criticó al campo por la escasez de dólares ¿Están liquidando o reteniendo las divisas?
—El sector tiene un flujo normal de liquidación. La liquidación de divisas en sí es para prefinanciar las compras de la cosecha, con lo cual el ingreso que existe es absolutamente normal. El cierre del mes de abril confirmó que estamos en niveles muy similares a la liquidación del año pasado, superando los US$6.000 millones. Estamos en un mercado hípercompetitivo vinculado con la sequía, y la escasez de la materia prima está haciendo que todas nuestras empresas estén luchando para tratar de comprar la mayor cantidad de mercadería y en las mejores calidades posibles.
—Desde diversos sectores se critica el decreto del Gobierno de 2017, por el cual ustedes tienen la potestad de traer las divisas cuando deseen. Tienen 10 años para liquidar...
—Nosotros entendemos que el decreto no es especial para esta industria. Fue establecido con objetivos de financiación para pymes industriales, para darle plazos para competir con otros países. Además, el 90% de todas las operaciones de este sector se hacen con prefinanciación, es decir se trae la plata porque hay que pagarles a los productores a los pocos días de cerrado el contrato de compra de la materia prima. Se les paga inmediatamente antes de realizar la exportación.
—Con las pérdidas por la sequía, y una molienda que cayó 10%, ¿cuánta soja están importando?
—Hay una admisión temporaria y se está trayendo soja de Paraguay, como siempre, y de los EE.UU.
—Eso es histórico. ¿Cuánta soja ingresó desde EE.UU.?
—No hay ingreso aún porque es soja de la próxima cosecha, así que la operación no se concreta antes de julio. Pero ya hay operaciones confirmadas por 560 mil toneladas, que podrían eventualmente ampliarse. El Gobierno está trabajando un marco regulatorio especial para estas situaciones coyunturales. Pero tenemos que acostumbrarnos porque tenemos una industria muy eficiente, con mucha capacidad que necesita estar alimentada, y para abastecerla hay que pensar no sólo en una mayor producción local sino en la posibilidad de traer materia prima para procesarla y ser un país industrial, porque procesamos acá y re-exportamos valor agregado.
—¿A cuánto asciende la capacidad ociosa de las plantas?
—Un 40% para una industria que puede procesar 66 millones de toneladas y que el año pasado procesó 47 millones. Las importaciones son para mantener las plantas que son de ciclo continuo.
—¿Las plantas están preparadas para descargar los granos que importan desde las barcazas?
—No todas. Algunas tienen posibilidades y otras están invirtiendo en los muelles. El sector tiene un plan de inversión total de $ 27.000 millones este año. Son para logística y ampliación de la capacidad. Necesitamos este tipo de escala industrial para llegar a todos los países del mundo. Les doy un ejemplo: la harina de soja. Históricamente nuestro mercado tradicional era la Unión Europea. Pero Europa ha perdido importancia y hoy estamos vendiendo a Vietnam, Filipinas, Tailandia, que eran compradores naturales de aceite de palma. Podemos vender a todo el mundo y necesitamos seguir ampliando esa capacidad y mejorar la logística. La industria se está preparando para el salto de volumen en la producción agrícola en Argentina. Para poder recibirla, acopiarla, procesarla y exportarla.
—¿En cuánto están evaluando la pérdida en esta campaña?
—Estamos frente a una cosecha fruto de la sequía y por lo tanto escasa. En segundo lugar hay un problema de calidad por las recientes lluvias y tenemos un estándar de calidad histórico en Argentina, que todos vamos a cumplir pero que otorga flexibilidades para condiciones de recibo de la mercadería. Se están aplicando esos criterios vinculados con el estándar de calidad.
—¿A cuánto llega la pérdida en términos de volumen?
—Nosotros no tenemos estadísticas propias. Pero en el mejor de los casos estaremos entre 35 y 37 millones de toneladas en el caso de soja, unos 10 millones menos que el estimado. A ese volumen se agregan 5 o 6 millones de toneladas de stock.
—¿Por dónde viene la demanda internacional, por el lado del aceite o el de la harina de soja?
—Claramente por la harina. El aceite es muy complicado, porque es un mercado donde la oferta hoy es excedentaria. Del grano de la soja se obtiene un 80% de harina y un 20% de aceite y por esta situación la Argentina ha crecido en el biodiésel, que es la mejor salida para el aceite de soja.
—¿Cómo define al campo argentino?
—El agro argentino es como la economía brasileña, que está ajena a los vaivenes de la política. En Brasil puede suceder cualquier desequilibrio político, pero tiene ímpetu porque está orientado a pautas de crecimiento. Brasil está creciendo 3%, pero el sector agro está por encima del 6%. Por eso digo que el agro argentino tiene la potencia de la economía brasileña. Una vez que el gobierno actual decidió eliminar las restricciones absurdas, el agro reaccionó y esta yendo a otro gran salto productivo.