Para enfrentar la crisis que se desató a mediados de la semana pasada por la disparada del dólar, y que recrudeció este jueves, el Gobierno se olvidó del gradualismo y apostó al shock. Atacó el problema desde dos frentes: el monetario y el fiscal.
Por el lado monetario, el Banco Central decidió llevar la tasa de interés de política monetaria al 40% anual, la más alta desde que arrancó el gobierno de Macri en diciembre de 2015, lo que refleja la magnitud del problema que enfrenta el Gobierno.
Adicionalmente, ensanchó el corredor de pases, llevando la tasa de pases activos (pesos que el Central les presta a los bancos), al 47% por operaciones a 7 días y al 58% para los pases a un día. También se obligó a los bancos a reducir su tenencia de dólares, lo que generaría una venta de divisas cercana a los 1.200 millones de dólares. Esta medida apunta, naturalmente, a correr del mercado a las entidades financieras, para sacarle presión al tipo de cambio.
Desde el lado fiscal, el ministerio de Hacienda anunció un recorte del gasto adicional para llevar el déficit primario de este año al 2,7% del PBI, contra el 3,2% pautado originalmente.
El efecto de los anuncios, coordinados, del Central y de Hacienda tuvieron un impacto inmediato en el mercado cambiario: el dólar cayó a $ 22,28 en el mercado minorista y a $ 21,86 en el mayorista. Tan significativo como esa baja, fue que el Banco Central pudo atravesar la rueda de operaciones sin vender un solo dólar de las reservas. No es poco, después de haberse visto obligado a desprenderse de 5.300 millones desde el lunes de la semana anterior.
La decisión de subir tres veces en una semana la tasa de política monetaria, hasta dejarla 12,75 puntos porcentuales por encima de la tasa que regía antes de la disparada del dólar, fue tomada el jueves por la noche por el comité de política monetaria del Banco Central, aunque se anunció ayer a las 9 de la mañana, al cabo de una nueva reunión del grupo de funcionarios del BCRA, con Federico Sturzenegger a la cabeza, que toma este tipo de decisiones.
Esta última reunión ocurrió a las 8 de la mañana, y una hora después se distribuía el comunicado con los nuevos valores de las tasas de interés. Media hora después, arrancaba la conferencia de prensa de los ministros Nicolás Dujovne y Luis Caputo.
El fuerte apretón monetario fue la propuesta que ofreció el Banco Central al reclamo concreto de la Casa Rosada, que el jueves a la tarde exigió tomar medidas para frenar la corrida cambiaria.
El comité de política monetaria lo integran, además de Sturzenegger, los vicepresidentes primero Lucas Llach y segundo Demian Reidell; el gerente general Mariano Flores Vidal; el subgerente general de operaciones Pablo Collazo y el subgerente general de investigaciones Económicas, Andrés Neumeyer.
Este comité encaró la crisis que arrancó la semana pasada priorizando la venta de reservas, pero esa defensa del tipo de cambio fue desbordada rueda a rueda. Por eso hubo una primera suba de tasas de 300 puntos el viernes pasado y otra similar el jueves, que no lograron funcionar como dique para contener la demanda de dólares que motorizaron, sobre todo, inversores que estaban posicionados en Letras del Banco Central.
La aceleración de la crisis llevó al Central a jugar ayer muy fuerte. Y al menos por las primeras horas que siguieron a esa decisión, esta vez sí habría dado con la dosis más o menos justa de rigor monetario como para llegar a un nuevo equilibrio en la demanda de dinero que mantenga conformes a los que tienen pesos, al ofrecerles una tasa de interés atractiva como para que, al menos por ahora, no busquen pasarse a dólares.
Ayer, los que invertían en Lebacs podían obtener una tasa del 36% anual para los papeles más cortos. El martes 15 se producen vencimientos por casi 600.000 millones de pesos y se verá qué pasa con una renovación que hasta ahora vinieron resultando más o menos rutinarias y sin sobresaltos para el Banco Central.
Es verdad que los fondos que operan en estos títulos no tienen que esperar a una licitación para entrar o salir de ese mercado. Lo pueden hacer en cualquier momento a través del mercado secundario. De hecho las fuertes ventas de estos papeles que desataron la corrida se hicieron a través de dicho mercado.
“Muy contundente la acción del Gobierno para frenar la corrida” señaló el economista Fausto Spotorno (OJF y asociados) , en línea con la opinión de otros colegas.
“El Central y el Gobierno ganaron una batalla: el dólar bajó y los bonos subieron, ahora todo depende de reactivar la oferta de dólares para financiar la restricción externa y surfear los tres frentes políticos: suba de tarifas, ley de mercados de capitales y reforma laboral” expresó por su parte Federico Furiase, de Eco Go.
En el Gobierno, en Hacienda y en el Banco Central saben que esto es una pelea a diario, y que además juegan los factores externos sobre los que no se puede influir. La situación sigue siendo delicada, de eso no cabe ninguna duda.