Se autocumplió la profecía. A veces acusados de exagerados y hasta escandalosos, los productores agropecuarios tuvieron razón, aun en desmedro propio. Hace casi 50 días, en las localidades bonaerenses de Pergamino y Chivilcoy pedían por lluvias bajo un sol abrasador y una temperatura de 38 grados: los cultivos comenzaban a mostrar síntomas de déficit hídrico en el momento en que definían su potencial de rendimiento. Otros sectores de la economía miraban con desconfianza a esos mismos productores que solo tres meses antes se quejaban de las inundaciones del año pasado.
Pasaron 47 días desde que Marcelo Testa, productor y contratista junto a su hermano Carlos, en una recorrida realizada el 12 de enero junto a LA NACION repetía: "Ya, ya; tiene que llover ya". Y no ocurrió. O sí, pero no alcanzó: 4 milímetros en enero y 15 en febrero fue el magro saldo de lluvias en los lotes que trabaja en Manuel Ocampo, a 15 kilómetros de Pergamino.
Ayer, mientras terminaba una recorrida, explicó: "En ese momento tenían que llover 90 o 100 milímetros. A los maíces tempranos sembrados los primeros días de septiembre les faltó lluvia para darle peso al grano. La soja de primera tuvo exceso de temperatura y no recibió agua, lo que produjo aborto de flores y chauchas". Con respecto a la de segunda, Testa explicó: "Hay que evaluar los próximos 20 días si seguimos gastando insumos o la damos de baja".
Pero las generalizaciones, absurdas como en la vida, también lo son en el sector agropecuario. A solo 20 kilómetros de Ocampo, en la zona de Pinzón, Arbolito y Carabelas, se observan lotes de soja en todo su esplendor. ¿Cuál es la razón? En principio, la disparidad de lluvias dentro del partido de Pergamino: mientras que en Pinzón cayeron 70 milímetros en dos meses, en la zona donde cultiva Testa llovió casi 20. En segundo lugar, la profundidad de las napas: en la primera zona están a 1,20 metros bajo tierra, y en la zona de Ocampo, Peña y Acevedo, a cinco, según afirmaron a LA NACION. Al respecto, Silvio Illia, productor de la zona de Pinzón, dijo que la soja se "recompuso bastante". "Me solidarizo con el resto de los productores que viven una situación drástica. Hay descontento por el aumento del impuesto inmobiliario rural del 59%, y de contratistas que no pueden cumplir con los compromisos pactados", afirmó.
En los primeros diez días de enero algunos productores hablaban de un 30% de pérdidas en los rindes de soja de primera. Testa explicó: "Un mes antes de la cosecha, los que producimos cereal en campos arrendados estamos complicados. Hay lotes de maíces de primera que van a rendir entre 40 y 50 quintales por hectárea y otros, 80/90. En soja, habrá campos de 20 quintales y otros de 35/40".
Por su parte, el ingeniero Daniel Lavezzari, asesor privado, explicaba a principios de año mientras arrancaba un maíz de raíces secas: "Necesitamos una lluvia generalizada y uniforme de 40 a 50 milímetros". Desde ese entonces, el profesional confirmó que mientras en algunas zonas llovió 50, en otras cayeron 25 y en algunos lugares nada. "La peor situación la atraviesa la soja de segunda sembrada sobre rastrojo de trigo; le sigue la soja de primera, y finalmente el maíz de primera. Todos los cultivos de segunda están muy mal porque desde que se sembraron no llovió", afirmó.
Además dijo que los productores están muy preocupados: "Siguen los aumentos de tarifas, de gasoil y de impuestos provinciales y municipales. Los campos alquilados van a ir a pérdida. En Pergamino el 60% de la superficie se alquila", explicó.
Jorge Calandri, encargado de la comercialización de granos en Mario Calandri e hijos, dijo: "La venta de soja y maíz está paralizada por el temor a no tener cosecha, y los productores esperan que puedan seguir subiendo los granos". Añadió que para los próximos diez días no hay expectativa de lluvias y explicó que la ciudad comenzó a sentir la preocupación del campo. "Se nota en los comercios, en las industrias y en los servicios. Temen que tenga un impacto en la economía general".
