Casi 12 millones de toneladas menos de soja y maíz que las esperadas al comienzo del ciclo. Pero la realidad micro también es negativa. Es que cada kilo de soja o maíz que no se cosechará por falta de agua desencadena una serie de consecuencias que se sentirán a lo largo del año en las decisiones de los productores.
"Habrá menos dinero circulante y el índice de endeudamiento, en general, será mayor", explica el consultor Alejandro Meneses, de la firma Zorraquín+Meneses. "Un productor que haya sido afectado en un ciento por ciento por la sequía tendrá menos capital para invertir en la siguiente campaña agrícola", añade. El especialista aclara que las consecuencias pueden no ser tan negativas para aquellas empresas agropecuarias que tienen su producción diversificada en regiones no afectadas por la falta de lluvias. Y destaca que los perjuicios no se limitan solo a la agricultura, sino que también se extienden a la lechería y a la ganadería. Caen las reservas forrajeras y suben los precios de los granos destinados a la alimentación animal.
Entre las decisiones de los productores que quedarán en revisión si la situación no se modifica están las que el campo pone en marcha cada vez que tiene una buena cosecha: desde cambiar la camioneta y comprar un tractor nuevo hasta gastar más dinero en el pueblo. Un estudio de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) calculaba que el 70% de los gastos y la inversión de la producción agropecuaria vuelve a los lugares de origen.
Algunos advierten que la onda recesiva de la sequía ya se está sintiendo, con la baja del consumo. Otros, en cambio, explican que el efecto negativo no se advierte en las ciudades del interior porque la cosecha de trigo fue buena y la campaña agrícola anterior, en términos generales, fue positiva.
"Las empresas agropecuarias están ante una situación compleja, en estado de alerta por el resultado productivo y económico proyectado a consecuencia de la sequía", advirtió ayer un informe de los grupos CREA. Según estimó, frente a un escenario probable de caída de la cosecha de entre el 15 y el 20%, los productores perderían ingresos por 2150 millones de dólares.
Salvo que en las próximas dos semanas caigan lluvias por 100 milímetros, algo que no auguran la mayoría de los pronósticos, todo parece indicar que las consecuencias económicas y sociales de la escasez de lluvias se sentirán a lo largo del año.