El conflicto comercial entre los Estados Unidos y China, que pareciera agravarse con la decisión de la Administración Trump de atacar diferentes objetivos en Siria, ya que acerca posiciones entre chinos y rusos, genera estruendos en todo sentido que, por supuesto, afectan la plaza granaria internacional.
Más allá que finalmente "la sangre pueda no llegar al río", la decisión de China de eventualmente imponer aranceles a las importaciones de soja estadounidense, se "cuela" de manera profunda en un mercado que ya venía lacerado por las pérdidas ocasionadas por la sequía en la Argentina. Situación que se agudiza con el informe del USDA sobre área y stocks estadounidenses difundido el pasado 29 de marzo, donde sorpresivamente, y contrario a lo esperado, dicho organismo redujo la estimación de área a implantarse con soja en el ciclo 2018/2019 en los Estados Unidos, al tiempo que recortó -por encima de lo esperado- la superficie de maíz.
Todo lo anterior pareciera comenzar a incrementar la variabilidad de precios en el mercado de granos en general y en el de la oleaginosa en particular. Ello se hace notar en los "premios" que nuestra soja tiene sobre la plaza de referencia, llegando a ubicarse en más de 40 dólares por tonelada por encima de la posición correspondiente de Chicago. Claramente, ello resultaría demasiado en condiciones normales y en plena cosecha sudamericana, pero cuando se mezclan la sequía y los conflictos geopolíticos/comerciales, todo puede ocurrir.
Mientras todo esto va decantando y, lógicamente, el paso del tiempo lo va ordenando, la exultación por parte de aquellos productores que no han perdido algo o mucho de la cosecha se nota en los buenos márgenes que se logran a los actuales niveles de precios. Más aún, se celebran las mayores compras por parte de China y mucho más si ello podría "desacoplar" los precios en estas latitudes respecto de Chicago. El momento culmine se daría si el gigante asiático estuviera pensando en ir más allá "arrebatándole" de alguna manera el mote de mercado de referencia a Chicago para redireccionarlo a alguna plaza de Sudamérica o incluso hacia China.
Sin embargo, particularmente no he escuchado a nadie hasta el momento presentar una discusión seria sobre si eventualmente esta situación pudiera resultar beneficiosa para nosotros. Muy por el contrario y como "convidados de piedra" somos testigos silenciosos de un conflicto entre dos grandes potencias, pero del que nosotros somos protagonistas ineludibles.
Probablemente en un tiempo, la cuestión ya se encuentre dirimida y el comentario vertido en estas líneas no tenga ya sentido. Pero, en el mientras tanto, los Estados Unidos muele soja en niveles récords y eso es justamente lo que deberíamos estar haciendo en la Argentina. Para seguir con mucha atención.