El viernes 12 de enero la soja disponible cotizaba en $4950 pesos por tonelada. Ayer, el precio fue de $6200. Desde que LA NACION recorrió los lotes en Pergamino, el grano aumentó su valor en un 25,25% por el impacto de la sequía que padecieron los cultivos. En cuanto a la soja de la nueva cosecha, la transición fue de 260,50 a 300,30 dólares, un incremento del 15,28% para la posición mayo en el Mercado a Término de Buenos Aires.
Por su parte, en Chivilcoy, el productor Fernando Solari observaba con resignación su campo en Achupallas, a 30 kilómetros de la ciudad. "Desde principios de enero llovió 20 milímetros: esperamos 50 a 60% de merma en el rendimiento de maíz temprano, 70% o más en maíz de segunda sobre arveja, 50% en soja de primera y 70% en soja de segunda", explicó. Además, calcula que se perderá el 50% del capital operativo, la cantidad necesaria de dinero para poder volver a sembrar sin incluir bienes de uso como maquinaria o camionetas.
En Córdoba
En tanto, en Córdoba, la sequía afecta a la zona núcleo y las proyecciones de la Bolsa de Cereales marcan una fuerte caída de los rendimientos para el maíz (13%) y la soja (11%) de siembra temprana. En la entidad remarcaron que es uno de los veranos más secos de los últimos años: en 2017 en febrero ya habían caído entre 350 y 370 milímetros frente a una media de 15 este mes.
Carla Zencich, productora de cereales de Cavanagh, en el sudeste cordobés, señaló: "Vemos muy afectados los rendimientos de la soja de segunda y el maíz tardío. Hay millones en juego en esta región".
En Cartez, Gabriel de Raedemarker admitió que la rentabilidad y el flujo de capitales serán impactados, pero reconoció que la situación en la provincia es muy dispar: mientras que en el norte ya se podría declarar la emergencia, en el sur, si lloviera, podría haber alguna recuperación. Raedemarker estimó pérdidas en US$4500 millones por una baja de la producción del 20%.
Hugo Biga, productor de Marcos Juárez, dijo que la falta de agua está "pegando muy fuerte" y que "se salvan las zonas que estuvieron inundadas en 2016 y 2017 por el efecto napa". Además, describió que desde Marcos Juárez hacia el sur el maíz todavía está sin daños. "En el resto es muy preocupante: a la baja de producción hay que agregarle lo que se perderá por la caída de la calidad. Sin entrar las máquinas, ya el daño es del 60%". También mencionó la preocupación que existe entre los corredores porque hay contratos en riesgo.
Rufino Gutiérrez, productor de Arias, coincidió en que hay panoramas diversos en función de la zona, pero advirtió que "habrá un impacto económico en las localidades: menos toneladas para transportar, menos combustible para vender y menos para cosechar". Además, los pronósticos de lluvias siguen siendo malos, por lo que no hay expectativas de una recuperación significativa.
Le pidieron al santo que llueva
En Oratorio Morante, un pueblo de apenas 80 habitantes ubicado al sur de la provincia de Santa Fe, los vecinos y productores realizaron anteayer una procesión con su santo patrono, Vicente Ferrer, para solicitarle una lluvia que pusiera fin a la sequía en la región. Minutos antes de que finalizara la procesión, se registraron algunas precipitaciones.
Marcelo Testa, productor y contratista: "La soja de primera que sembramos tuvo exceso de temperatura y no recibió agua, lo que produjo aborto de flores y chauchas"
Silvio Illia, productor en Pergamino: "Hay descontento por el aumento del
Inmobiliario Rural del 59% y de contratistas que no pueden cumplir con
compromisos"
Fernando Solari, productor en Chivilcoy: "Esperamos un 50 a 60% de merma en el
rendimiento de maíz temprano, 50% en soja de primera y 70% en soja de segunda"
Jorge Calandri, encargado comercial de un acopio: "La venta de soja y maíz está paralizada por el temor de no tener cosecha, y los productores esperan que sigan subiendo los precios"
Daniel Lavezzari, ingeniero agrónomo: "Siguen los aumentos de tarifas, de
gasoil y de impuestos. Los campos alquilados van a ir a pérdida"
Hugo Biga, productor de Marcos Juárez: "A la baja de producción hay que
agregarle la caída de la calidad. Sin entrar las máquinas, ya el daño es del
60%"
Con la colaboración de Gabriela Origlia, en Córdoba