MONTEVIDEO.- La producción agropecuaria uruguaya termina 2017 con un
crecimiento del 0,52% y las proyecciones para el nuevo año son de estancamiento
con leve suba (+0,01%). Eso se da en una economía que crece desde hace quince
años y cuyo producto interno bruto general aumentará en torno del 3% en el año.
Las estimaciones están en el reporte de fin de año elaborado por los técnicos
del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca del gobierno de Tabaré Vázquez.
El dato global puede esconder realidades diferentes para los sectores del campo.
La producción de carne vacuna del ejercicio 2016/17 fue un 3,8% inferior a la del ejercicio anterior, caída que "se explica por un descenso del orden de 3% de los inventarios" (los cuales cortaron una racha de cinco años consecutivos de crecimiento), mientras que la faena y las exportaciones en pie aumentaron (14% y algo más de 7%, respectivamente, en kilogramos de peso vivo). Al cierre de 2017 la faena está apenas por debajo de los niveles de un año atrás y las exportaciones en pie tienden a seguir firmes.
La Oficina de Programación y Política Agropecuaria destaca la "mayor presión
de extracción sobre el rodeo vacuno y, en consecuencia, la obtención de menores
pesos vivos en promedio".
Las exportaciones de carne bovina de Uruguay crecen en volumen, pero los precios promedio se mantienen algo por debajo de los obtenidos el año anterior. Al cierre de 2017 se prevé que las exportaciones de carne vacuna aumenten un 3% en valor, tanto este año como en 2018.
La producción de carne ovina registró un incremento de casi un 6% medida en
cabezas (2016/17) contra la zafra anterior, pero ha venido en tendencia
decreciente desde el 2009. Las exportaciones de carne ovina aumentaron un 11% en
valor, lo que se debe al incremento de 18% de los volúmenes comercializados.
Para 2018 se estima que seguirá la tendencia de crecimiento.
Sobre la producción de lana, se proyecta una aumento del 5% en volumen para esta zafra. Para el próximo año, las previsiones son de un descenso de 1%.
El resultado de la agricultura extensiva estuvo marcado por reducción del área total sembrada durante la zafra 2016/17, lo que fue más que compensado por el aumento de rendimientos medios. Eso determinó un aumento de la producción en la mayoría de los rubros relevantes, a excepción del trigo y el maíz.
La cosecha de soja dio un salto del 46% en la zafra 2016/17 y alcanzó niveles históricos. Eso fue posible por las buenas condiciones climáticas durante el desarrollo del cultivo, que propiciaron la obtención de rindes históricamente altos. Para la zafra 2017/18 se espera que la producción descienda por la caída de los rendimientos medios, aunque el área cultivada se mantendría relativamente constante.
En tanto, el área sembrada con trigo registró su tercera caída consecutiva (en esta zafra fue de -35%), como consecuencia de persistentes márgenes económicos negativos en las tres últimas zafras. Para el nuevo ejercicio se espera que tanto el área cultivada como los rindes medios vuelvan a caer (por condiciones de clima desfavorables en etapas clave), lo que derivará en una menor producción para 2018.
Por las buenas condiciones climáticas y por la obtención de un rinde récord, de casi 8,6 toneladas por hectárea, la producción de arroz cierra el ejercicio con una suba del 6%, aunque el área cultivada se mantuvo en niveles similares a los de la zafra anterior. En cambio, para la próxima zafra se proyecta un descenso del área sembrada de entre el 7 y el 10%, con estabilidad de precios y aumento de los costos, por lo que se estima que habrá descenso de la producción. En granos forrajeros, para la zafra 2017/18 se prevé una menor oferta de maíz y de sorgo. La cosecha de cebada se expandió hasta niveles históricos en 2016/17, pero ahora se proyecta una baja importante.
En tanto, luego de tres años de caídas, la producción lechera crecería al cierre de 2017 en alrededor de un 6,5%, debido al repunte de los precios internacionales y a la incidencia de condiciones climáticas favorables.