CÓRDOBA.- Por efecto de la sequía, este año el mercado de máquinas de cosechadoras registraría una baja de entre el 25% y el 35% en la inversión respecto a 2017, con lo que pasaría de US$850 millones a US$580 millones. Las estimaciones son de los técnicos del INTA Manfredi.
El año pasado fue récord de inversiones en la maquinaria agrícola con US$2200 millones con motor en el rubro de las cosechadoras con US$550 millones, una cifra que sumada a todo el equipamiento (tolvas, cabezales maiceros, girasoleros y draper, casillas y tanques) totalizó US$850 millones.
Si bien la suba de precios internacionales compensaría, en parte, la pérdida de producción habrá una baja del ingreso de divisas al país y el campo. Esa caída es importante por la representatividad porcentual de la renta reinvertible en los productores de granos en esta campaña y también en la próxima siembra 2018/19.
El reporte señala que contratistas y productores de la mayoría del área núcleo no tendrán capacidad de inversión pero sí de endeudamiento y ahí la herramienta del crédito con tasas subsidiadas (públicas y privadas) pueden ayudar a pasar el año "sin despidos en las fábricas que producen en el país, puestos de trabajos muy vulnerables".
Advierten que los importadores y ensambladores tienen posibilidades de vender su producción en 70 a 80 países, "en cambio el fabricante local seguirá la tendencia bajista del mercado local".
En ese contexto, apuntan que se deben orientar políticas activas del Estado para "jerarquizar y aumentar la competitividad de la industria nacional en esta contingencia de mercado climático y en el mediano plazo".
"Los que fabrican con más de 60% de componentes nacionales son los que dan los puestos de trabajo de lo cual viven una gran cantidad de pueblos y ciudades del interior productivo", agregan.
Además, señalan que, con este escenario de situaciones climáticas adversas, sería "inteligente" tomar precauciones y adoptar programas para el mercado este año y parte del que viene.
También insisten en la necesidad de un seguro multirriesgo: "El sistema productivo agrícola argentino prácticamente sin cobertura se transforma en tremendamente vulnerable en lo económico y social".
Tendencias
Respecto a la evolución de productos, la potencia media, ancho de cabezal y capacidad de tolva crecieron a razón de un 6% anual en la última década.
Por esa situación se volvió hacia diseños con lonas acarreadoras, pero esta vez construidos en base a compuestos que le otorgan mayor durabilidad. En la Argentina, la historia de los cabezales draper se inició hace más de 10 años, existiendo en la actualidad un mercado de 10 empresas que permitieron equipar 1700 cosechadoras con este tipo de cabezales, a las que hay que sumar 140 reformas de cabezales a sinfín transformados a lona.
Este crecimiento en tamaño fue acompañado con la incorporación de una serie de equipamientos hidráulicos y electrónicos, electrónica de hardware que conectados con software específicos y actuadores permitieron la automatización del funcionamiento, mantenimiento y regulación de la cosechadora en el campo, consignan.
El valor promedio de las cosechadoras también aumentó de U$S200.000 por unidad en promedio en 2000 a U$S380.000 en 2010 hasta U$S 550.000 en la actualidad.
El INTA Manfredi define al mercado argentino de cosechadoras como "irregular", porque comercializó 1041 unidades por año (en el promedio de los últimos 10), pero con variaciones que van desde 622 a 2017 unidades anuales.