La campaña 2017/18 parece no querer irse y quedará en la historia como una de las que mayores cambios de condiciones mostró en todos los ámbitos del negocio agrícola. Hablamos de cambios de precios de productos, cambios de valor de dólar, cambios de estados de humedad del suelo, con las consecuentes caídas de rendimientos en muchas zonas productivas y, por si esto fuera poco, la habitual incertidumbre en el ámbito institucional. Pero para no desordenarnos en el análisis vayamos primero a la situación actual de los productos agrícolas, para cerrar con un pequeño mensaje al tomador de decisiones.
Si bien pasó un poco desapercibido en medio de la “marea verde” de la semana pasada, recibimos un nuevo reporte mensual -en este caso el correspondiente al mes de mayo de 2018- por parte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). De este reporte, lo relevante para el mercado mundial de granos es que hicieron su primera estimación formal de oferta y demanda para el país del norte en la campaña que están sembrando. Campaña que acaba de acomodar el prematuro atraso en la siembra con el que había comenzado. Lo que debemos remarcar de este reporte es que mostró, para esta nueva campaña, recortes importantes en los stocks finales, tanto en maíz como en soja, respecto de la campaña 2017.
Estos recortes se dan principalmente por una caída en la producción estimada que tiene como causa principal la menor superficie a sembrarse, y por al lado de la soja, incrementos en la demanda total de la mano de un crecimiento en las exportaciones de algo más de 6 millones de toneladas.
Vale decir que no pocos amigos se enojaron con el USDA por este dato, pues suena al menos extraño que se de en medio de la tormenta de aranceles impuestos por China. Respecto de esto, no mucho más que plantear que arranca el año agrícola en aquel país con stocks finales estimados un 22% inferiores a los del año pasado, aunque no olviden que hay mucha pero mucha agua por correr bajo el puente todavía.
Mientras tanto, por casa, el centro de atención pasa por otro lado, en una campaña en la cual lo único constante fue el cambio. Hicimos presupuestos a principios de Julio 17 con un dólar posición Mayo 18 en el ROFEX en $19,45 y el viernes pasado cerró en $24,62; una Soja Mayo 18 en U$D 250/tn que el viernes pasado cerró en U$D 316/tn; un Maíz Julio 18 en U$D145/tn que el viernes mostró un ajuste de U$D 183/tn, y un Trigo Enero 18 en U$D175/tn que hoy vemos en U$D 250/tn. Claro que todo esto en un contexto de enormes caídas en las producciones (que aún no están cerradas) y mermas en las calidades, condiciones que en muchos casos y a pesar de las subas de precios generarán quebrantos económicos. Y en este extraño contexto las turbulencias actuales sobre el tipo de cambio, y la situación macroeconómica de nuestro país.
Ahora bien, ante este escenario tenemos, como siempre, la alternativa siempre tentadora de la “parálisis y observación pasiva”, comentarios y discusiones en grupos de amigos, mesas de café del pueblo y demás ambientes sobre si estamos o no “haciendo Patria”. Esta es siempre la más cómoda pero recuerden que no hacer nada implica decidir ser llevado por la corriente para ver a dónde nos deja. La opción menos cómoda es la de dejar los comentarios para el sábado a la noche y utilizar todo el “pragmatismo y la acción” que tengamos a mano, buscando tomar el timón de nuestro barco sin importar el tamaño que tenga, poniendo la proa rumbo al norte de la brújula que, en general, suele ser el resultado y la trascendencia en el tiempo de nuestras empresas agrícolas.
Y decimos esto último especialmente en esta época del calendario, en la que comienzan a escucharse prematuramente los primeros resultados de negociaciones de arrendamientos 18/19. Suele pasar, luego de campañas como la que se está yendo, que se incrementa la demanda y luego los valores de arrendamiento de los “buenos campos”, en algo que podríamos llamar el “vuelo a la calidad” de los arrendatarios, parafraseando al mundo financiero. Quienes buscan mayor estabilidad en la campaña 18/19 asumiendo reducir superficie y riesgo en zonas marginales.
Nunca olviden aquella frase de un gran amigo que alguna vez me enseño: “Hay que tener coraje para achicarse, pero no puedo ir detrás de la corriente, este año no pagaré delirios de arrendamiento, tengo que defender la vida de mi empresa”.
Por Ing. Hernán Fernández Martínez, analista y consultor independiente