Ante una semana clave para dilucidar si las turbulencias financieras que
aquejan al país se aplacan o expanden, el presidente de Sociedad Rural (SRA),
Daniel Pelegrina, salió a contestar las voces que le endilgan al campo querer un
dólar más alto para poder colocar su producción en el mundo: "Para los
productores de commodities, un dólar alto es atractivo, pero también tienen
costos dolarizados, y hay otras actividades, como la carne, leche, pollo y
economías regionales, a las que la suba del tipo de cambio los golpea duro".
En una entrevista con El Cronista, el productor tambero, que compite por
seguir al frente de la SRA, planteó que por efecto de la sequía "faltan u$s 6000
millones" en lo que es el aporte del campo a la economía argentina, una cifra
que puede subir dado que el clima del último mes (lluvias casi sin
interrupciones, elevada humedad y temperatura) le terminó de dar el golpe final
a una cosecha de soja y maíz muy golpeada.
¿Cómo vive el sector este momento de turbulencia financiera?
Es un momento complejo, cuando las turbulencias son tan fuertes no vienen
bien al sector, ni a la economía del país. Para el sector es lo mejor es tener
estabilidad para prever las inversiones, con los tiempos que nos da la biología.
En estos momentos, tenemos que ser muy responsables con las opiniones.
¿Qué opina de la decisión del Gobierno de recurrir al FMI?
Creemos que está bien, que debe utilizar todos los instrumentos que estén al
alcance. Es parte de volver al mundo.
Y debemos bajar el gasto público, que es el camino para enderezar la
inflación, que es la que erosiona todos nuestros precios en el mercado interno y
nos saca de competencia en el mundo. Sin lograr bajar la inflación, los
argentinos siempre estamos detrás del dólar.
Hay muchos que dicen que el campo se ve beneficiado por la fuerte devaluación
del peso...
El alza del dólar se refleja en los precios de los commodities, pero hay que
tener cuidado porque mucho de los costos de los agricultores están asociados al
tipo de cambio, como agroquímicos, fertilizantes, combustibles...que ahora
parece haberse desacoplado por un tiempo (por la postergación de incremento de
precios hasta julio).
Hay otros sectores, con productos menos transables, como la carne, la leche,
el pollo, que tienen sus precios en pesos, dependen mucho del mercado interno, y
sus costos suben al ritmo del dólar, así como también el alimento de sus rodeos,
porque cuando los granos aumentan, como hizo el maíz en los últimos días, se
incrementa el costo de alimentación de los animales. Así que se ajusta el
margen. Y el dólar es una de las variables, pero no la única.
¿Cuáles serían esas otras variables?
La alta presión tributaria, que además alcanza al costo de los servicios,
como la luz, que nos resta competitividad. Los productores estamos pagando entre
2 y 3 veces más por el servicio de electricidad que nuestros competidores y
buena parte tiene que ver con la carga impositiva, al igual que lo que sucede
con el combustible.
También está el costo del financiamiento, sobre todo en un sector que viene
de una sequía que dejará u$s 6000 millones menos que el año pasado, y que
podrían ser más por las lluvias de las últimas semanas y su daño en la calidad
de los granos. Y es un sector que se endeudó el año pasado en $ 60.000 millones
más que en el previo.
Entonces, con ese escenario, la fuerte suba en las tasas de referencia puede
frenar la siembra de trigo que ya empieza?
Hay preocupación en general en el sector agropecuario. Son actividades de
mucho volumen y rentabilidades bajas, si no tenés costo de dinero acorde se hace
difícil apalancar las inversiones. Justo en estos momentos de turbulencia no
podés tener nada a la vista, la gente hará sus cuentas y si tenes precios en
dólares atractivos a futuro, te calzás con eso. Habrá que ver cuál es la tasa
real que le termina dando a cada productor. Pero eso se verá después de la
turbulencia.
¿Cómo tomó el reclamo de Elisa Carrió para que el campo liquide los dólares
de la cosecha?
Claramente hay falta de información. Como primer concepto, los productores no
liquidamos las divisas, son los exportadores los que hacen negocio y el canje de
dólares. Además, el productor ya vendió buena parte de lo que logró cosechar y
que no se lo llevó la sequía o las lluvias de estas últimas semanas.
A fines de abril, según los cálculos del Instituto de Estudios Económicos de
SRA, los productores habían vendido 5% de soja menos que el año pasado, claro
que de una cosecha que terminará siendo, por efecto del clima, entre 30% y 35%
menor que la de 2016/17
Y no hay que perder de vista que las lluvias de las últimas semanas, con
calor y la alta humedad, dañaron la calidad de mucho de los lotes que no se
habían cosechado.
Y también hay que aclarar que la soja remanente del ciclo anterior no es tanta como algunos afirman (unas 11 millones de toneladas). Según nuestros cálculos, hay entre 3 y 4 millones de toneladas "viejas", similar a otras campañas.