Rindes muy bajos
"En el sur de Santa Fe los rindes de soja de primera se ubican 20-25% abajo de lo esperado un mes atrás, que era el 70-80% del promedio histórico. Además, los rindes de soja de segunda son pésimos: 8, 10 o 15 quintales por hectárea, según zonas, porque los cultivos nunca recibieron lluvias importantes y desarrollaron todo su ciclo en condiciones de estrés", observa un asesor que trabaja en la zona. Los maíces de primera se beneficiaron con un poco más de agua y alcanzan los 70-80 quintales. "La mayoría de los de segunda, que prometían no más de 20 quintales, se picaron o pastorearon directamente", agrega.
Maní en problemas
Por otro lado, muchos productores de maní tienen una perspectiva de resultado económico sombrío porque no saben si podrán arrancar los clavos. Hay que considerar que la implantación de este cultivo exige US$2000 a 2500 por hectárea entre costos de producción y el alquiler de la tierra. Más allá de eso, en la zona sur de Santa Fe y en muchas otras la humedad sigue siendo insuficiente. "En las últimas semanas cayeron 40 milímetros en Rufino en tres lluvias, pero la napa siguió bajando y la época de buenas precipitaciones (marzo-abril) se va terminando sin registros importantes", comenta el técnico.
No cierra la cuenta
En general, los productores están muy necesitados de fondos y casi todo lo que se cosecha se entrega y cobra para pagar cuentas. Muchos pools de siembra enfrentan una situación muy ajustada porque vendieron el 70-80% de la soja anticipadamente a US$260. Dentro del abanico de productores independientes, los que llevan la peor parte son los agricultores puros de escala reducida y los arrendatarios. En cambio, los productores mixtos pueden echar mano a la hacienda para tapar baches financieros y los agricultores grandes pueden buscar fondos en los bancos con posibilidades de obtenerlos.
Por: Carlos Marin Moreno